Cena a solas ( Stefan, Elena, Damon)

Es la noche de luna creciente. Reichen Morgan se disponía a dar una vuelta en la ciudad... de noche. Las luces se veían bien, el pueblo en sí, no tenía mucho que ofrecer, pero se había acostumbrado a vivir en ese lugar, un tanto distanciado de todos. La noche era algo fría, pero no importaba, el viento podía acariciar sus cabellos de manera suave. Estaba muy feliz, y triste al mismo tiempo. Ese día era su cumpleaños. Sus tutores, Fernando y Sara lo llevaron a cenar, a un café italiano que se encontraba en el centro. Se sentaron en una mesa con un mantel a cuadros color rojo y blanco, sobre una mesita verde y tres sillas acolchonadas del mismo color. Los tres charlaban de manera amena, normal para él. Pero llegó un momento en el cual comenzó a extrañar a sus padres. Ellos siempre lo llevaban a cenar, y en esa noche, en su cumpleaños, necesitaba algo de calor de hogar. Fernando y Sara recibieron una llamada, pues además de ser los tutores y entrenadores de magia de Reichen, tambien fungían como abogados para encubrir su identidad como brujos. Dejaron a Reichen solo, pero prometieron que volverían. Además le dejaron la tarjeta de crédito de sus tutores, la tarjeta dorada para ser exactos, especificando que podía comer todo lo que quisiera.

Entonces se quedó solo, no hallaba a quien llamarle. James quizá estaba con Alice resolviendo sus conflictos, Alek seguro estaba sumido en sus asuntos, Elena... bueno, Elena y él habían tenido una experiencia un tanto fuerte esa noche en la escuela.

¿ Cenaría solo esa noche? Se quedó entonces mirando a la calle, desde su asiento,el cual se encontraba en las afueras de la banqueta, decorado con una especie de carpa decorada, color verde, del mismo tono que de las sillas. Las luces de los árboles con cortes redondos le daban una especie de aire melancólico al momento.

Reichen Morgan cenaba a solas.

Hoy era un día especial, por lo que me informé con los tutores de Reich, de que era su cumpleaños, y quería que fuera algo especial, se lo merecía sin lugar a dudas, me dijeron el lugar, y bueno fui allí. No sabía el número de James por lo que no pude llamarlo, ni tampoco avisar a Alek pues no me contestaba las llamadas, y en cierta manera estaba preocupada.
Entré en el restaurante con el regalo en una mano y una gran sonrisa dibujada en mi boca.

Me acerqué a la mesa donde estaba él solo, con semblante triste. Me senté en frente a él, parecía muy sorprendido, por lo que estaba contenta por haberle dado esa sorpresa.
-Hola Reich, ¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!-Dije mientras me levantaba y le daba dos besos en las mejillas.

Me gustaba haberle sorprendido, me identificaba bastante con él, ambos estábamos en cierta manera solos, y nos sentíamos fuera de lugar.
-No te esperabas esto, ¿eh?-dije con una sonrisa mientras me sentaba de nuevo.

- ¡Oh , por Dios, Elena ! Muchas gracias en serio.Esto si que es una sorpresa... - Se quedó mirando atónito al regalo. Despues contempló el regalo una vez mas y a ella. No había caído en la cuenta de que sus tutores habían organizado algo sorpresa para que estuviera con sus amigos. James y Alek habían sido invitados, pero no llegaban. Entonces al reaccionar a esto, sonrió de manera amplia. Aquel momento comenzaba a ser uno muy mágico. - Eso explica cómo es que me has encontrado aquí. Mis tutores son demasiado creativos, casi me siento a llorar aquí.

Rió un poco. Elena y Reichen se habían hecho amigos despues del incidente en la escuela, cuando una loca estaba lanzando bombas a la escuela, y esa loca era Bulleta, la chica que vestía de Caperucita Roja, pero que en verdad era el terrible lobo feroz. Se sintió bien al saber que Elena estaba ahí,vivita y coleando, además de sonriente. Siempre admiró a Elena por ser fuerte y decidida.

- Bueno, al menos me alegra que estemos tranquilos en una cena en un café italiano y no combatiendo al crimen, y menos haciendonos cargo de ese Klaus. Cada vez que mencionan su nombre me pongo nervioso, tu sabes, más que nada ese tipo no sé por qué no nos ha asesinado. Pero en fin- Sonrió- No hablaremos de gente malvada que casi nos asesine. ¿ Cierto? - Rió un poco y despues continuó - ¿ Por qué no tomamos algo? Creo que ya se me abrió el apetito. Me dejaron la tarjeta de crédito así que puedo pedir lo que quiera, eso parece.

