Esta noche...Chicago es nuestra [Katherine]

Chicago. Ese era el lugar preferido de Katherine. Estuvo allí en 1920 y si no hubiera sido por qué estaba demasiado ocupada vigilando a Stefan y tratando de encontrar el punto débil de Klaus, habría disfrutado esos años. Aún así, tenía buenos recuerdos de aquella época, todo era fiesta, baile y diversión; tanto los caballeros como las señoritas podían ser atrevidos en Chicago, pues nadie les juzgaría. Lo que más le gustaba de aquel lugar era que nada de aquello había cambiado, sí, los trajes y la música no era la misma, pero el ambiente seguía siendo igual y, estando allí, podías ser cualquier persona y disfrutar como nunca en una sola noche. Así que, aquella noche había decidido evadirse por completo, necesitaba despejarse si realmente quería centrarse luego en su plan para acabar con Klaus de una vez con todas, lo bueno es que ahora tenía a Valerie de su parte, nada mejor que un desengaño amoroso para que una persona cambie de bando.

No se puso nada realmente especial, iba con unos pitillos negros, unas botas de tacón, una camiseta verde y la chupa de cuero. Así vestida, parecía más mayor de lo que se suponía que era, pues en un principio había muerto con tan solo 18 años y debía aparentar por lo menos 22 años, una edad perfecta para ella, aunque si algún segurata no la dejaba entrar en alguna discoteca, no tendría problema alguno en hacerle cambiar de opinión. Entro en una discoteca; en el lugar donde ahora se situaba esta, estuvo hace tiempo el local más famoso de todo chicago, donde el charleston reinaba en la pista. No le importaría para nada volver a aquella época esa noche, lástima que fuera imposible.

Entró con sus típicos andares que sentenciaban que iba a comerse el mundo y fue derecha a la barra para pedir un whisky sin hielo. Sabía que había un brujo en el local, le había visto hacer un hechizo para conseguir que le dejaran entrar, pero no iba a decir nada, al fin y al cabo, cada uno tenía sus métodos para conseguir entrar en una discoteca. Katherine no tardó en localizarlo y darse cuenta de que éste tenía la vista fija en ella, por lo que alzó su copa a modo de saludo mientras sonreía divertida, para dirigirse hacía donde estaba él. -¿Puedo?- dijo señalando la silla libre que había al lado de la mesa.

Katherine sabía que las miradas de todos los hombres estaban puestas en ella mientras se dirigía con un paso lento pero sensual hacía el joven hechicero. Le gustaba que la mirasen, no iba a negarlo, aunque estaba más acostumbrada a pasar desapercibida, pues una no llevaba huyendo del vampiro, ahora híbrido, más temido de todos durante 500 años por pura casualidad. Por eso, cuando tenía la oportunidad de hacerse notar, no dudaba en hacerlo, y que todos los hombres del local la miraran babeando era la señal de que lo estaba haciendo bien. Recordó 1920, en aquel año, todas las señoritas brillaban como estrellas, mientras ella procuraba mantenerse a la sombra, pues si ya era peligroso andar en Chicago a la vez que Klaus, no quería ni imaginarse que hubiera pasado si éste la hubiera descubierto allí.

En cuanto el joven hechicero aceptó, Katherine se sentó elegantemente en la silla, cruzando su pierna derecha sobre la izquierda y recostándose contra el respaldo de la silla, a la vez que daba un trago a su vaso de whisky y lo dejaba sobre la mesa. Cuando el chico mencionó que la vampiresa se le hacía conocida, a Katherine le vino la idea de que el muchacho pudiera conocer a Elena, pero de ser así, se hubiera dirigido a ella por el nombre de su doble, y no había sido así. - Me muevo mucho y me quedo poco en cada ciudad, así que podríamos habernos encontrado en cualquier sitio. - dijo torciendo una media sonrisa; realmente no la convenía que la conociera, ni que conociera a Elena, pues siendo un brujo como era, a saber a que bando podría pertenecer, por lo que Katherine decidió que lo mejor sería no bajar la guardia, por si acaso.

Era curioso, de entre toda la gente que había en la ciudad, había acabado sentada frente a un brujo que no conocía de nada y que, además, podría perfectamente ser un aliado de Klaus, o de los Salvatore, en ambos casos, la vampiresa lo llevaba claro. Observó la discoteca, había cambiado con los años, pero la estructura seguía siendo la misma, y contaba con las mismas salidas; eso era algo que la morena debía tener en cuenta, solo por si acaso. No pudo evitar fijarse en las miradas que los hombres les dirigían, tanto a ella como a James, aunque eran diferentes miradas, unas reflejaban deseo, las otras envidia. Pasaba lo mismo con las mujeres que había en el local, pero a la inversa, algo a lo que Katherine no prestó más atención de la necesaria.

El muchacho se presentó de una forma elegante, que no correspondía demasiado con la edad del chico, pero que a Katherine le gustó. -¿De la vieja escuela, eh? Me gusta. - dijo humedeciendo levemente el labio superior, podría decirse que hasta de forma automática. Al escuchar el apellido del muchacho supo que aquel chico debía albergar un gran poder, pues la familia Cromwell era una de las familias más poderosas en el mundo de la magia, y Katherine lo sabía por que había tenido el placer de conocer a algún que otro Cromwell a lo largo de los años. -Katherine Pierce, encantada. - dijo torciendo una media sonrisa.

[justify]Ni aunque lo hubiera deseado, habría logrado el joven Cromwell apartar la mirada de la vampiresa, así que trató simplemente de ocultarlo con un trago de su bebida. Observó el ambiente, ya se habían esparcido los seguidores de Katherine, pero no dejaba de haber uno que otro que volteaba disimuladamente la cabeza para apreciarla. Luego, volvió su cabeza a la joven Pierce, mientras se alegraba al recordar sus palabras. Había empezado bien, y no tenía pensado en lo absoluto arruinarlo, por lo que escogió sus palabras con detenimiento y cuidado, cosa que le sorprendió, pue snunca había tenido realmente dificultades para hablar con una chica.

- Supongo que, ya que viajas tanto, nos habríamos encontrado antes en Inglaterra cuando vivía por esos lugares, o tal vez simplemente te vi de lejos por Mystic Falls si es que alguna vez has pisado ese pueblo.

De esa noche, no se hubiera imaginado toparse con un ser enteramente sobrenatural, pero allí se encontraba con una legendaria Vampiresa, de la cual sabía su linea familiar y unos cuantos datos de más, tan parecida a Elena Gilbert que en un principio habría llegado a confundirla con ella de no ser por los rizos que le caen sobre el cuerpo, y los ojos que dentellan sagacidad antes que ternura. James, por supuesto, no era nada cercano a Elena y muy pocas ocasiones (sino ninguna) había hablado con ella, pero sabía de antemano la protección que tenía, pues su buen amigo Aleksand era el encargado de protegerla...era algo como su guardaespaldas personal, aunque el joven Cromwell prefería pensar en el como en un obsesivo enamorado que no deja de proteger a su princesa. Por ahora, deseaba conocer más a Katherine Pierce, en lugar de simplemente pensar en su doble.

- ¿Gustas bailar? - Dijo, en un tono aún más caballeroso de lo que antes había sido.

Off:

Aunque ambos sabemos que el foro está muerto, quiero continuar este rol hasta que nos mudemos, porque ya en dos ocasiones (en las dos versiones de Appetites) he querido ver como James estaría con Katherine y siempre el foro muere antes de que pueda intentarlo XD. Así que quiero continuar esto hasta que el foro definitivamente se mude y no dejar al pobre de James con las ganas de Bailar con Katherine ^^[justify]