Intentando patinar{Aleksand}

Había estado algo ausente en los últimos días. Era la primera navidad que iba a pasar sola y aquello trajo demasiados recuerdos, por lo que me había encerrado en casa y no había querido salir de ella. Pensaba que de esa forma quizá los recuierdos me abandonaban de forma más rápida pero había estado equivocada. Los recuerdos de mi familia siempre estarían presentes y no por ello debía excluirme de los demás. Por ello, aquella misma mañana llamé a Alice para hacer palnes, pero o el móvil no dejaba de comunicar o me saltaba su buzón de voz por lo que pensé que sería , un buen día para ensayar un poco. Solo tuve que hablar con el jefe del Grill para que este se pusiera en contacto con la banda y dos horas más tarde todos se encontraban subidos en el escenario mientras iba repartiendo las partituras. Comenzamos a tocar olvidándonos por completo del tiempo. Al final el ensayo se alargó demasiado y cuando quisimos darnos cuenta ya eran más de las ocho de la tarde y algunos tenían que trabajar al día siguiente por lo que decidimos dejarlo por ese día.

Tras despedirme de mis compañeros y hablar con mi jefe sobre la hora a la que tendría que estar en Grill al día siguiente, salí por la puerta y me dirigí a mi moto, el único vehículo que se encontraba aparcado frente al bar. Me coloqué el casco y tras subirme y quitarle el seguro arranqué poniendo rumbo a mi casa.

Lo que quedaba de tarde pintaba demasiado aburrida...lo más probable es que me tirara en el sofa, me pusiera una peli y me hinchara a palomitas. No dudé ni un solo segundo, en cambiar de dirección y conducir hacia el centro de Mystic Falls. Había oído por la radio que habían abierto una pequeña pista de patinaje, y no pisaba una desde por lo menos los cinco años.

Vislumbré la pìsta de hielo y aparqué la moto lo más cerca que pude. Una vez había guardado el casco y puesto el seguro, eché a caminar mientras contemplaba a la gente que patinaba entre risas y caíadas sobre la pista. Había familias completas, gente joven y hasta alguna que otra persona sin compañía alguna. Al menos no sería la única.

Me senté en un banco y me deshice de mis botines para sustituirlos por un par de patines blancos que había alquilado. Guardé los botines en una taquilla y entré a la pista con algo de torpeza. Solo había patinado una vez cuando tenía cinco años....y tampoco se le podía llamar patinar, a que mi padre tirara de mí para evitar que acabara en el suelo. Por lo que no tenía ni idea de cómo patinar sobre hielo.

Iba agarrándome a la barandilla que tenía a mi derecha pero quise intentar poder patinar como el resto de la gente que se encontraba a mi alrededor. Por lo que me solté de la barandilla y comencé a deslizar los patines con gran lentitud, pero ni eso sirvió para que acabará de culo sobre la pista.

- Quelle honte -murmuré intentando no reírme de mí misma mientras volvía a levantarme bajo la mirada divertida de alguno que otro.

Nuevamente la práctica demostraba no ser tan fácil a como le habían enseñado. El papeleo y trámites administrativos lo tenían agotado, y el hecho de estar solo en una ciudad desconocida y de las "características" de Mystic Falls no ayudaba mucho. Aún así probaría ser optimista y mantener la sonrisa en su rostro, su trabajo recién comenzaba y no se permitiría flaquear, tenía a alguien que proteger.

Guiado por nada mas que sus ojos y llevado por sus propias piernas, recorrería el centro de la ciudad observando con detalle cada lugar. Si ahora viviría en Mystic Falls debía aprender la ubicación de cada edificio de servicios, y lugares populares en los cuales pudiera reunir información, una de las mejores armas y a la vez su punto más fuerte. Su caminata sin rumbo lo llevaría hasta el frente de una pequeña pista de patinaje la cual cautivó su atención. El joven se quedó parado un momento ante la construcción hasta que decidió entrar, un tiempo de relajación no le vendría mal, y no perdería la oportunidad de poner en práctica sus habilidades.