Estaba aún sentado en su apartamento mirando el móvil, las llamadas de Elena se empezaban a acumular y aún no tenía forma de excusarse ante ella. La había dejado sola luego del ataque, con personas que ni el mismo sabía si confiar y un Reichen fuera de batalla. Dio un par de vueltas en el casi vacío lugar, hacia tiempo que tenia su propio espacio pero quería mantenerlo en secreto por el momento por lo que la mayoría del tiempo seguía junto a Alice. Revisó por décima vez sus mensajes, la invitación del hechicero seguía allí ¿Por qué no la había borrado? La responsabilidad era demasiada y lo estaba carcomiendo por dentro, simplemente no podía evitar ver aquella pequeña cajita que había preparado para la ocasión. Soltó el teléfono en una mesa y fue directo a la ducha.

Cuando salió llevaba una camisa negra de calce perfecto con los dos primeros botones sin prender y el cabello aun húmedo debido al agua. Apretó su puño derecho para recordarse que llevaba lo necesario. No alcanzaría para cubrir sus acciones pero era lo mínimo que le debía. El rubio le había mentido a la cara y aún se sentía culpable sin mencionar que prometió ayudarlo a tener un vida normal, con suerte este sería el inicio de lo mismo. Un cumpleaños "corriente".

Mientras se iba acercando logró incluso mentalizarse para pasar un buen rato, llegaría al café y lo haría sonriendo. Cuando entro vio que Reichen estaba felizmente hablando con Elena. Decidió no dejarse influenciar por ello y con mucha cautela dio la vuelta hasta alcanzar la espalda del joven, guardando lo que llevaba en su bolsillo trasero. Guiñaría el ojo para ganar la confidencialidad de Elena y acto seguido cubriría la visión de Reichen con sus propias manos- Alles Gute zum Geburtstag~ Cantaría, pero no quiero pasar vergüenza frente a la señorita Gilbert -Espero unos segundos para darle tiempo a reaccionar y luego quitar sus manos, sonreía sincero y divertido como siempre- Perdón la demora, tenía algo que terminar -dijo a momento que dejaba un pequeño paquete de regalo sobre la mesa. En aquella cajita había un bolígrafo hecho en plata, con las iniciales de Reichen grabadas con la perfecta caligrafía del alemán- Tuve algo de ayuda con el mecanismo pero el trabajo en metal es todo autentico Bright -Sonrió a ambos presentes y se dispuso a centarse junto a Elena a quien no veía hacía un tiempo. La extrañaba demasiado y de momento estaba feliz de estar allí.

Mientras hablaba con Elena acerca de los peligros que les acechaban, sintió unas manos firmes sobre sus ojos. Comenzó a decir algo en aleman, y despues se puso feliz al ver quien había llegado. No era nada mas ni nada menos, sino Aleksand Bright, quien se había convertido en su superhéroe. Tomó entre sus manos el regalo que este le traía y sonrió ampliamente al ver de qué se trataba.

Reichen miró atonito a la caja que contenía el bolígrafo con un toque muy elegante, sofisticado, hecho de plata, con unos símbolos grabados y con el nombre suyo escrito en letras cursivas. Ese regalo hizo que se quedara un momento mirando la pluma en su mano.

- Wow !- Dijo bastante sorprendido- No sé que decir. Esto me toma completamente por sorpresa, pero sin duda es un gran regalo, muchas gracias- Se levantó, y se dirigió a Elena y a Alek y a ambos los rodeó con un fuerte abrazo- Esto es genial, los quiero chicos, y deseo que nuestra amistad se convierta en algo muy valioso para nosotros tres.

Dicho esto, llamó al mesero y ordenaron algo para la cena.

- Y bien...¿ Qué les apetece cenar?...- hizo una pausa y despues continuó- Por cierto, ¿ Alguien localizó a James? - Y despues se dirigió a Elena directamente- Oye... tambien si quieres invitar a ese chico que te acompañó al baile, a tu amigo, tambien es bienvenido. Me encantaría conocerlo, aunque si no es esta noche, podrá ser otro día sin duda..- Preguntó prudentemente, sin afan de ofenderla.

