Destino forjado en plata (Elena)

Sonreí a Alek, el recordar a mis padres bien sí era algo que me entristecía, pero era la única manera de que siguieran vivos en mis recuerdos...

-Bueno Alek tranquilo no es nada en serio, recordarlos hace que me acuerde de hermosos y agradables momentos, que me recuerde de como me querían, y como nos divertíamos... sin eso no podría vivir ni haberlo superado.-dije mientras me levantaba mientras a la misma vez asentía con la cabeza a su propuesta.

-Me parece una idea estupenda Alek, ¿por dónde querrías empezar a conocer tu nuevo instituto?-dije mientras empezábamos a caminar, yo metí las manos en mis bolsillos.

La sonrisa de Elena hizo desaparecer aquella horrible sensación en el pecho y las ganas de ahogarse con sus propias palabras. Su protegida era más fuerte que lo que su tierno y dulce exterior aparentaban y eso lo reconfortaba- Me alegra que tengas esos recuerdos contigo, son siempre una buena ayuda- Lo sabía a experiencia propia. Los pocos recuerdos que tenía de sus padres fueron los que lo incentivaron cuando estaba en su peor momento y lo llevaron a ser la persona que era hoy.
-Aunque moriría por ver los laboratorios del Instituto, creo que mejor empezar por un sector no tan estructurado ¿Qué tal si me muestras la sala de música? -le preguntó con una sonrisa mientras seguía a Elena en su andar. Habían estado demasiado absortos en su charla que apenas si notaron que muchos de los ojos presentes se posaban sobre ambos, intentando elucidar cual era la razón entre el encuentro de la chica popular del Instituto y el chico nuevo.

Caminé en dirección a la clase de música para mostrársela a Alek como me había pedido.
Nos metimos por la puerta del ala sur y nos encaminamos por las escaleras hacia el primer piso, donde estaba situada la clase, allí había un gran piano y otros múltiples instrumentos.

-Esta es la sala de música, ya ves que contamos con una sala muy bien equipada. Me encanta ese piano es magnífico la verdad...-dije mientras me acercaba a él y empezaba a tocar una dulce melodía del gran compositor Beethoven, era una de mis favoritas esa pieza.

Miré a Alek con una gran sonrisa para ver lo que le parecía.

Había observado todo el camino con una sonrisa, escuchando las indicaciones de la chica como si de palabra santa se tratara. Aún asi le había tomado un tiempo quitarse la incomodidad que los ajenos al asunto habían creado en el chico, posiblemente la melodía de Elena había sido la responsable de su total desaparición. Se limitó a aplaudir y sonreirle luego de la demostración, resultaría que ambos tenían más en común que lo el cazador había pensado en un principio.
-Por lejos mejor equipada que la sala de música que tenia en mi antiguo instituto, lo único que tenía era un piano bastante viejo y mal cuidado, aunque conseguí que me regalarán una flauta traversa para mi doceavo cumpleaños. Fue hermoso Elena ¿Tocas hace mucho? Esa no era una pieza fácil- le comentó a la chica con tranquilidad mientras se acercaba y tomaba lugar junto a ella frente a aquél piano. Por un segundo se olvidó de que quizás estaba sobrepasando su límite de confianza con su protegida, pero sentía la necesidad imperiosa de tocar allí.
-Siéntete libre de acompañarme si lo deseas- Su dedo se deslizo por la primera nota de aquella sonata, no necesitaba de ninguna clase de guía ya que aquella música había quedado grabada en su cabeza para siempre. Cerró sus ojos para solo centrarse en su sentido de la audición y escuchar como cada golpe de martillo producía delicadamente cada una de las notas de la sonata Claro de Luna del mismo Beethoven que Elena antes había interpretado. Sus dedos continuaban llendo y viniendo con naturalidad por cada una de las teclas del piano. Pasado un breve lapso de tiempo se animó a hablar mientras continuaba tocando.
-Si mi vida fuera una película, creo que este sería el sonido que tendría - sonrió levemente con algo de tristeza mientras demostraba más énfasis en su tocar. Al poco tiempo después sus dedos cesaron de moverse y conjunto a esto sus ojos volvieron a abrirse.

Sonreí al escuchar su pregunta y ver como se acercaba y se sentaba a mi lado en el piano.
-La verdad es que mi padre era un gran artista con el piano, y él me enseñó a tocar... es algo que llevo practicando desde que tengo conciencia la verdad, y todavía lo hago, es una manera de mantener vivos sus recuerdos...-luego escuché como Alek empezaba a tocar la melodía que yo antes había interpretado, estaba sorprendida, él también sabía tocar, eso era estupendo, estaba muy emocionada, ahora haríamos un dueto de Claro de Luna.

Empecé a deslizar mis dedos también al son dela melodía y cerré los ojos, tratando de olvidar todo lo que me rodeaba, y disfrutar completamente de aquel momento. Era muy especial ciertamente.
Lo estaba disfrutando y pasándolo genial, y ambas cosas eran algo que no hacía desde hace tiempo.
Alek dejó de tocar y yo también pues la melodía muy a pesar mío, ya había terminado.

-Tocas genial ¿quién te ha enseñado?-dije mientras me ponía un mechón de pelo tras la oreja sin dejar de sonreír.

