Círculos mágicos en el bosque ( Aleksand)

Reichen Morgan se trasladó al bosque con el permiso de sus tutores, llevándose consigo un amuleto de protección contra cualquier especie que pudiera atacarlo, si bien lo los mataría, por lo menos le daría a Reichen un momento de ventaja para correr. Ese día llevaba consigo su "libro de las sombras" , ya que un grimorio aun no era necesario para él, puesto que los grimorios contenían magia poderosa, incluso magia negra que Reichen aún no podía manejar. No podía invocar espíritus enormes, o canalizar fuerzas, así que con su libro de las sombras bastaba por el momento.

Se adentró en el bosque, caminando y contemplando la naturaleza del otoño, además que hacía algo de frío. Sonreía enormemente, pues el contacto con la naturaleza era un momento especial para él. Pasaban de las 8:30 de la noche, así que posiblemente era algo peligroso, pero no tenía miedo.

Sacó de su mochila 4 velas grandes, una verde, otra roja, otra amarilla, y otra azul. También llevaba consigo un bote de sal, un caliz de oro al que llenó con agua y un cuenco con sal. Colocó una varita de incienso de sándalo, un pequeño monton de leña en el centro, y posicionó ahí un caldero pequeño. Todo estaba listo para invocar un círculo protector. Dibujó perfectamente un círculo con sal alrededor suyo, uno suficientemente grande.

Tomó la vela azul y la posicionó al Oeste, tomó la vela amarilla para colocarla al Este, la verde al Norte y la roja al Sur, simbolizando a los 4 elementos. .Todo estaba listo, así que sacó su libro de las sombras e intentó el hechizo del fuego. No funcionaba,Lo intentó dos veces, y no funcionaba, tres veces, y nada.

- Oh Dioses! Si no van a ayudarme a prender el fuego, al menos mandenme su ayuda divina!- Dijo irritado.

El encuentro con Stefan habían encendido un sentido de alerta en el joven cazador. Si Alice tenía esa costumbre de caminar por los bosques a cualquier hora, quien podría saber cuantos más habitantes de Mystic Falls también lo hacían. Aprovechando la ausencia de su amiga en la casa tomó una linterna con el objetivo de hacer una ronda de guardia por los bosques, quería tener una idea de los "habitantes" del lugar...si aún había alguno allí.Llevaría su estaca de madera oculta de bajo de la camisa como solía hacer, conocía muy bien el peligro y no era ninguna clase de suicida.
Salió de la casa solo con su linterna en mano preparado para lo que se le cruzase por delante. Esperó un momento hasta que sus ojos se acostumbraron a la oscuridad para adentrarse en aquellos bosques. Había estado allí una vez, esto le bastaba para guiarse en un terreno que sería imposible para el humano común. Todo parecía tranquilo, podía sentir a los animales rondar cerca lo que le avisaba que no había ningún "depredador". Luego de caminar por un buen tiempo un tenue brillo en la lejanía capturo su atención ¿Campistas? No, la luz emitida por un fogata llegaría más lejos. Había algo allí que era distinto y por un segundo pudo jurar que hasta lo llamaba. Volvió en sí guiado por la voz de alguien que sonaba realmente irritado, con curiosidad y sigilo se acercó al lugar. Era un chico aparentemente de su edad, si no fuese por los objetos que tenía con él lo hubiese tomado como un campista inexperto, pero el circulo de sal y las velas le indicaban algo muy distinto. Magia, aunque no podía decir si el extraño realmente sabía lo que hacía.
Aleksand se alejó de la sombras para darse a ver, su sonrisa siempre triunfante iluminaba su rostro- No me considero ayuda divina pero capaz pueda ayudarte con un simple fuego. Aunque debo decir que las herramientas que has traído sean las mas indicadas para ello

Recitó su yhechizo una vez mas, y no pasaba nada. Cuando enfureció, vió como las velas prendieron por fin, emitiendo un bufido extraño y unisonoro. Una leve corriente aire apareció y despeinaba sus cabellos. Estiró los brazos, y exclamó:

- Por favor Pan y Diana, manden una ayuda divina, se los imploro.- Y el viento soplaba despacio, se sentía fluir la energia en ese lugar.

Algo interrumpió ese momento. Un chico de cabellos castaños claros, ojos azules, muy guapo, además de tener un porte muy bueno, apareció de la nada. Reichen lo miró con desconfianza.