Bueno, empezamos a hablar un poco, realmente nos hicimos mucho más amigos a raíz del ataque de Bulleta. Esa chica que vestía una capa roja y estaba realmente loca, no podía creerlo, atacaba así porque sí y luego cuando pudo matarme se esfumó. Desde entonces Alek estaba tan raro.
-Bueno pues sí, hablemos de cosas normales y disfrutemos de cosas normales, que creo que ya va siendo hora de tener un momento de paz y tranquilidad, y te mereces un gran cumpleaños, y bueno dejé un par de mensajes a Alek, pero no ha contestado, y a James también...-me callé, pues por detrás de Reichen se acercaba sigilosamente Alk, dándome un guiño cómplice, y le tapó los ojos y le habló en alemán.

Reichen se sorprendió mucho y lo miró, por lo que sonreí, podía por fin dejar de preocuparme pues había aparecido y daba señales de vida.
-A saber qué es lo que has dicho Alek.-dije con una sonrisa dibujada en los labios. Vi como le daba a Reich una cajita, ¿le daba ya el regalo? bueno entonces yo también haría lo mismo. Vi la reacción de mi amigo hechicero, y sonreí y respondí alegre al abrazo que nos dio.

Se le veía contento, y eso me gustaba, todos nos merecíamos al menos un día normal. Me hizo feliz escuchar las palabras de Reich.
-Nosotros siempre seremos grandes amigos, eso tenlo asegurado Reich, y antes de cenar ya que Alek te ha dado su regalo, bueno yo no quiero ser menos. Toma, espero que te guste.-dije dándole una pequeña cajita de color verde con un lazo blanco, era un reloj.

Regalo e.é:

Esperé sonriente la reacción de Reich mientras pedía un plato de pasta con una coca cola zero al camarero que se acercó a atendernos. Reichen me dijo que podía llamar a mi amigo del baile, me quedé pensando en cual... Stefan y Damon habían sido ambos compañeros en esa fiesta de los Mickelson, no pude evitar sonrojarme, a Damon no le llamaría, le dije cosas que le dañaron, pero lo nuestro no iría a buen cauce cuando yo sentía amor hacia Stefan. Agité mi cabeza co gesto afirmativo y envié un mensaje a Stefan:
-Stefan, hoy es el cumpleaños de un muy buen amigo mío, y quiere que vengas, nos vendría bien a los dos tener un encuentro normal, espero que vengas, Elena.

Salía de la ducha cuando vio la pantalla del móvil encender para luego sonar y denotar que Elena estaba intentando contactarlo. Ató la toalla a su cintura para acercarse y leer el mensaje. La invitación parecía hacer eco en su cabeza una y otra vez "encuentro normal"... como si eso era posible. Suspiró levemente mientras comenzaba a vestirse, no le parecía una buena idea. Tenía que mantenerse lejos de ella, evitar la tentación, los sentimientos humanos simplemente lo desgarraban hasta la misma esencia de su alma.

Estuvo dando vueltas sin poder tomar una decisión al menos hasta reunir la energía y el valor suficiente para dejar la casa y dirigirse al café.
En su mente repasaba una y otra vez los posibles encuentros y por alguna razón ninguno terminaba bien, lo único que podía esperar era que no aparesca otro de sus problemas sobrenaturales.

Estuvo un tiempo parado en la entrada, decidiendo si entrar. Llegaba a ver a Elena quien parecía sonreír genuinamente. ¿Como alguien podía ser tan hermosa? En ese momento no podía más que admirar la fortaleza de la chica y fue solo por eso que se dignó a poner pie en el lugar italiano.
Lo primero que notó fue al cazador, sus recuerdos acerca de él estaba algo nublados e inciertos pero si estaba seguro de algo es que aquél rubio no iba con bromas. Inevitablemente llegó hasta la mesa muy tenso, alternando la mirada entre los presentes- Buenas noches- dijo alfin mientras se acercaba a Elena por el otro lado, sentía como la mirada del rubio lo taladraba de pies a cabeza. Hizo un esfuerzo para sonreír ante el otro joven quien debería ser el del cumpleaños por los regalos frente a él- Elena me ha avisado del muy especial encuentro, no iba a perdérmelo por nada - Volvió a sonreir, esta vez a todos y tomando su lugar lo más cercano a la chica posible. Su perfume lo alcanzaba y llenaba todos sus sentidos proporcionando una calma que hacia tiempo que no sentía.

