Me rompió el corazón. ( James)

Reichen había despertado con un pequeño hueco en el corazón, como todos los días desde esa vez que ocurrió lo del momento del beso con James. Quería olvidar ese beso breve, en el que pudo probar los labios suaves de ese chico, cuando el chico se quedó sumamente impresionado. Ese era su primer beso, jamás en la vida había recibido uno, y mucho menos besado a alguien, menos a una chica, o algun chico. No podía quitarse a James de la cabeza. Pero ahora que ya no habían hablado, fue cuando su corazón se había tornado triste.

Llegó como siempre a su casillero, lo abrió cerrando los ojos y concentrándose completamente. Se escuchó un pequeño click y el candado se abrió, y despues con cuidado lo retiró de la puerta, para tomar unos libros que necesitaba. Volvió a cerrar el casillero, manualmente, para sostener tres libros enormes en sus brazos, y cargarlos hacia el aula que quedaba al fondo, para realizar una investigación que se le había encargado en clases.

Entró a su aula de clases, una hora mas temprano para poder avanzar a sus lecturas. Se encontraba todo vacío, así que parecía que nadie podría molestarlo. Comenzó a leer , y sintió una pesadez que no se podía explicar. Entonces sacudió la cabeza, se estaba quedando dormido. Duró unos cuantos segundos hasta que una ventana se cerró de golpe, y fue entonces cuando reaccionó. Se incorporó de nuevo, y hasta el sueño se le espantó.

Se adentró de nuevo en sus actividades. No podía dejar escapar un suspiro, así que se lo reprimió.

Reichen estaba triste, y no sabía por qué.

Su corazón estaba roto, pero no sabía que pasaba dentro de sí mismo.

No sabía las razones por las cuales James se sentía tan confuso, pero seguramente tenía algo que ver con lo que había ocurrido cierta noche en la habitación de Reichen. Cada que se aparecía el recuerdo por su cabeza, intentaba enfocarse en cualquier otra cosa, con el simple objetivo de no tener que pensar en lo acontecido ni recordar el modo en que había tratado, inconscientemente, a su amigo. Llegó a la escuela como de costumbre, un poco mas temprano para poder hacer lo que se le antojara sin que ningún humano lo viera, y se hubiera divertido cambiando de lugar las mesas del comedor o haciendo volar las sillas, de no ser porque sintió una presencia conocida en el lugar.

Dirigió sus pasos hacia el aula de donde venía esa presencia en lo absoluto natural, y por obra del impredecible destino, observó desde la puerta a un entristecido joven Morgan concentrado en lo que parecía un montón de libros, aunque era bastante obvio a simple vista que su mente se encontraba enfocada en cualquier otra cosa que no era lo que estaba haciendo en aquellos momentos. James no quiso hablar ni decir absolutamente nada por un rato, en primera porque no era que le sobraran las ganas de hablar con Reichen, y además no quería interrumpirlo en el pensamiento que seguramente debía estar agobiandolo.

La cabeza de Reichen estaba tan distraída que incluso sus poderes se estaban descontrolando, y se pudo evidenciar con el incidente de la ventana, que le quitó todo el sueño que tenía el joven Morgan y le dio razones a James para entrar en el aula, no fuera que cualquier otro incidente pusiera en peligro su identidad como hechicero. Cruzó el umbral de la puerta y vio el momento perfecto para aclarar las cosas que tanto atormentaban a los dos hombres, por mucho que quisiera James evadir el tema era algo de lo que tenían que hablar y era tan privado que James no lamentó sus acciones siguientes.

Con un movimiento de las manos cerró rápidamente la puerta, y le puso un seguro para evitar que nadie entrara. Del mismo modo, con otro gesto de la boca provocó que las ventanas se cerraran y la luz se encendería para no quitarles visibilidad. No podía permitir que nadie los interrumpiera y ahora se encontraban encerrados hasta zanjar el tema. Y, esperaba James, que nadie saliera lastimado, ni física ni emocionalmente. Reichen desde hace un buen rato lo había visto, pero el joven Cromwell estaba tan concentrado en su magia que apenas y se había percatado de la mirada de su amigo.

- Hola... - Dijo finalmente.