- Un momento...yo...- Se quedaba tartamudo al querer hablar con él- - Oye, tú no eres la ayuda divina. ¿ O sí?Contemplando al chico que apareció, se percató de que en ese momento, su naturaleza como hechicero acababa de quedar al descubierto. Sinceramente para él no era un buen inicio para hacer amigos.

La energía que corría por el lugar parecía atraer a Aleksand como un imán, no era la primera vez que esto pasaba. La magia lo buscaba como si de una lupa se tratara, y de hecho eso era. Quizás lo más peligroso del joven cazador no eran sus movimientos de combate sino la capacidad innata de amplificar los poderes de brujos y hechiceros fieles a su causa. El chico se acercó al extraño a paso firme observando toda la escena montada con ojos de curiosidad, destino o no, allí estaban ambos. Llevó una mano a su cintura y miró a su interlocutor a quien le resultaba difícil articular palabra ¿Acaso su presencia era intimidante?
- No sé a que te refieres con ayuda divina, pero puedo ofrecerte mi asistencia si lo deseas. Este no es un lugar seguro para andar por las noches, y menos para montar un espectáculo de luces como el tuyo. Que por cierto, te ha quedado fantástico ¿Qué clase de sistema usas para hacerlo?- No daría pista al respecto de su conocimiento de la magia, no venia al caso. Aquél joven parado frente a él parecía tener un problema y si no le deseaba mal a nadie quizás el cazador podría ayudarlo. En su rostro no se podía negar el orgullo ante la posibilidad de haber sido llamado por "fuerzas divinas" hasta allí, la curiosidad podía más que Aleksand por lo que se quedaría a observar cuales serían los hechos futuros.
-Puedes llamarme Aleksand- finalizó con su sonrisa caracteristica- ¿Tu eres...?

El chico que se hizo llamar como Aleksand, se sentía con plena confianza para acercarse a Reichen. Se sentía algo raro que su hechizo haya funcionado de una manera muy extraña, pero, al mismo tiempo, haber invocado "ayuda divina", traía consigo un sin fin de ideas extrañas: ¿ Así se manifiestan las ayudas divinas? ¿ Todas las ayudas divinas son guapas? ¿ Siempre tendrá que estar rodeado de chicos guapos que al instante hagan que se genere un "crush" por ellos? Y lo más importante, ¿ Qué hacía ese chico a mitad del bosque?

- Soy Reichen Morgan, y estaba haciendo un hechizo a mitad del bosque, creo que me has descubierto, pero por favor, guarda el secreto, aunque no sé si esto ya es un secreto para todos en este pueblo- Contempló las velas, y las llamas bajaron un poco de intensidad, y el juego de en medio de la vela se hizo más tenue, solamente iluminando la zona a la par que las velas.

- No uso ningun sistema, Aleksand. Soy un hechicero, y estaba practicando uno que tenía que ver con invocar al fuego y una ayuda divina. Y de repente, las velas se prendieron, la fogata se hizo mas intensa, y para colmo, apareciste. No soy un experto aun. - Suspiró un poco decepcionado.

Reichen había admitido estar haciendo un hechizo en el medio del bosque. O el chico era un completo fraude, o realmente no sentía la necesidad de ocultar quien era lo que tomó bastante por sorpresa a Aleksand ¿Ya no era un secreto para todos en el pueblo?¿A qué se referiría con ello? Se sintió un poco incomodo ante las posibilidades que esto planteaba. ¿Estaban las cosas tan mal en Mystic Falls?. Decidió dejar sus pensamientos de lado y centrarse en lo que tenía en frente. No admitiría aún tener conocimiento de lo que estaba pasando pero tampoco trataría al hechicero como un completo loco.

- Es un gusto Reichen. Esta bien lo guardaré como secreto, aunque tengo que preguntar...¿Acaso no había un lugar más seguro para hacer...esto? Un calculo fuera de lugar y podrías encender buena parte del bosque en llamas - denotó con sus ojos puestos en el fuego con una mirada levemente escéptica- Sin embargo, por lo que dices parece que lo que estabas haciendo no esta funcionando del todo ¿O sí? ¿Necesitas que te ayude a encontrar el camino de vuelta o qué es lo que realmente piensas lograr con esto?- Sus ojos miraban a Reichen llenos de curiosidad, nunca se había cruzado con uno de los de su tipo a excepción de su tutor. Si no fuera por el secreto que debía guardar aprovecharía la oportunidad para probar su poder en un ambiente real.