Abrió la cajita verde con un lazo de color blanco perfectamente decorado. Sonrió ampliamente cuando vió ese reloj maravilloso. Se quedó aun más sorprendido. No podía creer aquello, eran dos regalos de sus dos nuevos amigos en Mystic Falls, donde los lobos aullaban como cantantes de ópera, las brujas eran realmente unas brujas, los vampiros chupaban lo que venía a su paso, donde un híbrido los quería asesinar a todos...

Todo aquello que había deseado en una ciudad, lo estaba teniendo al fín. Bulleta era otra amenaza, pero parecía que ella era más facil de sobrellevar que Klaus. Habían sobrevivido dos veces, y eso comprobaba que estaban hechos de acero.

- Gracias, Elena. Es un gran regalo. Ahora mismo me lo voy a poner- Se colocó con cuidado el reloj para despues sujetarlo perfectamente. Se lo vio puesto, estaba que no cabía de gusto. Comenzaron a pedir la cena, cuando un joven atractivo había llegado con Elena, y despues le dirigió una mirada a Alek, y al último a él.

Notaba que ese no era el chico del que Elena hablaba, no lo había visto junto a él donde fue el baile de Klaus, fue a otro chico de cabellos oscuros y lisos. ¿ Entonces de qué se trataba aquello? De todos modos, para él sera un placer enorme de contar con la presencia de nuevos amigos.

- Hola, bienvenido. Mucho gusto, soy Reichen Morgan. Estamos por pedir la cena, así que llegaste a buen momento. Vamos, toma asiento- Le dijo al chico recien llegado.

Damon sabía que no sería bienvenido en aquella cena pero ahí se encontraba; enfrente de aquella cafetería observando la cena que tenían Elena, Aleksand, aquel brujo y su hermano. Prometieron que ambos se alejarían de Elena pero al parecer su hermano pequeño no lo entendió muy bien y quedó con ella en cuanto pudo.
Para llegar aquí solo tuvo que vigilar a su hermano salir de la ducha y vestirse, luego solo tuvo que seguirle con el coche. No es que se aburriese demasiado -aunque también- pero el principal motivo es que no se fiaba de su hermano. No era la primera vez que incumplía un trato y esta vez lo volvía a hacer.

Lo cierto es que las cosas habían cambiado mucho en estos días desde la fiesta de los hermanitos de Klaus y ahora no sabía nada de la que antes era su amada y con la que creyó que tendría un futuro. Desde su coche observaba lo que ocurría dentro. Al parecer era el cumpleaños de ese brujo llamado Reichen porque todos le daban regalos.
Por un momento sonrió al ver que Elena estaba bien pero debía estropear la cena, como hubiera hecho antes.Así fue como se bajó y caminó hasta la cafetería a la que entró con una sonrisa y se acercó a ellos.-Siento no haber traído la invitación pero se me olvidó en casa.-dijo ironicamente.-Felicidades tío. Sé que te hará ilusión.-dijo sacando una bolsita con verbena molida y sonriendo.-Aleksand, me caiste bien y sigues haciéndolo, pero sé lo que eres. Tranquilo que no te mataré si no lo intentas tú.-saludó al joven chico que conoció en el cementerio y del que había descubierto que era un cazador de vampiros.-Supongo que ya sabrás que Stefan era ese hermano con el que me peleaba tanto. Por cierto, hola Stefan, me gusta como cumples tus tratos.-volvió a sonreir dándole una palmada en el hombro a su hermano.-Elena.-asintió y cogió una silla para sentarse al lado de ellos.-No os importa si ceno con ustedes ¿No? Es que me ha fallado la cena de hoy.-se acomodó en la silla y miró a todos los presentes con una sonrisa sádica al más puro estilo Damon.

Sonreía a los dos con verdadera felicidad y observaba como ambos se emocionaban enormemente por abrir los regalos. Explicó al grupo como había hecho el suyo y de sus recientes visitas al artesano del pueblo al que iba por ayuda.
-Solo le desee un feliz cumpleaños al mejor estilo alemán- su sonrisa fue interrumpida por la llegada de Stefan al grupo. Lo observó con atención hasta que tomó su lugar junto a Elena a quien no pudo evitar mirar con reproche ante tal acción. Recordó la conversación que tuvo con ella en la escuela, si sabía que él era peligroso ¿Por qué lo había invitado? Las cosas solo lograron ponerse más tensas con la llegada de Damon.