Entró sin volver a dudarlo, dado que aún no tenía todas sus pertenencias en su nueva ciudad tuvo que alquilar unos patines en el lugar, buscaría unos blancos era su favorito. Sin más y con ánimos renovados guardó sus zapatos en una taquilla libre y se arrojó a la pista como un rayo. Dio un par de vueltas a una velocidad considerable teniendo en cuenta de evitar a las demás personas, adoraba el sentimiento de libertad que ello le otorgaba. Lo único que lo hizo detener fue una joven que cayó sentada en la pista a lo que el joven se desvió con un hábil movimiento para tenderle una mano y ayudarla.

-¿Te encuentras bien?- le dijo con una sonrisa con mezcla de amabilidad e impresión. Por un segundo creyó haber oído a la chica decir algo en una de las pocas lenguas romances que aun no había logrado manejar por completo, el francés.

Pensé que levantarme iba a ser fácil, pero pude comprobar que estaba totalmente equivocada. Bajo las risas de los típicos graciosillos, trastabillé un par de ocasiones volviendo a acabar en el suelo. Decidí que lo mejor sería quedarme sentada de brazos cruzados hasta que el monitor de la pista, que en aquel instante se encontraba ayudando a colocarse los patines a un par de niños, me viera y me ayudara a ponerme de pie. No pude evitar imaginarme a Seth partiéndose de la risa ante aquella escena. Podría estar burlándose de aquello durante mucho tiempo. Sin a penas darme cuenta, una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro al recordar al rubito. ¿Dónde se había metido?Nadie le había visto desde que acabaron las vacaciones.Quizá se había ido a buscar a su madre adoptiva, aunque me resultaba realmente extraño que ni siquiera se hubiese puesto en contacto con Alice.

El frío que comenzaba a apoderarse de mis piernas y una voz masculina, me hicieron regresar al presente. Alcé la mirada encontrándome frente a un chico que aparentaba tener mi edad y al que nunca había visto por las calles de Mystic desde mi llegada. Ese chico no era el monitor por lo que supuse que habría sido uno de los tantos espectadores de mi caída. Por suerte, no me puse roja como la nariz del Rudolph que había como decorado navideño fuera de la pista.

Sonríe mientras tomaba la mano que me ofrecía y conseguía ponerme de pie gracias a su ayuda- Tranquilo, me encuentro bien -respondí a su pregunta, para después sacarle la lengua a un niñó que no había dejado de reírse desde el momento en el que perdí el equilibrio. - Muchas gracias. Pensé que me tiraría el resto de la noche ahí sentada -dije divertida mientras le tendía una mano a modo de saludo - Por cierto, soy Isabella -me presenté a la vez que mis ojos se agrandaron al ver al hombre que parecía haber perdido el sentido del rumbo y patinaba hacia nosotros a una velocidad demasiado rápida y con la mirada asustada.

- ¡¡Cuidado!! -alerté al chico que segundos antes se había acercado a ayudarme. Pero antes de que pudiera apartarse, el cuerpo de aquel hombre chocó contra el suyo haciendo que ambos acabaran sobre el suelo. Miré alarmada los dos cuerpos que intentaban separarse, y cuando el hombre se puso de pie con la cara roja y salió de la pista entre gruñidos, miré preocupada al chico de ojos azules mientras le tendía la mano y le formulaba la misma pregunta que segundos antes él me había hecho- ¿Te encuentras bien? - pero aunque intenté sonar seria, mi mandíbula temblaba por los intentos de no echarme a reír ante lo sucedido.

Alek-...- El chico no logró completar su nombre dado que el grito de alerta le hizo perder la concentración y sin pasar más que una fracción de tiempo sintió el golpe seco contra el hielo y el peso muerto del hombre que lo había chocado sobre él. El suceso lo tomó por sorpresa, no había contado con la habilidad de los demás en la pista al detenerse, estaba demasiado acostumbrado a patinar solo, a hacer todo solo. Cerró sus ojos un instante para recobrar el aliento, podía sentir que a pesar del golpe ninguna parte de su cuerpo había salida dañada. Cuando los volvió a abrir denotó que los roles se habían invertido. La chica que se presentó como Isabella le estaba tendiendo la mano la cual tomó por cortesía aunque tuvo el cuidado de hacer el trabajo de levantarse el mismo, por la posición de los pies de la chica podía decir que de otra manera volverían a caer ambos-

