{#}Un reencuentro inesperado {Jake}

Por fin habían terminado ya las clases del instituto, y tenía toda una tarde por delante sin nada que hacer la verdad. No me apetecía en absoluto volver a casa, menos ahora que vivíamos todos juntos, Adam, Cassie y Diana, vivir con Melissa no me importaba en absoluto, pero mi mejor amiga parecía estar distanciándose de mí, y juntándose más con Cassie y Diana, lo cual me disgustaba bastante, pues por mucho que tratara de engañarme, no me gustaba estar sola.
Eché a caminar hacia el bosque, pues quería ver la cascada que allí se ocultaba, de paso practicaría un poco con mis poderes, eran lo único que lograba causarme algo de distracción.
Ya habían matado a uno de nosotros, pero ya no lo harían más, haría lo imposible para salir con vida de todo esto.

Caminé por la carretera hasta llegar a un pequeño sendero que conducía al bosque. En nada me adentré en la maleza, viendo como el sol iluminaba todo de una manera tenue y algo difusa. Atravesé caminos llenos de piedras y malezas, hasta que pude captar el sonido del agua, sonreí de lado y seguí caminando. En nada pude ver una hermosa cascada de agua cristalina, era muy hermoso todo la verdad. Si no fuera porque estamos en invierno hasta me habría dado un chapuzón. Aunque ya no quedaba casi nada para la primavera, hacía frío.

Me acerqué a la orilla de la cascada y dejé en el suelo la mochila y yo me senté. Extendí mi mano hacia el agua, y pronunciando unas palabras, vi como salía el agua y la controlaba, haciendo bolas con ella. Era bonito y a la vez practicaba para controlar el poder. Estaba todo muy tranquilo, hasta que escuché una rama romperse por unos pasos que también escuché.
Me levanté y miré hacia donde venía el ruido.
-¿Quién hay?-inquirí.

Justo en ese instante en el que me giraba y el viento venía a despeinar mis cabellos, me quedé con una sonrisa pícara y socarrona dibujada en mi rostro. De todo el mundo que podía encontrarme, tenía que encontrarme con Jake, Jake Armstong, el hermano del difunto, el que primero había sido un cazador de brujas y que ahora formaba parte de nuestro círculo, aunque había hecho muy buenas migas con Cassie, como no, la rubia desvalída y huérfana, la muy idiota, blandengue y estúpida.

-¿Qué haces por aquí? ¿qué me estabas siguiendo o algo por el estilo?-dije enarcando una ceja divertida.
No sé por qué estaba aquí, realmente habría sido por casualidad, pero ya que estaba, me divertiría un rato y bueno sería algo cruel con él, ya que estaba coladito por Cassie, y ella le había dado calabazas por Adam.

Me acerqué a él, y me lo quedé mirando.
-¿O es que Cassie y Adam te han echado?-dije con intención de fastidiarle un poco.
Realmente sabía lo que él hacia, quería a Cassie pero no podía tenerla, y bueno, se quedaba solo y aburrido. Por lo que habría dado a salir un paseo.

Sonreí irónicamente pues bien sabía que eso era una mentira demasiado grande, la verdad, sabía pelear, era como yo, un carácter fuerte. Le miré y solté un bufido con aire cansado la verdad. Esto de estar siempre peleando y luego liándonos era un verdadero quebradero de cabeza. Y bueno, la verdad, eso ya era algo que cansaba demasiado.
-Oh vamos Jake, si piensas que me importa eso estás demasiado equivocado, parece mentira que aún no lo sepas... pobre de ti, amigo mío.-dije mientras daba una vuelta alrededor de él.

La verdad que por ahora y en aquel instante, lo único que me importaba realmente, era que por qué seguía con nosotros. La verdad que me imaginaba cual era su razón, Cassie Blake. La verdad que esperaba escuchar que escusa iba a utilizar.
-Bueno, la verdad con todas las cosas que pudieras estar haciendo, tenías que estar con nosotros, la verdad es que por lo que veo no te cansas de seguir a Cassie como un auténtico perrito faldero, ¿no?-dije con una sonrisa realmente divertida.