Todo encajaba y se explicaba por si solo con lo dicho por el Salvatore mayor. Las primeras palabras de Elena hacia él, las reacciones de Stefan, la charla con Damon...el papel de Alice. Por un instante tuvo un deslumbramiento del panorama mayor de lo que ocurría en Mystic Falls. Esperó al silencio para luego echarse a reír.
-Menuda entrada Damon, no sabía que eras del estilo bromista. Te vi mucho mas serio la última vez,si querías llamar la atención solo tenías que ponerte un vestido. ¿Un consejo? Pregúntale a Caroline -Nadie lo amenazaba en público, y si era necesario usaría lo que sabia con el Salvatore. No podía evitar sentirse extrañado por la naturaleza de su acusación...había sido demasiado cuidadoso. ¡Maldición! Sabía que Alice era un eslabón débil pero no creyó que estarían interesado en él y que llegaran a recurrir a ella por información. Intentó evadir esa rama de pensamiento y centrarse en lo que ocurría allí y ahora.

-Bueno basta de tanta tontería junta -volvió a reír para restarle importancia todo lo dicho por Damon- Seguiré el ejemplo de Elena y también ordenaré pasta -se volvió hacia el camarero para repetirle por su parte el pedido de la chica y bebida para los demás- Algo más? -Miró al grupo con una sonrisa que para quienes menos lo conocían parecía incluso hasta amenazante.

Estaba a punto de hablar cuando Damon llegó tras de si. Lo habían seguido de eso no podía caber duda. Lo escuchó despotricar a todo aquél presente salvo, obviamente, a Elena. No tuvo que esperar mucho más hasta echarse a reír junto a Aleksand, quizás lo habían expuesto de cierta manera pero el rubio no parecía querer quedarse atrás. Alzó sus manos y sonrió a todos como símbolo de paz.

-Venga Damon, que hoy es una excepción- aún sonreia como si nada pasase, como si la situación fuera un simple juego. Miró a Elena esperando su reacción seguramente las cosas no estaban saliendo como ella quería pero era muy poco lo que podía hacer desde su posición- Estamos celebrando, es más quiero proponer un brindis que esto no es para menos -dijo aprovechando el pedido del cazador- Vino, hermano? - preguntó con total y lleno de falso respeto a momento que ordenaba lo que beberían sin llegar a esperar respuesta. Siguió sonriendo hasta que sus copas fueron llenadas con el pedido de cada uno- Por nuestro nuevo amigo Reichen, salud y felicidad- Alzó su copa en dirección al hechicero. De reojo observaba a Elena, no quería que lo odiase, pero tampoco que se enterara de lo que estaba sucediendo. Aún no, no era el momento.

El ambiente estaba muy relajado. Hacían bromas, y además Reichen seguía viendo sus regalos tan preciados que le dieron sus amigos. Elena sonreía al fin, no estaba agobiada por los problemas de siempre. Alek estaba tambien de lo más ameno. James hacía falta en la mesa, pero sin duda la fiesta estaba poniéndose muy bien. Era un gran cumpleaños a pesar de todo. Luego de un momento, el mesero llego a tomarles la orden a todos. Como entremés llevó quesos, vino, y un poco de pan con ajo. Se sirvieron todos un poco de vino, y Reichen comía pan y queso.

De repente reconoció a la figura del chico que alguna vez conoció en Mystic Grill,y también el mismo que iba con Elena al baile de bienvenida cuando Klaus encerró a todos los brujos. Se quedó en silencio, volteando a todos lados, notando la tensión que de repente se había generado. Una atmosfera hostil apareció cuando el vampiro al que todos llamaban Damon entró por esa puerta y saludó a todos. No entendía nada de la situación, pero suponía que tambien podía invitar al chico casi desconocido. Tenía un ligero parecido con Stefan. Se reprocharon cosas a manera de sarcasmo. Le echó una mirada rápida a Elena, quien a su parecer, no se veía absolutamente nada contenta con esa situacion. Pero era su cumpleaños, no iba a molestarse por rencillas ajenas a su persona.Luego, recibió el regalo más extraño: Verbena. Eso lo hizo sonreir un poco, y lo tomó con mucho humor.

Luego, Stefan brindó por el nuevo amigo Reichen, quien tambien levantó su copa, les dio a todos una ligera sonrisa y bebió un sorbo- Salud, Stefan.Salud amigos - - Despues le echó otra mirada al chico vampiro y apuesto llamado Damon. "James, ¿ Donde estas, James? " Pensó para sí mismo, pero siguió conversando feliz y tranquilo.