Aleksand- finalizó mientras veía al hombre marcharse, cuestionándose el bienestar del mismo aunque ya la leve sonrisa que se empezaba a dibujar en el rostro de Isabella había captado su atención. Sintió aquellas contagiosas cosquillas en el estomago por un segundo y acto seguido estaba riendo dejando que toda la tensión del día se esfume como si de nada se tratase- A mi defensa, eso no es algo que me pase todos los días -continuó a manera de chiste y observó el lugar con mas detenimiento esta vez, la cantidad de familias y personas felices le arrancaron una sonrisa del rostro ¿Por qué no todo podía ser así? preguntó para si mismo aunque bien sabia la respuesta.

-Este lugar es peor que un campo de batalla, mejor no quedarse parado- le dijo con un tono grácil en la voz. Sin darle tiempo a reaccionar tomó la mano de la chica y con un rápido movimiento de sus pies ambos dieron una vuelta como si de un leve baile se tratara, en momento justo para esquivar a una pareja que venía hacia ellos. -Para no caer, el truco esta en ayudar a mantener el equilibrio con todo el cuerpo- le sonrió un momento y con agil destreza dio una vuelta rápida alrededor de ella -Y es un gusto el conocerte Isabella- Llevó su mano derecha su vientre para hacer una reverencia en el lugar a su nueva conocida.

El chico de la mirada azul, tomó mi mano para levantarse, aunque supe que lo hizo por cortesía al no tener que hacer fuerza alguna para levantarle.Escuché el nombre del chico, sintiéndome mal por estar aguantándome la risa en una situación como aquella. Pero si me había reído de mi propia caída, ¿cómo no iba a reírme por aquello?. Y cuando una sonrisa comenzó a extenderse por mi rostro, observé como el semblante de Aleksand cambiaba y comenzaba a reír. Me sentí completamente aliviada al ver que ni él había podido aguantarse por lo que me uní a sus carcajadas sin importarme lo que pudiera estar pensando la gente que patinaba a nuestro alrededor.

Sonreí ante su comentario . ¿Que la pista era peor que un campo de batalla?. Antes de que pudiera darme tiempo a reaccionar, Aleksand tomara una de mis manos y con un ágil y rápido movimiento de sus pies, hiciera que ambos giráramos dando una vuelta logrando esquivar a una pareja. Ahora entendía el comentario anterior- ¿Sabes?Estoy totalmente de acuerdo contigo. No pensé que patinar sobre hielo pudiera ser tan peligroso - Y es que a ese paso, me veía con una pierna escayolada.

- Ayudar a mantener el equilibrio con todo el cuerpo. Lo tendré en cuenta -comenté observando como Aleksand daba una vuelta a mi alrededor de manerá ágil y rápida. - Aunque es muy fácil decir eso cuando eres un profesional del patinaje -dije furnciendo el ceño y envidiando su manera de patinar. No pude evitar soltar una pequeña y leve carcajada cuando hizo aquella reverencia.

- El gusto es mío Aleksand -dije mientras me inclinaba para correspomderle con otra reverencia, al mismo tiempo que intentaba manternerme en pie.- Y dime...¿has venido a patinar para darnos envidia a los que no sabemos? -le pregunté burlona

-Tengo que decir que hasta recién yo tampoco creía que fuera tan peligroso, deberían clarificarlo como un deporte extremo- continuó, la chica había demostrado tener un buen sentido del humor haciendo que el joven se sintiese cómodo actuando tal cual es. Le dedicó una sonrisa como manera de agradecimiento y se alejó un poco para darle libertad de movimiento a Isabella.