Notó cómo el chico lo miraba de una manera que lo hacía sentir incómodo. Reichen Morgan estaba solamente practicando un hechizo para aprender a llamar al fuego y a la ayuda divina, solo que jamás había hecho dos hechizos juntos, a lo que recordó que jamás debían hacerse dos trabajos en uno solo. Por lo tanto, se rindió, y despues de pasarse los nervios, tomó un poco de aire y explicó:


- Tengo mucho tiempo viviendo en Mystic Falls, y por eso escojo siempre este lugar, donde se supone, nadie me puede encontrar. No hay manera de que queme el bosque, puesto que por eso hice apertura del círculo, así que nada entra y nada sale. Y por lo demás, Mystic Falls está lleno de criaturas místicas. A donde quiera que voltees faltan humanos aparentemente, y eso lo descubrí en el baile de bienvenida, y por eso vine a entrenar al bosque, pero sucede que no sé usar mis poderes aún, solamente funcionan cuando mis emociones están al límite, y no puedo darme el lujo de vivir con ello. Dios... le cuento esto a un desconocido, debería aprender a quedarme callado más seguido...- Lo miró a los ojos, y despues continuó- Pero por alguna extraña razón, me agradas, y confío en tí.

Despues, prudentemente, apagó las velas, una a una, y se puso frente al chico - - Pero y tú, ¿eres una especie de guardabosques o algo así?

Se quedó de brazos cruzados observando los intentos fallidos del joven aprendiz hasta que este se rindió. Tenía el escenario perfecto para lograr su cometido. Aún así el hechicero no conseguía establecer un verdadero vinculo con las fuerzas a su alrededor y canalizar la energía necesaria para que el conjuro funcione, una tarea que no era del todo fácil.
- Quizás allí esta la cuestión, no soy oriundo de Mystic Falls por lo que estos bosques son todo una nueva aventura de exploración para mí- No entraría en detalles, ni lecciones acerca de los problemas que podrían surgir si Reichen no tenia en cuenta todo a su alrededor a la hora de hacer magia, se limitaría a tener esperanza en que los mecanismos de protección establecidos funcionaran como era debido. De igual manera su deseo era mantener su verdadera identidad bajo secreto por ahora.
Aleksand se quedó en su lugar escuchando lo que restaba de la explicación - Lo que quieres decir es que puedo cruzarme con algún unicornio por aquí si busco lo suficientemente bien- no quería sonar sarcástico, sino más bien con simulada curiosidad. Sabía de lo que el chico hablaba pero no lo denotaría- Siendo sincero no sé muy bien a que te refieres, pero cada vez que me veo en un serio problema suelo traer a mi mente mi recuerdo más preciado. Podrías intentarlo, quizás tu error esté en que te estas concentrando en las emociones equivocadas -Era lo único que podía recomendarle desde su posición, si la situación fuera distinta Alek compartiría su conocimiento con más libertad. Le sonrió ante la confianza depositada en su persona.
-Bueno, estoy aquí para ayudar por lo que puedes contar conmigo. No lo había pensado realmente pero quizás si sea una especie de guardabosques actualmente, aunque nada oficial. La verdad es que un amiga fue atacada por un animal hace unos días a estas horas por lo que solo me estoy asegurando que no vuelva a pasar y evitar más heridos si es posible. Imagina mi sorpresa al escucharte a lo lejos, doy gracias que no era nada.

Rol off: Lamento la demora.

Reichen estaba al tanto de cada una de las palabras que el guardabosques joven le habia dicho, y puso los ojos como platos cuando le menciono que se había perpetrado un ataque hecho por un animal en el bosque. Eso le crispó los nervios. Se trataba quizá de un animal, o de su hermano, no sabía exactamente de qué especie hablaba en ese momento. Entonces, dibujó una sonrisa falsa, y se dignó a recoger sus velas y todas sus cosas. Una a una, las fue echando a una maleta que tenía fuera del círculo.

