La bruja perra ha llegado (Monólogo)

por **Bulleta** Sáb Nov 26, 2011 8:27 pm

"Sí, llámame perra, llámame como lo prefieras. Pero esta vez no dejaré que nadie pase por encima de mí. Verás, justo en este momento, camino con una blusa rojo satinado y una falta del mismo color. Mis piernas cubiertas con unas medias transparentes, dejando entrever que son suaves y tersas, y además de bien cuidadas, pintalabios y tacones rojos también, dejando revolotear mi larga cabellera al pasar. Camino con un bolso algo rústico. Pareciera una canasta, pero no lo es. Aquí es donde guardo todas mis artimañas, es donde guardo mi poder, además del mismo poder que tengo en mis manos, en mi mente, en mi sangre. Soy una perra, y esta noche, he matado a tres.

Ha sido demasiado fácil. Uno de ellos, un vampiro seductor, alto, rubio, melena larga, ojos verdes como de gato, y una sonrisa cautivadora, se acercó a mí en ese bar de carretera. Vió mi rostro joven y bello, mi apariencia de niña. Ese tipo de apariencias es el que mejor seduce a los hombres llenos de pensamientos inícuos, perversos, oprobiosos. Se acercó a mí, con una cerveza en la mano, queriendo seducirme, intentando usar su encanto sobre mí. Hice ademán de sentirme atrapada en ese trance que te dejan los vampiros cuando desean jugar con tu cuerpo. Esa sensación parece que aprendí a dominarla, gracias a mi amigo Raleigh. ¡Verbena, oh hermosa Verbena! ¿ Cómo una planta tan insignificante puede causar tanto poder sobre un vampiro? Pero ahí estaba, quizá era novato, porque no se dio cuenta de absolutamente nada.

Salimos hacia el estacionamiento. Y yo con mi figura achaparrada, decidí seguirlo. Comenzó a tocarme y a besarme el cuello lentamente. Se sentía bastante bien, al sentir sus labios sobre mi piel. De repente, me apretó contra él. Coloqué mi bolso a un lado. Dejé que siguiera un poco más. Entonces, se decidió a clavarme los dientes, en cuanto lo sentí, esa punzada que te da cuando un vampiro quiere saciarse de tí, su boca comenzó a quemársele. Cuando el hombre se tiró al suelo, entonces tomé mi bolso y saqué esa capa perfectamente doblada, y me cubrí con ella. Sonreí tiernamente, sosteniendo mi bolso, cuando le provoqué esa tortura mental que a un vampiro se le puede provocar con magia. Ese chico se retorcía aún más. Ya como acto final. Con un chasquido de dedos, el vampiro se prendió en llamas.

Uno.

Uno menos.

Despues de él, salieron otros dos. Me miraron, y se fueron en mi contra. Como me gusta mucho divertirme, entonces saqué una de mis estacas perfectamente afiladas, y decidí darles pelea, aunque sabía que físicamente podía quedar molida a golpes. Y efectivamente, entre los dos me sostuvieron, pero no contaban con que pude safarme y darles un golpe y patada a cada uno. Uno de ellos quiso tronarme el cuello. Entonces levante ambas manos y lo lancé telequineticamente hacia el otro extremo, y lo mismo paso con su acompañante. Me rodee con un círculo de fuego, y los miré a ambos, quienes volvían por más pelea. Con voz dulce les dije: Oh, se meten con una pobre e inocente niña. Pero mi voz cambio a un tono grave: ¡Y POR ESO, LA PAGARÁN!

Ambos vampiros estallaron en llamas, y se retorcían, hasta incinerarse y hacerse polvo.

Menos dos, menos tres.

Muerto, muerto, y muerto.

Me fuí de ahí caminando lentamente, y despues brincando y silbando hacia el bosque. Cuando de repente, un hombre que al parecer era un policía, me apuntó con un arma. Los policías son mucho más fáciles de matar, así que de mi bolso, saqué una manzana, le sonreí y se la lancé, creando una explosión, así que el policía y su coche estallaron en llamas.

Oh, había perdido la cuenta. Uno menos, entonces fueron cuatro.

Sí, esa soy yo, así que más te vale que no me hagas enojar, querido."