Reichen se encontraba en su momento de lectura. El pobre no se sentía tan bien como para ponerse a estudiar, pero no tenía otra elección. Hubo un momento donde sólo se quedó en silencio, y contemplando el libro. Por más que quisiera entender la "mitosis", no podía. Sólo en su mente visualizaba que las células del libro de estaban moviendo de un lugar a otro, de formas caprichosas, y despues adoptando formas de corazón. Cerró entonces el libro de golpe. Fue entonces cuando se percató de la presencia de James, quien apareció con una imponencia que no le había visto antes. Cerró la puerta con llave, con unos cuantos movimientos, y también las ventanas se cerraron uno a uno. Estaba viendo todo eso atónito. Al último, las luces del salón se encendieron. No había manera de que fueran interrumpidos.

Ahora permanecían solos los dos, James y Reichen. Se puso de pie, y dejó el libro por un lado, no caminó a ningun lado, sino que al contrario, se quedó en el último lugar de la fila de asientos donde se encontraba desde un principio. La esencia de James lo volvía loco, pero respiraba lento y despacio para que sus emociones no fluctuaran de nuevo y ocasionaran incidentes tan incómodos como el del casillero el otro día.

Reichen tomó el valor de responder a James con su saludo. Pero algo de tristeza y enojo aparecian en ese momento, en su voz.



-James, ¿ Qué haces aquí? - Hizo una pausa para retomar lo que iba a decir- Pensé que con lo que pasó el otro día habías dejado claro que quizá no querrías acercarte a mí. ¿ Qué sucede?

James pudo fácilmente descubrir las emociones escondidas en el tono que transmitía Reichen, lo que provocó cierta culpa mezclada con ira, aunque el joven Cromwell intentó al máximo no exteriorizar absolutamente nada que no fuera necesario. Era indispensable mantener una conversación donde las emociones estuvieran al máximo frías, y si Reichen no lograba mantener esas emociones a raya, James si podría y haría que el Morgan lo escuchara y hablara sin ninguna clase de sentimiento en su voz.

- No he dicho nunca que no quiera estar cerca de ti, y si acaso eso fue lo que mi actitud transmitió entonces lo siento, pero la confusión de ese momento era lo suficientemente grande como para que yo necesitara alejarme de ti y todo lo que me recordara a ti. - Se adelantó un paso, pisando fuerte y descargando la ira que irradiaba a través de sus poderes para que no lo hiciera a través de sus palabras. El pie se hundió un par de centímetros más de lo necesario debido a que la tierra se había desplazado gracias a su magia, movida por la ira - Ahora es necesario que hablemos. Quiero que me aclares lo que pasó en ese momento, porque no quiero perder tu amistad por eso.

Se adelantó otro paso pero esta vez nada pasó, solo se cruzó de brazos a esperar la respuesta de su amigo, clavando su profunda mirada azulea en la de Reichen. Esperaba no ser injusto ni mucho menos incomprensivo, esperaba poder controlar su confusión y sentimientos en aquellos momentos como no lo había hecho en la habitación de Reichen luego del acontecimiento que los traía hasta esa situación.

Reichen se volvió a sentar, puesto que le intimidaba la cercanía de James. Miró sus ojos azules, esos mismos que hacían que se perdiera en un abismo, en un momento de debilidad. Estaba seguro de que si James le diría cualquier cosa como " No me quiero separar de tí , no te alejes". Pero, no sabía cuales eran las cosas que podrían pasar. Era el momento de enfrentar las cosas, de decir lo que sentía. Se cruzó de brazos, y mirándolo fijamente, tomó una bocanada de aire.


- Yo no entiendo lo que ha pasado, James. Esa noche fue algo rara. No sé qué me pasa contigo. Es horrible sentirme así. Yo solamente quería un amigo, alguien con quien hablar, con quien salir, con quien pudiera compartir la magia que hay en mí. Yo no quería que nada de esto pasara, pero sucedió. - Agachó la mirada, y respirando de nuevo, lentamente, hizo una pausa, para despues recobrar la compostura. - Ese día en el que me salvaste en el casillero, ese día sentí una conexion muy fuerte contigo. No era atracción, no era algo morboso, se despertó en mí algo puro. Por eso esa noche, cuando te vi así, con la camisa abierta, y en esa pose de hombre protector, algo dentro de mí me impulsó a besarte, y no lo pude resistir.

Reichen, se sorprendió de sus palabras. Estaba abriendo su corazón de nuevo, y esta vez no lo podía detener. No quería hacerlo, porque estaba a punto de estarllarle.