Aunque la música había despertado muchos sentimientos encontrados el joven rubio se sentía en paz. Tenia a Elena cerca, interesada en su persona, no podía pedir nada más ya que esto seria tentar demasiado a la dama fortuna. Con un movimiento grácil y lento quitó sus dedos de aquel increíble piano.Ahora sonreía a la chica a su lado, se podía decir que incluso estaba levemente sonrojado ante sus palabras.
-Fue mi madre, esta es una de las pocas cosas que puedo recordar de ella y siendo sincero para mí esto significa mucho. Gracias por compartir el momento Elena. De igual manera, no creas que soy tan bueno como piensas- Se dispuso a pararse para en breves continuar su recorrido por las instalaciones sabia que había mucho que ver y no quería agotarse en el primer lugar al que iban. Observó a su "amiga" desde su lugar con una sonrisa, esperando que lo siguiera-
-Bien señorita Gilbert, creo que es mi deseo ver el aula de artes manuales -pensativo-...o quizás la de cocina, no lo sé supongo que tu que tienes mas conocimientos harás una sabia elección.

OFF: No abro tema que tenemos este todavía


Sonreí de nuevo, mientras le escuchaba, me encantaba escucharle mientras me contaba cosas sobre su vida, hacía que en esos instantes ,e sintiese bien y que me olvidara de todas las cosas malas y extrañas que estaban ocurriendo a mi alrededor, hacía que me sintiera como una adolescente normal humana nuevamente.

-Bueno pues... mira primero vamos al aula de manuales, es genial, seguro que te gustará, además de camino hay una máquina de refrescos y tomaremos uno mientras seguimos con este tour.-dije mientras salíamos del aula de música.

Pasamos junto a unos compañeros de clase que nos saludaron y nosotros correspondimos a su saludo, el timbre que indicaba el final del recreo sonaría en cinco minutos.
Giramos por una esquina a la izquierda y saqué dos latas de refrescos de la máquina expendedora.
Abrí mi lata de coca cola zero mientras abría la puerta de la clase.

-Bueno pasa, esta es nuestra clase, como verás, está llena de obras de arte hechas por todos los alumnos del instituto, aquí están los caballetes, y en ese armario guardamos las pinturas al óleo para una mejor conservación.-dije mientras lo señalaba.

Miro el refresco que le había dado Elena por un segundo sin poder evitar sonreír al respecto. Si tenia que ser sincero, no notaba mucha diferencia entre los diferentes tipos de refrescos de la marca. Acto seguido se encogió de hombros para seguirle el paso a la joven Gilbert.
Miraba todo en el aula como si fuera la primera vez que experimentaba tal vivencia, prestando especial atención en las pinturas para luego centrarse en los trabajos de los demás.

-Estoy completamente sin habla Elena, mira todo lo que se ha hecho...se puede hacer y se hará! -Sonrie de medio lado- Aunque paso de hacer algo que no sea pintar, la escultura no se me da NADA bien por ejemplo -rie recordando experiencias pasadas- ¿Cuales son tus fuertes Elena? -le preguntó dando una vuelta por el lugar, inspeccionando cada elemento con especial cuidado- Además de ser porrita, claro esta.

Iba y venia intentando captar cada sentimiento, cada mensaje en lo que había allí presentes. Incluso en algún frasco de pintura vieja o alguna obra fallida tenia tanto de que enterarse pero sentía que poco era el tiempo que ambos tenian.

Me recogí un mechón de pelo tras la oreja, observando a Alek como inspeccionaba todo como para tenerlo grabado a fuego en su memoria, se acercó a varias pinturas y las contempló unos instantes. Me preguntó cuales eran mis fuertes, por lo que me quedé pensando un momento.
-Bueno... pues la verdad, la historia, inglés, y dibujo. Adoro dibujar, me relaja muchísimo, aunque es algo que hace tiempo que ya no hago.-dije mientras acariciaba un lienzo a medio terminar.

Era mío, quería representar una noche con una lluvia de estrellas y un pueblo a lo lejos, pero estaba sin acabar. Como tantas otras cosas en mi vida realmente. La verdad es que había bajado en el ritmo de las clases por lo que Alaric me daba algún sermón de vez en cuando con motivo. Al pensar en él, pensé en Jeremy, en como tuvimos que borrarle la memoria nuevamente, me sentía mal aunque fuera por su bien, Alek me recordaba mucho a él, por lo que mi agonía aumentaba.

Tragué saliva para deshacer el nudo que se había formado en mi garganta y lo miré.
-Bueno Alek, ¿cuáles son las tuyas?-pregunté tratando de alejar aquellos pensamientos de mi mente.

Estaba terminando su inspección por el lugar cuando Elena respondió a su pregunta, por alguna razón no tuvo duda de sus palabras como si ya supiera de antemano lo que ella diría y que todo encajaría perfectamente en su visión sobre la chica Gilbert. Volvió a centrar su mirada en Elena, su semblante aunque tranquilo parecía ser perturbado por sus pensamientos. Cuales fueran, el rubio no podía leer aún con su intuición y algo en su interior le decía que quizás jamás podria...aquella voluntad era única en su tipo.

-¿Las mías? En su mayoría es cualquier aptitud que requiera de destreza física, y agrégale Matemática, Biología y la Física, créelo o no pero soy un lector muy ávido- Rió levemente ante su último comentario, recordándose a si mismo a Ryckard. ¡Como extrañaba a aquellos dos! Pero su cargo...Elena, era más importante y cada segundo con ella era igual de valioso.

-Quizás es abusar de tu confianza Elena, pero podría pedirte un dibujo? Puede ser de lo que se te ocurra, y claro tómate el tiempo que necesites. Te estaré eternamente en deuda si lo haces -hizo una reverencia ante ella como simbolo de su palabras. Jamás la habia quebrado y nunca lo haría- ¿Qué me dices?