- Gracias de verdad chicos, y para mí es un honor ser amigo de todos ustedes. Al fín me siento bienvenido en Mystic Falls. Creo que ya saben lo dificil que es hacer amigos aquí, y si los haces, es gracias a una bruja vestida de Capa Roja a punto de asesinarnos a todos. - Rió un poco, y al ver la tension del ambiente, se quedo en silencio y solo volvió a beber.

Estaba pasándomelo hasta bien, Stefan parecía querer comportarse bien, y todo estaba yendo genial, todo hasta que apareció Damon. No me esperaba que viniera, y seguramente no venía con ánimos amistosos, sino más bien para arruinar la fiesta, y eso era algo que no lo iba a permitir.
-Damon, no has sido invitado a esta fiesta, si bien Reichen quiere que te quedes...-dije mientras solo lo miraba unos tres segundos para mirar a Alek, que estaba nervioso y se puso a la defensiva tras el comentario.

Era lo más normal, Damon, volvía a ser el de siempre y eso no estaba bien, pero yo no podía hacer nada más, eso era lo que había. A Reichen no parecía molestarle que estuviera presente, así que miré mi carta.
-También pediré un plato de pollo al limón.-dije para cambiar de tema.

Miré a Stefan esperando ver que iba a hacer, y cuando todos volvieron a conversar, le susurré unas palabras.
-Stefan, cuando la fiesta acabe, quiero salir a hablar contigo, o cuando tengamos un momento, hablar a solas.-dije bajito y asegurándome solo que aquellos vampiros pudiesen escucharme.

Off: ¿Puede entrar Faye?

(Rol off: Claro, es bienvenida )

Elena se notaba un poco incómoda. Damon y Stefan casi se asesinan con los ojos. Alek estaba muy sorprendido pero despues se relajó con naturalidad ante los comentarios.

- Ire al sanitario, para ver si James contesta el teléfono. Por favor no se vayan ...a matar- Soltó una risita tonta, y despues se retiró un momento de la mesa para ir al baño. Volvió a mandar un mensaje a su amigo James, y le marcó dos veces. Posiblemente estaba ocupado, o algo así. Las cosas quizá no se habian arreglado del todo, se dijo a sí mismo Reichen. Se regresó a la mesa. En el camino, sus tutores le marcaron a su teléfono movil.

- Hola Fernando. Ha sido una gran sorpresa... sí ... me ha encantado. Mis amigos estan aquí... descuida... nadie me va a morder. Me sentía raro estando ahí solo, pero de repente llegó Elena, llegó Alek, y llegó Stefan... no a él no lo conoces, de hecho tampoco a los demás, pero solo por cosas que te he condado. Elena es la chica de la escuela, ya te hablé de ella, en fin.. regreso a la cena. ¿ Vendrás por mí? Bueno... te esperaré entonces- Colgó y se sentó de nuevo.

- Disculpen la demora, hablaron mis tutores. Les manda saludos a todos... y me dijo que por favor nadie me mordiera - Dijo a los presentes, aunque ese comentario era de lo más gracioso, tambien era raro.

Estaba a punto de perder todo temple ¿Qué clase de broma era esta? Todos y cada uno de los presentes decían palabras típicas para personas fuera de si -aunque sabía muy bien que no lo eran y si el contexto fuera otro estarían en completo lugar- pero esto era un cumpleaños, una celebración normal, si no fuera por el respeto que le tenia a Reichen habría dejado el café y posiblemente se habría liado en una pelea con Stefan y Damon. ¡Menudo par de hermanos! No dejaba de mirar a Elena, intentando entender la situación ¿Estaba de acuerdo con que hablasen así, como si fueran los reyes del mundo? Detestaba a los vampiros, y quizás esa era una de sus mayores razones.

Pese a la situación, dibujó su mejor sonrisa en su rostro, y como los demás alzó su copa para el brindis- Por Reichen! - no se animó a decir nada más, tampoco tenía el animo a pesar de lo que aparentaba. Se cruzó de brazos y se dispuso a escuchar la conversación de los demás y observar como Reichen dejaba su compañía por un momento ¿Matar? Oh, tenía muchas ganas de hacerlo, pero con él y Elena presente tenia sus manos atadas.