- No sé que me pasa, James, no sé qué hay dentro de mí que me esta haciendo sentirme así, y más por tí. Yo tampoco quiero perderte, pero no sé que hacer. - Volvió a mirarlo a los ojos fijamente. Esperando una respuesta, que quizá esa sería la que le rompiera el corazón.

Toda la ira que en un momento había empezado a sentir James había sido reemplazada por un fuerte sentimiento de culpa tras escuchar las palabras de Reichen y la fuerte sinceridad que traía pintada en su voz. Escuchó con atención su repertorio y quiso acercarse un poco más, esta vez sin la ira impresa en sus pasos, sino un arrepentimiento recién encontrado. El joven Morgan terminó sus palabras, pero James no respondió de inmediato. Se dedicó a meditar unos momentos acerca de lo que había escuchado, del verdadero aprecio que había sentido en su amigo, y tuvo el intenso y extraño deseo de abrazarlo con un afecto netamente fraternal. Las cosas no estaban aún del todo claras, pero al menos la confesión de Reichen había ayudado.

- Si querías un amigo, todavía lo tienes, no lo has perdido. Pero quisiera que tuvieras en cuenta que en realidad no me gustas, simplemente siento hacia ti una fuerte amistad, nada más. - Esperaba que con esas palabras no fuera lo suficientemente duro con Reichen, aunque presentía que sin importar lo que pudiera decirle, Reichen no se sentiría comodo con la respuesta.

Tras escuchar sus últimas palabras sin embargo, sintió un enorme vacio. El aprecio que sentía el joven Morgan por James era tan fuerte que incluso podía sentirlo a esa distancia. Se acercó aún más, sin mucha desconfianza esta vez y se situó cerca a Reichen, no tan cerca como para que tuvieran contacto, pero si lo suficiente como para que le conversación no fuera incomoda y que las emociones de su amigo no se descontrolaran.

- Desafortunadamente este es uno de los pocos temas que no podemos solucionar con magia. Por mucho que quisiera lanzar un buen hechizo para que te sintieras bien, tendremos que resolver esto como humanos.

-No te me acerques, James- Lo miró fijamente a los ojos, y hizo hacia atrás, sentado, recargandose en la pared, y apoyando la cabeza hacia atras, lo más lejos que podía.

Las palabras de James retumbaron en su cabeza de una manera dolorosa y fría, como un aguacero con granizo. Su cara se descompuso, entonces adoptó una posición de hombre fuerte, aguantandose el llanto. Se sentía aliviado al haberle confesado la verdad, y ese momento fue sumamente liberador, pero, el escuchar que James no podría corresponderle le rompió el corazón en mil pedazos. Sabía desde el fondo de su corazón, que jamás sería para él. Lo que Reichen estaba sintiendo hacia él, era algo más que una amistad. Las cosas ahora se habían complicado entre los dos, aun más. Ahora, sus sentimientos cambiaron de repente.

- No quiero tu lástima, y tampoco quiero que me veas como alguien que necesita ser protegido, James. Yo no puedo ser amigo de alguien a quien quiero de una forma que yo no entiendo. Yo no pedí enamorarme, jamás lo pedí, pero simplemente sucedió, y yo no puedo hacer que me ames, sería muy egoísta de mi parte si te hiciera eso.- Se levantó de su asiento, y se alejó de James, para ponerse frente a la ventana. No pudo más, y dejó caer una lágrima, evitando a toda costa que James lo pudiera ver. Agacho una vez más la cabeza, tratando de tomar aire, y por mucho que le doliera, tuvo que tomar una dificil decisión.

- No creo que podamos ser amigos, James. - Fue entonces cuando sus lágrimas aparecieron, sin sollozo alguno, pero su voz se escuchaba entrecortada- Y lo peor del caso, es que yo no quiero dejarte ir, pero tengo que hacerlo, por tu bien y mi bien.

James permaneció helado por un momento. Al parece la naturaleza humana de Reichen se estaba manifestando violentamente, y con ella los profundos sentimientos encontrados que hervían en la sangre del hechicero Morgan. Sin embargo, para la suerte de Reichen, James era bastante calculador y racional y no se dejaba llevar facilmente por las emociones. De otro modo, con la ira que se había nuevamente despertado en él lo habría mandado a volar con la suficiente fuerza como para romper alguna ventana.

