Otra vez tu [Elena]

No tuvo la posibilidad de descansar en toda la noche, había dado vueltas en la cama una y otra vez como si de un péndulo se tratara. Pensando en ella...solo en ella. Se incorporó de un salto para ir directo al baño, una ducha fría le sentaría bien y con algo de suerte quitaría aquél ardor infernal que lo estaba carcomiendo por dentro. Aun así no podía soportarlo y sumió su garganta en un río de alcohol. Se sentía -tan- bien pero no era sangre, no era lo que quería, y ¡No! No debía seguir pensando en ello. aunque cada centímetro cubico de su cuerpo pedía a gritos aquel liquido carmesi brotando de una carótida expuesta.
Se vistió con una camisa y jean y bajó al salón de la casa, Damon nuevamente había dejado una copa a medio beber. La miró desde la distancia, con cada sentido llamando hacia ella las coincidencias lo estaban matando o el destino le quería jugar una muy mala pasada. Salió de la casa con un portazo y sin mirar a atrás se subió a su automóvil.Daría una vuelta por el pueblo. En su camino no pudo evitar clavar su mirada en una joven que caminaba solitaria...se veía tan indefensa, tan.. frágil. Una perfecta victima. ¡Si no fuera por Elena! Todo ello lo destruía cada vez mas, añoraba escuchar los gritos de clemencia, los llantos por misericordia y aquel sabor único y saciante como era el de la sangre.
Estacionó en el Grill con la estúpida esperanza de que un trago le diera un respiro, aunque fuese por un instante, pero la presencia de las personas allí probaría ser un completo desafío.
-Lo más fuerte que tengas- fueron las únicas palabras que pronunció al encargado del bar. Quería la bebida, y la quería ya.

Hoy había estado haciendo footing más tiempo del planeado, recorría el pueblo, veía las tiendas abiertas, la gente normal disfrutando de un sábado normal, yo escuchaba la música de mi grupo favorito a través de mis auriculares. Decidí ir hacia el Mystic Grill, para ver a Matt, que hacía ya mucho tiempo que no hablaba con él, pues procuraba mantenerse alejado de todo lo que ocurría, y bien que hacía la verdad. Me quité los auriculares y guardé mi mp5 en mi riñonera y entré en el bar.

Como era normal por las horas que eran, estaba casi vacío, una pareja de amigos parecían conversar mientras almorzaban, y en la barra... oh no, estaba la última persona que quería ver y al mismo tiempo la primera que deseaba ver en años. El corazón comenzó a latirme deprisa al verlo. Me acerqué a la barra y pregunté al camarero si estaba Matt, a lo que me respondió que había pedido un cambio de turno, le di las gracias por la información y pedí un café. Me senté al lado de Stefan.

-Hola Stefan, ¿qué haces por aquí?-dije mirándolo seria, lo echaba de menos, a pesar de todo, seguía amándolo, no había sido su culpa, sino la de Klaus, odiaba que hubiera ocurrido todo esto. El destino nos había juntado en el Mystic Grill para hablar de muchas cosas, y entre ellas lo nuestro, su apagada humanidad.

Tragó la primera bebida como si de agua se tratara, sin poder evitar soltar un suspiro de satisfacción al respecto pudo notar al instante como levemente su cabeza comenzaba a aclararse, todo iba de maravillas hasta que escuchó su voz en la cercanía. ¿Por qué tenia que ser ella, acaso estaba siendo castigado por todo lo que había hecho? Si existía algún dios, de seguro se estaría riendo fuertemente de él.

Tuvo que reunir toda su voluntad para mantenerse indiferente y distante cuando todo lo que quería era llenarse de ella, ahogarse en su aroma, perderse en sus labios...pero sería todo en vano, el peligro y la muerte eran como su sombra y simplemente ya era demasiado doloroso ver sufrir más a Elena. No sabía cuanto más podría soportarlo sin perder registro de toda razón, hasta que la locura lo alcanzara. No podía siquiera verla del todo a la cara en ese momento.

Tomando un trago, manteniendome lejos de Damon, lo típico Elena- contestó sin ganas con sus ojos clavados en las bebidas tras la barra. ¿Qué es lo que quería ahora? Elena podía querer matarlo ahora que él recibiría a la muerte con las manos abiertas, estaba cansado...agotado de seguir sufriendo y si era posible, compitiendo con su hermano- ¿Qué haces tu aquí? -Sus ojos apenas se encontraron con los de ella. El Salvatore parecía sonreirle pero la verdad es que moría por dentro.