-Elena, ¿Has terminado la tarea que nos encargó el profesor Saltzman? - Cambiaría de tema, poco le importaba si los vampiros estaba interesados en oirlo o no. Después de todo solo estaba allí por el hechicero, y obviamente por Elena- Ah, y por cierto ¿como ves el desempeño del equipo? ¿Crees que la rutina estará lista para el proximo juego? -alegaría a la animadora interna de Elena, la noche aún podía salvarse, con o sin presencia de los Salvatore -Espero verte allí Reichen - finalizó con esa sentencia al ver que su amigo volvía del sanitario.

Estaba en el sofá sentada mirando la televisión, cuando mi móvil me sobresaltó por sonar repentinamente. Lo miré y vi que era un mensaje. Era de Reichen, el brujo que salvé junto a James de ser devorado por las llamas del incendio del instituto. Desbloqueé el móvil y leí el mensaje. Se ve que hoy era su cumpleaños y me estaba invitando a ir. Me quedé veinte minutos observando las imágenes que el televisor emitía. Al final, por ver que no daban nada mejor en la televisión, me enfundé en mi chaqueta de cuero y salí a la calle. Cogí el coche y fui hacia el Mystic Grill.

No tardé en llegar al lugar, pues no estaba nada lejos, después de todo, Mystic Falls era un pueblo pequeño. Aparqué en frente del bar, y salí del coche. Caminé hacia el bar y entré. No tardé en ver la mesa del cumpleaños, allí estaba Elena Gilbert, James, Alek, y Reichen, anda que unir lazos por ser casi asesinados... Luego vi a Damon, aquel vampiro al que torturé por creer que era malvado, y a otro tipo que no conocía, pero veía que la situación allí estaba algo tensa.

-No me esperen para el brindis señores.-dije mientras me sentaba al lado de Damon, sin lugar a dudas, iba a ser una noche entretenida e inolvidable. Desconocía el motivo, pero allí reinaba una tensión que podía bien cortarse con un cuchillo.
-Oh vamos hoy hay celebración, no hablemos ni del instituto ni de deberes, ni nada, ¿quieres Alek?-dije mientras ponía los ojos en blanco.

Desconecté de esa conversación, no me interesaba escuchar hablar de deportes tampoco, y miré a Damon y al otro que no conocía, se veía una fuerte tensión entre ellos. Sin duda alguna esta noche sería divertida. Cuando vino el camarero pedí una coca cola.

Al parecer, Damon había conseguido dejar a todos expectantes y arruinar por un momento la "fiesta" de celebración de cumpleaños.
El primero en hablar fue Aleksand, aquel chico al que conoció en el cementerio y que le pareció un buen chico pero que los prejuicios impedían que Damon se abriese a él. -Joven, como verás no hace falta que venga con un vestido para llamar la atención. Ya os he asombrado bastante solo con venir.-respondió a aquel comentario del cazador que iba con fines hirientes pero que ni logró el más mínimo daño en el vampiro.
Solo de verle las caras que todos tenían ahora mismo, Damon sentía una gran satisfacción enorme. Todos creían que ya no volvería a ser el de antes pero aquí estaba.-Eso, basta de tonterías. Celebremos todos el cumpleaños de nuestro amigo...¿Reichen te llamabas? Bueno, su cumpleaños, como amigos.-guiñó un ojo al homenajeado con sarcasmo.

El siguiente en intervenir fue Stefan que parecía tomarse a broma la ruptura de su pacto. Fueron claros al decir que no verían a Elena para quedar con ella.-Te perdonaré, o eso creo.-sonrió y asintió rebiciendo la copa de vino gustoso.Alzó la copa como hizo su hermano y bebió. Mentiría si dijese que esta situación no le parecía divertida, más que divertida era una vuelta a los viejos tiempos en los que aparecía para estropear todo sin avisar.
Reichen pareció sorprendido con la verbena regalada por Damon y pareció tomárselo a broma, Damon tampoco quería que se liase un drama por el regalo...aún.-Creo que si no pudieron con esa bruja es porque si que sois débiles.-se encogió de hombros.-Yo me hubiese bebido toda su sangre hasta matarla.-dijo con tranquilidad e ignorando si alguien lo oía, cosa improbable pero que si así fuera solo tendría que hacerle olvidar lo oído.