- No me pienso arriesgar. Son de esas cosas que me dan miedo sinceramente, y mas estando solo. Pero en fin, parece que me estoy acostumbrando. En fín, creo que lo intentaré de nuevo pronto, estas cosas llevan tiempo,y se está haciendo algo tarde. - Volteó a ver al joven, despues de levantar todo - - Oye, sinceramente no tengo muchos amigos aquí, ¿ Quisieras acompañarme a cenar? Esto de hacer hechizos hace que tenga hambre- Preguntó con un leve toque de buen humor.

Off: No hay problema!

No soy la clase de persona que se asusta fácilmente pero tengo que acceder en esta, no nos hará nada bien seguir por aquí a estas horas. Y nuevamente, ten cuidado cuando hagas esas cosas tuyas no me gustaría que salgas herido- Le ayudó a recoger sus cosas con sumo cuidado. Le gustaría poder aconsejar a Reichen pero el estado actual de su misión aun no lo dejaba actuar. Mientras finalizaba de levantar todo echó un vistazo rápido al bosque, todo parecía tranquilo y no había nada peligroso hasta donde sus ojos veían. Dejo escapar un suspiro de alivio y se dirigió a su nuevo amigo con una sonrisa-
No es que yo tenga muchos amigos tampoco, es la desventaja de ser el nuevo del pueblo. Por lo que acepto tu oferta, de igual manera ya estaba terminando mi ronda y no me vendría mal comer algo. Escucho recomendaciones, aun sé muy poco de la cocina local -llevó su mano a la cabeza y sonrío con un gesto típico- ¿Que más me puedes decir de ti en el camino Reichen?

Suspiró y comenzó el relato de sí mismo. Dejó que una corriente de aire breve peinara su cabello, para tomar un poco de valor. Definitivamente confiaba en Aleks ciegamente, no sabía si lo volvería a ver, pero de todos modos, aquello parecía que comenzaba como algo sano y duradero.

- Bueno,¿ por donde empiezo? Sí... bueno... soy de California, vivía con mis padres, pero ellos fallecieron y me asignaron unos tutores maravillosos. Nos mudamos a Mystic Falls hace unos meses, pero todo ha sido un tanto pacífico el asunto. En la escuela no convivo con muchos amigos, no tengo casi. Y los dos que tengo, estamos en una situacion un tanto incómoda, pero ya pasará. - Hizo una pausa para no abrumar a su nuevo amigo a quien tenía muchas ganas de conocer.

- Y de tí, ¿ Qué me cuentas? Y como es que diste con este pueblo tan lleno de cosas raras y demás- Dijo lo último usando sus dos pulgares para señalarse a sí mismo. Se puso su capucha negra, estaba algo frío el clima.

Escuchó con atención la historia de Reichen pero sin descuidar el camino que transitaban. El joven cazador se aseguraba de cada paso hacia adelante fuera en terreno solido y libre de cosas que pudieran provocar un accidente. Lo ultimo que quería es que alguno de ambos terminara en el hospital por falta de cuidado. Inspiró profundo para contar su parte, sentía que su nuevo amigo había sido muy sincero por lo que sería lo más verosímil posible, o al menos no le mentiría.
-A decir verdad mi historia es algo similar. Mis tutores están a cargo de mí casi desde que tengo memoria. No tengo idea de que le paso a mi familia, aunque tengo un par de cabezas duras que puedo llamar hermanos. Fueron las mismas personas que me cuidan las que me enviaron a Mystic Falls con el objetivo de mejorar mis habilidades. Diplomacia, manejo de idiomas, artista marcial, nombra lo que quieras pueda que sepa hacerlo. Los únicos amigos que tengo son mis 2 "hermanos" y las pocas personas que he conocido aquí, siendo sincero no podía dejar mis instalaciones en Alemania hasta ahora por lo que no conozco a nadie más que las personas que allí vivían y créeme ahí si que había gente rara -se señala a si mismo con una sonrisa- Por si el loco que al primer ataque animal acepta por voluntad propia un trabajo ad honorem como "guardabosques" no es suficiente.
-Sonrió para si mismo al ver que Reichen se resguardaba del frió bajo su capucha. Para él cazador el clima actual era perfecto y de manera muy extraña le resultaba incluso revitalizante- La salida no esta mucho más lejos -terminó de decir luego de echar un nuevo vistazo a los alrededores. Sabía el camino y no se equivocaría-