Se quedó en su posición, no por las ordenes que le había dado Reichen sino porque no deseaba despertar más ira de la que seguramente estaba sintiendo. Un corazón destrozado era capaz de cualquier cosa, y para su buena fortuna James no lo sabía por experiencia propia. Además, se había quedado sin palabras ante la reacción del Morgan, y necesitaba encontrar rápido algo para decirle, de otra forma la propia mente de Reichen empezaría a sacar conclusiones equivocadas.

- Como bien lo has dicho no puedo amarte así como así, porque simplemente no tengo ese sentimiento por ti. Y si acaso no quieres que te vea como alguien que necesita ser protegido estás muy equivocado. Desde el principio sentí esa misma conexión contigo, por eso no desconfié de ti como suelo hacer con los otros que tengo a mi alrededor, quise protegerte porque vi que tenías un enorme descontrol sobre tus poderes. No te iba a proteger del exterior sino de ti mismo, pero me resulta imposible protegerte ahora. No puedo hacer que te quites ese sentimiento, pero tampoco quiero que dejemos de ser amigos, por muy necesario que lo veas.

¿Si quiera James estaba pensando en lo que decía? Posiblemente esta era una de esas pocas ocaciones en que permitía que hablaran sus emociones en lugar de su cerebro, y si estaba permitiendo que eso pasara tal vez debía querer a Reichen mucho más de lo imaginado, no como el sentimiento que ahora agobiaba al otro hechicero, sino como una amistad aún más fuerte que cualquier otro lazo.

Se enjugó sus lágrimas, y respiró hondo. No quería voltearlo a ver a la cara. No lo deseaba, pero, James estaba ahí. Y no se iba a ir, parecía que había llegado para quedarse. ¿ Cómo luchar contra ello? ¿ Cómo luchar entonces con algo que ni siquiera podía ser de alguna manera posible? James parecía estar demasiado preocupado por él, mientras tanto Reichen parecía rendirse de lo que sentía. Era su único amigo, la única persona que lo había tratado bien. Volteó lentamente a ver a su amigo, se giró despacio, con los ojos irritados por el llanto. Y se acercó a él, mirandolo a los ojos azules, y notaba su preocupación extrema en ellos. A James parecia dolerle esta situacion tambien, más que cualquier otra cosa.

- James, solamente quiero que me digas una cosa, y contestame con la verdad. ¿ Qué ganas tú con todo esto? No ganas nada con tenerme cerca, con tener a alguien como yo cerca de tí. Soy un adolescente arruinado que vive bajo la custodia de tutores, que no lo dejan ni a sol ni a sombra, y siendo perseguido por un vampiro, y ademas de todo, enamorándose de su mejor amigo, o de lo que sea que somos.

Se cruzó de brazos, y preguntó de nuevo, firmemente, esperando una respuesta franca, ya que aquello se estaba poniendo muy triste. Estaba a punto de perder a su mejor amigo, o de luchar juntos contra esta situacion.

- James, dime. ¿ Qué ganas con esto? - Le preguntó, serio.

En el primer momento en que Reichen lo volteó a mirar, supo el dolor que lo agobiaba y no simplemente porque sus ojos escondieran unas lagrimas deseosas de salir, sino porque la tristeza de su corazón estaba claramente pintada en su mirada. El Morgan se acercó un poco por decisión propia a James, lo que indicaba que tenía mejor controladas sus emociones. Aunque le pareciera a James imposible, le dolieron un poco las palabras de su amigo. Y no demoró en contestar, con un tono un poco mas duro del que hubiera deseado.

- ¿Acaso debo ganar algo para que seamos amigos? No creo que deba tener una razón para que me agrades y quiera ayudarte. Quiero protegerte justamente porque hay un vampiro suelto y no manejas aún tus poderes. Lo único que gano teniendote cerca es una amistad verdadera, alguien con quien pueda hablar acerca de todas las cosas sobrenaturales que me suceden.

Sin duda esas eran las palabras más sinceras que James hubiera dicho en toda su vida. No tuvo la necesidad de meditarlo, tan solo salieron del corazón con un característico tinte de honestidad. Esperaba que todo pudiera terminar bien, pero no era algo tan sencillo. Este era uno de esos temas que no se podían cerrar con una charla, sino que requerían de todo un proceso, un camino realmente tortuoso y que llevaría un enorme esfuerzo.

