De regreso a Mystic Falls {James}

Aquel verano, mucho mas que un descanso había sido un completo infierno por la sencilla razón de que Alyssa Doherty había decidido enclaustrar a su hijo durante dos meses en su casa para enfocarlo en sus estudios. Y a pesar de que James disfrutaba de las clases de magia que tenía con su madre, las demás clases privadas no podían ser otra cosa sino un martirio. Las personas que tomaban una educación sistematizada solían tener una o dos horas de un tema y no se cansaban tanto, mientras que al joven Cromwell le imponían en ocasiones hasta cuatro horas de historia, literatura o calculo para aprovechar mas el tiempo y dedicarse de mejor manera a la magia.

Sin embargo, completamente exhausto por las clases forzadas y tediosas, habló con su madre en una conversación mas o menos civilizada (Por no mencionar las hordas de hechizos que se produjeron en la biblioteca de la Mansión Cromwell cuando Alyssa escuchó la propuesta de su hijo y la batalla que se sucedió después) y logró convencerla de que, al menos por un año, James pudiera disfrutar los placeres de una educación estandarizada y dejara las últimas semanas del verano para su descanso personal con la firme promesa de que se mantendría siempre firme con las extenuantes y arduas clases de magia que cada tiempo libre le permitiera.

De tal forma, en el primer momento en que las palabras "salir" salieron de la boca de su madre, James se preparó para poder disfrutar de la libertad que le había sido privada hacía bastante tiempo con todas esas clases obligatorias en casa. Caminó un rato por el pueblo, sin importarle que estuviera lloviendo a cantaros, pues la alegría dada por la libertad era lo suficiente como para que no le importaran en lo absoluto detalles minúsculos como el clima. Se detuvo en el parque para admirar un poco la naturaleza o la sencilla belleza del pueblo, cuando en la lejanía vio un pequeño bar llamado Mystic Grill que le traía bastantes buenos recuerdos. Se encaminó hacia el lugar, evocando aquellos momentos y charlas del juego de billar que mantuvo con cierta señorita que le pareció demasiado interesante, a pesar de tratarse de otro ser perteneciente al mundo sobrenatural.

Cuando entró al bar, su mirada se enfocó en las mesas de billar, como si tuviera la vana esperanza de que ella se encontrara en el mismo lugar donde habían ejecutado su juego del cual obtendrían mucha información uno del otro. Por supuesto, no la encontró allí, y sintió un amargo desasosiego que pronto se convirtió en alegría al notar una figura conocida en una de las mesas cercanas a la puerta. La joven rubia se encontraba empapada, como era de esperarse, y se podía ver que tomaba despacio una bebida caliente para trasmitirse algo de calor. Con paso firme, se acercó a la mesa, y cuando llegó, Isabella aún no le había visto.

- Pienso que tomar o comer algo siempre se disfruta más con la compañía de alguien. ¿Me permites sentarme? - Dijo con todo el misterio que su voz le permitió.

No pudo ocultar la sorpresa de su rostro cuando Isabella lo recibió con un fuerte y emotivo abrazo, puesto que la chica no había sido demasiado unida a James desde que se conocieron, sin embargo, él sintió igualmente una enorme alegría al encontrarse con ella primero. Le encantaba tener su libertad de nuevo y ese día iba a ser específicamente para Isabella, el siguiente sería para cualquier otro conocido que se pudiera encontrar. Rió un poco cuando escuchó la broma de la joven y se sentó cuando ella le invitó a hacerlo, de modo que empezara con el bombardeo de preguntas que estaba esperando. Aunque las palabras de la chica no eran las que él esperaba, por lo que dedujo que ella habría estado por fuera todo el verano y no se habría dado ni cuenta del enclaustramiento del que había sido victima el Cromwell.

- No he viajado a ningún lado y tampoco he salido del pueblo. De Alice y Seth no sé nada y no los he visto en la hora que llevo de libertad - Le complació el gesto interroganto lanzado por Bella, de modo que soltó una sonrisa - Desde que comenzó el verano, he tenido que estar todos los días desde dos a cuatro horas estudiando ciencias, matematicas, geografía y...demás cosas. Eres la primera que me encuentro desde que hablé con mi madre y me permitió descansar,

Un camarero se acercó a la mesa y James, teniendo en cuenta que estaba empapado y por tanto muriendose de frío, pidió una taza de café y pidió que no le pusieran azucar al café sino que trajeran directamente la taza. No le gustaba las cantidades que colocaban de azucar y el lo prefería bastante mas dulce de lo adecuado. Preguntó a Isabella si no deseaba pedir algo más y tan pronto como el mesero se fue, prosiguió con su pregunta.

- Y tu, ¿A donde fuiste? Porque si no supiste de mi encierro imagino que no estabas en el pueblo.