Magia y poder [Rebekah]

¿A quien en su sano juicio se le hubiera ocurrido ir a la escuela en un sábado? Por supuesto, James lo hacía con tal de no estar en su casa y el hecho de que se hubiera unido a ser voluntario los sábados para trabajos comunitarios en la escuela solo era una tapadura para no tener que ir a su casa y no someterse a las, a veces, molestas prácticas de su madre. Sabía que estaba mal faltar y que solo lo hacía para que sus poderes aumentaran, pero realmente era extenuante el entrenamiento y necesitaba descansar, así fuera con mas trabajo, pero necesitaba desligarse un poco de la magia. Ese pensamiento era algo extraño, al fin y al cabo hacer magia era lo que mas adoraba, pero no al punto de verse obligado a tomar lecciones de mas de 10 horas para practicar, a pesar de que su nivel mágico estaba aumentando a estándares bastante buenos.

Entró a la escuela por la puerta principal y se dirigió al gimnasio, donde uno de los profesores le diría lo que tendría que hacer. Al llegar observó su reloj y se dio cuenta de que había llegado muy temprano y que lo más probable era que no llegara nadie hasta dentro de un buen tiempo, de modo que no tuvo ningún reparo en salir del lugar y dirigirse a la cafetería para encontrar un lugar donde sentarse y pensar o hacer cualquier otra cosa que mantuviera distraída su mente. Entró y se sentó en la primera mesa que encontró, desconectándose por unos momentos del lugar, pero unos pasos lo devolvieron a la realidad. No se hubiera alarmado de no ser por la esencia que sentía en la persona que se acercaba. Ya había tenido esa sensación antes y no se equivocaba: la persona a la que pertenecía el sonido de los pasos no era otra cosa sino una criatura de la noche.

La puerta se abrió lentamente dejando entrever a una chica rubia, y la alarma de James se tornó pronto en confusión, siendo que la joven que había entrado y a la cual pertenecía la esencia era una de las lideres porristas de la escuela, una de las mas populares que había entrado recientemente y con la que James jamás había tenido la oportunidad de hablar, No le habló, sino que se quedó observándole, mientras esta hacía lo mismo. Los gestos de James no delataban en lo absoluto su alarma, sino que trataba de mantener una compostura relajada y tranquila y su gesto se curvaba hacia una sonrisa encantadora y seductora, pues al fin y al cabo esta le salía de forma natural al ser la joven realmente hermosa.