-¿Desde cuando Damon Salvatore necesita invitación? Por dios Elena, yo he sido quien ha animado esto. Si no hubiese venido estarían todos con caras de amargados. Admite que yo hago falta aquí.-contestó casi sin mirar a la que hasta hace unos días fue su enamorada y por la que hubiese dado la vida. Ahora apenas podía sentir algo por alguien.
La cena siguió con normalidad aparente aunque todas las miradas se posaban en el vampiro con odio y sorpresa. Él se sentía observado como tanto le gustaba.-Tranquilo, puedes decirle a tus tutores que ya he cenado así que no te morderé.-dijo para soltar luego una risa.-Aunque yo a los amigos no les hago daño.
-Pues bueno, no es por meterme pero creo que al equipo le hace falta de nuevo Tyler. Con Matt como jugador estrella hace falta alguien a su altura y ahora mismo nadie puede acompañarle.-se metió en la conversación del equipo.-Aunque Stefan podría volver a intentarlo y entrar. Tal vez ahora dure más.

Para terminar, llegó Faye, aquella bruja y se sentó al lado del mayor de los Salvatore, quien le sonrió. Era realmente guapa y atractiva como la recordaba pero desde que quiso matarlo le guardaba cierto rencor.

Notaba como Damon celebraba junto con Reichen esa entrada triunfal. Dijo algo acerca de no morder a los amigos. Se sentía aliviado, ya que Damon y Reichen no habían construido una amistad formal, pero aun así se encontraba fuera de peligro, por lo menos en su cumpleaños no iba a ser mordido. Tomó el ramito de verbena y lo guardó en su abrigo. La cena estaba siendo servida.

- Bueno, chicos. Es cierto. No hablemos de escuela, creo que suficiente tortura tenemos con todo el equipo de cacería que estamos formando aquí. Me alegra seguir vivo junto a ustedes, y aunque somos diferentes entre nosotros, creo que es divertido el hecho de... de... ehm.. - Dudó un poco, y miró a todos, uno a uno, sin saber que decir, así que retomó el discurso y le dio un giro inesperado - Bueno, creo que es mejor que hablemos de cosas más agradables. Faye, me alegra mucho que hayas llegado, además creo que les sigo agradecido por haberme salvado esa noche. Creo que llegaron en el justo momento antes de ser rostizados por esa bruja loca. Además no había tenido el gusto de convivir con los chicos que había visto en la escuela. A Stefan lo recuerdo porque accidentalmente le quité unos anteojos con Telekinesis, y a Damon...sobre una breve charla de vampiros. Luego le dio una especie de jaqueca y desapareció.- Echó una leve carcajada.

Notaba como Elena y Alek se habían quedado en silencio. Stefan seguía retando con la mirada a Damon, pero este último no hacía gran cosa mas que divertirse.

- Elena, ¿ Estas bien?- Preguntó preocupado Reichen. El mesero había servido la comida y se retiró. Además dejó otra botella de vino en la mesa.

Todos esos tipos en verdad parecían ser aburridos, por lo menos en este momento, se ve que por algún motivo había una gran tensión en el aire, eso era aburrido, el único que en aquellos momentos parecía ser algo interesante, era el mayor de los Salvatore, Damon, Elena no paraba de hablar con Stefan. Puse los ojos en blanco, y aplaudí al ver que por fin llegaba algo de bebida, y me serví a mí misma una copa de vino y otra a Damon.

-Oh vamos amigo, tú y yo no somos tan diferentes, ¿no habrías atacado a alguien que pudiera matarte? es lo que pensaba yo al conocerte, acabábamos de llegar a este pueblo, y somos perseguidos por cazadores de brujas, por lo que no era un buen plan, y al verte y sentir ese aura tan poderosa, pensé que eras uno de ellos, pero sabes, lo siento, y siéntete afortunado, pues yo no suelo pedir disculpas.-dije con una sonrisa de lado mientras con mi copa brindaba la de Damon.

Di un trago y miré a los demás, todos cada uno en su tema, dejando de lado al cumpleañero, saqué de mi bolso una pequeña cajita, en ella había un anillo que había comprado en una tienda de antigüedades. Sonreí y se lo di.
-Feliz cumpleaños Reichen.-dije entregándosela. Sonreí de lado e hice que apagaran las luces con solo pensarlo y encendí la música. Sonreí a los allí presentes y me levanté.
-Aprovechemos este rato para bailar, es mi canción favorita.-dije mientras tendía mi mano hacia Damon y le decía mentalmente con mis poderes.-Venga echémonos un baile para olvidar lo ocurrido.-dije mientras no dejaba de sonreír.