Reichen quedó desarmado completamente. Ya no tenía escapatoria. James le había explicado de mil y un maneras su interés genuino en él, como una simple amistad. No había marcha atrás. Cualquier sentimiento que tuviera hacia James debía ser borrado en ese preciso momento. Fue entonces cuando Reichen sacó su bandera blanca, en señal de rendición. No iba a perder al único y gran amigo que tenía, pero entonces, en ese momento se puso a pensar en varias cosas. ¿ Qué sucedería si alguna vez James se llegar a enamorar de alguien? No se visualizaba manejándolo adecuadamente, ni mucho menos estando feliz. Debía haber una solución a todo esto, fue entonces que su cara se compuso a una más serena y positiva.

- Eres sumamente imposible de resistir, James. Justamente ahora tengo el corazón completamente roto. Me rompiste el corazón, James. Pero no es tu culpa, debo admitirlo. Es totalmente mía, y fue algo que solamente se dio por sí solo. Es todo tan extraño, pero, no me queda mas remedio que admitir que solamente seremos amigos. Me va a tomar varios días entenderlo, por fortuna creo que estaré bien. - Despues de ese momento, Reichen esbozó una amplia sonrisa. Y sin importarle lo que pensara James, se acercó repentinamente y le dio un fuerte abrazo, depositando su cabeza en su hombro.

- Tú ganas, James, así que no más besos, pero debo admitir que besas muy bien.- Rió un poco- Gracias por estar aquí, amigo.

Todo anterior sentimiento negativo que hubiera albergado James se desvaneció con el simple hecho ver por fin a su amigo feliz, por lo menos en la fachada, porque le quedaba suma y extrañamente dificil saber como se sentía Reichen por dentro. Aunque al parecer sus emociones se encontraban en control puesto que, por iniciativa del joven Morgan, James recibió un abrazo que no se esperaba pero que correspondió con la más sincera amistad que pudiera expresar. Una sonrisa apareció lentamente en el rostro del Cromwell y esta se fue convirtiendo en una leve carcajada al escuchar el último aporte de su amigo. Se preguntó si enloquecería o como reaccionaria si llegara a saber que ese fue el primer beso que James había tenido. Tal vez sería mejor que ese secreto se lo guardara para si.

- Siempre seré tu amigo y estaré para lo que sea que necesites. Ahora, me parece estar escuchando algunas voces en los pasillos de la escuela, lo que indica que no demora en iniciar las clases.

Se despegó de Reichen y le pidió que regresara a su asiento, puesto que era hora de que salieran finalmente de aquel encierro. Con un suave movimiento vertical de las manos arregló el agujero en el suelo que si ira había provocado, y con un chasqueo de dedos hizo que las ventanas se abrieran y le brindaran luz al salón, lo que le hacía que no necesitara más de la luz artificial y por tanto lo hacía mucho menos tenebroso. James dirigió sus pasos hacia el interruptor y apagó las luces, mientras con otro acto de magia provocaba que la puerta se abriera lentamente y, para su suerte, los estudiantes del pasillo estaban todos tan ocupados que no tuvieron tiempo de preocuparse por la misteriosa puerta que se abría sola.

Regresó al lugar donde había mandado a Reichen, feliz de que por fin se hubiera aclarado el misterio, pero impregnado de una marca de dolor al recordar las palabras de su joven amigo. "Me has roto el corazón". Emitió un leve suspiro. No debía estar mal ahora que Reichen por fin se encontraba en paz y tampoco pudo seguir hablando del tema porque los estudiantes empezaron a llegar rápidamente, listos para su primera clase, pero sin lanzar sendas miradas a los dos jovenes que se encontraban allí.

- No sé que clase tengas ahora pero esta no es mi clase. Debo irme o el profesor de Biología me castigará por llegar tarde.

- Más vale que te apresures- Dijo Reichen con una sonrisa amplia, y despues le dijo. Te veré despues de clases

James se fue del aula de clases y Reichen lo vio partir. Y aunque sintiera el corazón roto, por lo menos tenía paz dentro de él. Un amigo como él no se daban en plantas, mucho menos con hechizos, por lo que Reichen aceptó las reglas del juego sin chistar.

La clase comenzó, y Reichen se dispuso a poner atención a la clase.