Huyendo de los problemas [Alek.Bright]

Estaba harta de todos los problemas que no paraba de aparecer, parecía imposible, pero siempre que pasaba algo malo, la vida se torcía de tal manera que lo siguiente siempre sería algo peor. Me empezaba a cansar de eso, pero por otro no tenía más elección. En el caso de que me pudiera ir, que no lo haría, porque debía quedarme a proteger a mis amigos y mi madre, a dónde iría... iba a vivir para siempre, ya no envejecería, no iba a tener una vida normal, no iba a tener hijos... y no pensaba vagar por el mundo eternamente sola. En ese pueblo, estaba mi vida. A pesar de que últimamente se hubiera llenado de varios seres más, pero ganaríamos nosotros, o al menos en las películas siempre ganaba el bueno.

Salí de casa y me subí en el coche, arranqué y empecé a pasar por decenas de calles. Necesitaba un lugar tranquilo, donde poder simplemente pensar sin tener que estar alerta de que alguien me fuera atacar... no sé si fue mi inconsciente o el que, pero acabé en la playa. Ni siquiera recordaba con total nitidez como había llegado hasta ahí. Sin embargo, era buena idea, era invierno, en estas épocas del año poca gente pasaba por ese lugar.

Me bajé del coche y presioné el botón del mando para conectar la alarma, metí las llaves en el bolsillo. Bajé el pequeño camino que separaba el estacionamiento de la playa. Me saqué los zapatos dejándolos ahí, dudaba que alguien se los fuera a llevar. En ese momento me di cuenta que no era la primera en tener esa idea, había los zapatos de un chico un poco más allá. Levanté la vista en ese instante buscando el dueño de los mismos. Puede que fuera que simplemente alguien los dejara ahí y nunca lo cogiera, pero también podía ser que hubiera alguien por ahí rondando... "no pienses mal, relájate, es alguien normal" - pensé para mi misma.

Logré ver desde lejos la figura de un chico, duda despejada. Me pudo más la curiosidad que otra cosa y me acerqué a él, no me sonaba de la zona y normalmente en Mystics solías conocer a la gente de tu edad, o al menos de vista. Sin embargo, no me sonaba ese chico, a pesar de la lejanía, que cada vez que era más corta. Ya estaba a pocos metros, no podía llegar ahí simplemente y preguntarle, quien era y que hacía ahí... sería raro, ¿o no? - ¿Hola? - dije a su espalda. Esperaba que no fuera un chico demasiado desagradable, que me fuera a echar. De todas formas, en un humano normal, estar en la playa en invierno... era raro.

Sonreí ante sus palabras, observar el paisaje... ojalá hubiera llegado a ese lugar con esa simple razón. Sin embargo, a mi pesar, no estaba ahí para eso... estaba huyendo de todo lo que pasaba fuera de esa playa. Si algo había aprendido durante todo este tiempo, es que no me podía fiar de nadie, me preguntaba si ese chico tendría algo que ver con el consejo, sabría algo de vampiros... nadie llega a ese pueblo por casualidad, o al menos no lo hacía la mayoría. No era vampiro, ya me habría dado cuenta, por esa parte podría estar tranquila... aunque el hecho de que pudiera ser un licántropo no lo hacía del todo. Pero, ¿qué estaba hacieno? ¿acaso no podía ser una persona normal y corriente?

- Sí, la verdad es que es hermoso - añadí - siempre es bueno escaparse un poco... aunque sea en invierno - dije mientras fruncía un poco el seño y luego sonreía. A pesar de sentir en un primer momento que le había interrumpido con todo el morro del mundo, y era realmente lo que había hecho, al menos no se veía demasiado molesto. Todo lo contrario, parecía una persona bastante agradable. "Aleksand" su nombre se repitió en mi mente. - Caroline, Caroline Forbes - dije mientras le daba la mano. No tendría que haber añadido mi apellido, eso le haría relacionarme con mi madre, sheriff del pueblo además de conocedora del gran secreto y miembro del consejo. De todas formas, si ese chico sólo estaba de visita le sería indiferencia si era Forbes o Stewart.

A pesar de que intentara constantemente no estar a la defensiva, lo estaba, la mayoría del tiempo controlaba cada una de las cosas que hacía con las personas que no conocía. Lo que sin ninguna duda, no simplificaba para nada mi vida, que ya de por si estaba lo bastante complicada. Empecé a repetirme mentalmente a mi misma, que no tenía que pensar mal de aquel chico.