-Hasta ahora no soy ningún profesional ni tengo planeado serlo, y preferiría que me vieras como un ejemplo a seguir, la envidia no es buena- dijo en tono de broma guiñando un ojo, para seguir dando vueltas alrededor de ella- Dejaré que mis acciones hablen por mi esta vez, si me das tu mano y la sostienes con firmeza te mostraré mis razones para estar aquí. Prometo no soltarte pero vas a tener que confiar un poco en mí- se acercó y extendió su mano hacia ella- Y cuando recuperes el aliento tendrás que decirme el porque de tu adorable presencia aquí, perdona mi atrevimiento pero no pareces del tipo de persona que suele estar sola- Nuevamente había salido a flote su intimidante sinceridad.Aleksand sabía lo que era estar solo por mucho tiempo, que la compañía de los demás no fuera mas un efímero momento en la vida de uno, pero la chica frente a él no parecía compartir esa experiencia. La calidez que transmitía le hacia pensar al joven lo contrario.

Observé cómo se alejaba un poco, momento que aproveché para intentar moverme . Sin embargo dejé de intentarlo a los pocos segundos al recordar mi caída.¿Desde cuando me había vuelto una miedosa?.Y además tenía que ver como unos niños de a penas tres años patinaban con gran agilidad y sin miedo alguno. Aquella sesión de patinaje iba a acabar con mi orgullo.

Cuando escuché lo que dijo sobre que la envidia no era buena, le saqué la lengua mientras intentaba mantener el quilibrio.¿Pero cómo no iba a envidiarle si parecía un patinador profesional?Además, estaba segura de que no era la única que pensaba igual y es que más de una persona no dejaba de observar los movimientos de Alek.

Era un chico simpático y divertido. Me había causado una buena impresión, por lo que sabía que no iba a gastarme ninguna broma llevándome al medio de la pista para dejarme allí, ni nada por el estilo. Por lo que cogí su mano y le miré con una sonrisa-Sorpréndeme -dije con una ceja alzada- Después te explicaré lo que quieras -le aseguré tras lo que dijio a cerca de que no parecía el tipo de persona que solía estar sola. Y tenía toda la razón. A pesar de que en alguna ocasión me gustara estar tranquila y sin compañía, desde pequeña siempre había necesitado la presencia de alguien a mi lado.

¿Sorpréndeme? Ese es mi segundo nombre- sonrió con orgullo al sentir la confianza y el honor que la chica le había concedido, y sin decirle nada más tomó su mano y comenzó a patinar.Con cada paso que el joven daba la velocidad aumentaba hasta llegar a un nivel quizas avasallante para la novata,Aleksand habría de hacer honor a su palabra. Ya con la aceleración adecuada el joven decidió dirigirse hacia el centro de la pista el cual era evitado por la mayoría de las personas por seguridad o temor a caerse por lo que había espacio suficiente para lo que tenia planeado. Una vez allí tomó a su compañera por la cintura con una agarre fuerte pero gentil, la cuchilla interna de su patín se desvió levemente para cortar su trayectoria recta y comenzar a girar abiertamente. Con un poco de suerte, y el resto de habilidad, el chico tomó el brazo libre de la joven, obligando así a sus cuerpos a trazar círculos cada vez mas pequeños entre ambos hasta que todo simplemente se detuviera y los dos estuvieran cara a cara. La atención del público ya era notoria por lo que instintivamente Aleksand bajo su mirada, pero solo lo suficiente para encontrar los ojos de Isabella- Esa es la magia. El golpe de adrenalina con cada paso, el frío viento ante la velocidad, y la oportunidad de compartir todo ello con alguien más. Familia, amigos, conocidos o simplemente...dos extraños- Se alejó levemente para soltar a la chica con seguridad, había cumplido su parte.
-Su turno,mademoiselle- le sonrío son timidez puesto que las miradas aun lo tenían incomodo, sin contar que estaba hablando la única lengua en la cual era realmente débil.

Cuando Aleksand comenzó a patinar, cerré instintivamente los ojos para evitar soltar algún gritito estúpido y vergonzoso a causa de la impresión. Poco a poco pude sentir como la velocidad iba aumentando. Un aire frío chocó contra mi rostro y noté como mis cabellos se movían con cada paso que Alek daba. Aquel fue el momento en el que mis ojos volvieron a abrirse. Me recordaba mucho a la sensación de libertad que me recorría cada vez que conducía mi moto y eso hizo que me relajara y comenzara a disfrutar de aquel momento.

Mientras llegábamos al centro de la pista, Alek tomó mi cintura y con un movimiento de su pie, que apenas alcancé a ver, dejamos de avanzar por la pista para empezar a girar abiertamente. Debía de estar sonriendo como una enana pero no me preocupó la cara que pudiera estar poniendo en ese instante. Tomó el brazo que tenía libre haciendo que los círculos que realizábamos entre ambos fuesen cada vez más pequeños hasta que nuestros cuerpos se detuvieron quedando uno frente al otro.

Sentí cómo mi pecho subía y bajaba de forma agitada y también fui consciente de que el alboroto que había estado escuchándose en toda la pista desde que había llegado, había disminuido notoriamente. Desvié la mirada y observé como casi todos los presentes nos observaban algo sorprendidos.

Escuché a Alek, dándole la razón a cada una de sus palabras mientras le observaba con atención. Parecía diferente…como tímido o incómodo. Y estaba segura de que se trataba por los espectadores que nos habían surgido – No pienses en ellos. En menos de un minuto ya se habrán olvidado de lo que han visto y seguirán a lo suyo – le aseguré con una sonrisa- Y déjame decirte que lo que acabamos de hacer ha sido increíble. Al principio creí que acabaríamos en el suelo pero después me relajé al sentirme igual que cuando conduzco la moto. Solo puedo decirte tres palabras: ¿Das clases particulares? –le pregunté divertida mientras daba un par de pasos de manera torpe pero manteniéndome lejos del suelo.

Al escuchar una simple y única palabra en mi idioma surgió una imperceptible sonrisa en mis labios. Desde que había llegado a Mystic Falls no había oído una sola palabra en francés que no saliera de mi boca- Pues estas navidades estoy sin mi familia y pensé que estando sola esta fecha pasaría antes y no me vendrían muchos recuerdos. Así que decidí venir a hacer el ridículo a esta pista. Como ves no tengo mucho misterio –expliqué sin querer entrar en detalles. Al fin y al cabo me lo estaba pasando bien y eso era lo que importaba en esos momentos.

-¿Y tú?¿Dónde has dejado a tu pareja de patinaje? –le pregunté con un tono burlón

Isabella tenía razón, nadie se acordaría de él en un par de minutos por lo que volvió a sonreír con la paz que lo caracterizaba, poco a poco el lugar parecía comenzar a vaciarse, quizás había pasado más tiempo de lo que ambos pensaban. Ante la mención de la motocicleta el rostro del chico pareció iluminarse aun más, ahora hablaba con cierta admiración en su voz.
- Creo que has dado justo en el blanco con tu comparación.Puedo enseñarte, la única condición es que me dejes montar en la moto que mencionas, donde vivía no podía tener vehículo pero ahora que estoy aquí tengo planeado ahorrar para una, quizás luego pueda pedirte consejos al respecto- el chico patinaba cerca de ella para asegurarse de evitar un nuevo accidente, su naturaleza protectora le impedía actuar de otra manera.
-¿No tienes mucho misterio?. Pues déjame decirte que tus ojos dicen otra cosa, aunque te dejaré escapar con tu respuesta, no quiero incomodarte ni hacerte recordar cosas que no quieres. Pero tengo que decir que me tienes curioso al respecto- Se encogió de hombros para restarle importancia, no había necesidad de que la chica le contase al respecto ya que recién se conocían. Ante la siguientes palabras el temple del chico cambió como si no tuviera idea al respecto de lo que hablaba Isabella.
-¿Pareja de patinaje? Siendo sincero nunca tuve una. Las instalaciones siempre estaban vacías para que pudiera practicar solo con mis instructores, ya sea patinaje, atletismo, o nombra el deporte que quieras. Es bueno intentarlo con alguien más de vez en cuando- hablaba con sinceridad, no había nada de malo en que ella supiese es parte de él. Dio un par de vueltas más llendo de frente como de espaldas hasta que finalmente concluyó
- Se está haciendo algo tarde ¿ Te apetece ir a por café para reponer energía? Muero de hambre y la verdad no tengo idea de un buen lugar aquí-