Sonreí a Stefan, ahora parecía alguien tan normal... como aquel que una vez fue, ojalá pudiera recuperarlo, me moría por dentro, estuve tan confusa por culpa de Klaus que le hizo apagar su humanidad... Lo miré a los ojos devolviéndole la sonrisa, su sonrisa, tan hermosa y tan perfecta, tan genial, y sus ojos, en los que podía perderme horas y horas y estar sin pensar en nada...
-Bueno, he estado haciendo ejercicio, y por qué no tomar una botella de agua para así refrescar mi garganta seca.-dije mientras cogía la botella y la destapaba para darle un trago.

-Stefan, y tú... ¿qué haces aquí? es extraño verte por aquí la verdad... Stefan...-dije callándome y escuchando los acelerados latidos de mi corazón. Estaba segura que Stefan los estaba escuchando en aquel momento, yo no quería sufrir durante más tiempo, tenía que ser sincera, tanto para mí como con él. No sabía como abordar el tema, realmente estaba tan nerviosa...

-Stefan, yo... yo no te he olvidado, y no puedo hacerlo por mucho que me hayas pedido, y sé una cosa, sé que puedes recuperar tu humanidad, lo sé porque lo he visto, porque tu mejor amiga Lexi me lo contó.-llevé mi mano a su rostro y lo acaricié.-Stefan no podemos seguir así, por favor, si me amas, intenta volver a ser tú, te quiero, te echo de menos...-dije nerviosa pero calmándome poco a poco.

Bien por ti, no sería bueno que te deshidrataras Elena- No podía mantenerle la mirada por mucho tiempo, lleno de vergüenza y arrepentimiento ante lo que había hecho. Pero tampoco había derrumbado aquél muro...no, hacerlo significaría enfrentarse a demasiado dolor y culpa. Solo deseaba salir de allí, correr lejos con Elena y dejar todo atrás, pero bien sabia que esa no era una opción.

Hizo rotar el hielo que había en el interior de su vaso, observándolos con especial cuidado mientras hablaba- Necesitaba un tiempo para pensar, donde estar con todos y a la vez con nadie. Además es el unico lugar abierto a estas horas donde conseguir algo bueno de beber -Dejó el vaso sobre la barra para sentarse con la espalda completamente erguida y mirar a la chica. Podía sentir aquél órgano lleno de vida dar brincos de un lado a otro, no podía decir si era de felicidad o de puro terror pero el sonido que emitía parecía ser para él y solo para él-

Elena -suspiró- Las cosas dificilmente pueden volver a como eran antes, yo hice cosas que... -quedó en silencio un segundo- no importa...- sentía como su suave y tersa piel acariciaba su rostro ¡Oh como añoraba ese tacto, esa sensibilidad! Le tomó su tiempo volver a contestar- Lo que me pides es infinito, Elena. Sería enterrarme a mi mismo en un pozo sin fin de dolor, no podría siquiera mirarte. Yo no...-No existían palabras para describir la situación, lo que sentía. No había forma.

Miré en los ojos de Stefan y lo que encontré me entristeció, pues estaban llenos de dolor y pena en aquellos instantes. Me sentí tan impotente, pues Klaus lo mantuvo como a un juguete del que tirar para hacer daño a aquellos a quienes quería. Mantuve mi mirada puesta en sus ojos.
-Stefan... no tienes que culparte, tú no has hecho nada malo, ni por gusto eso mucho menos, Klaus te obligó, quiso hacer un monstruo de ti Stefan, y es algo que no ha conseguido, ni nadie conseguirá por lo que me alegra.-dije mientras le sonreía de lado. Vi como el camarero dejaba la botella delante mía y le di las gracias.

Tenía a Stefan a mi lado, por lo que tenía que aprovechar aquel momento para decirle todo lo que pasaba por mi mente, todo lo que sentía, y por mucho que intentase no dejaba de sentir.
-Stefan ya lo hiciste una vez, estoy segura de que puedes hacerlo nuevamente, no te culpes, yo... por mucho que intentara no podría ni quería olvidarte, sí puedes, yo... yo... te amo Stefan, ta quiero muchísimo, y no quiero que nada ni nadie nos separe nunca más.-en ese momento dirigí mi rostro hacia el suyo y acerqué mis labios hasta posarlos sobre los suyos, dándole aquel beso que tanto ansiaba desde hacía mucho tiempo.

Me separé despacio y con los ojos cerrados, cuando los abrí me sentía orgullosa de mí misma por haberle dicho todo lo que sentía, quería y más. Pero solo él tenía el poder para que volviésemos a estar juntos de nuevo, él tenía que decidir. Esperé callada su respuesta, o todo lo que tuviera o quisiera decirme.

No podía decir que aquellas palabras no eran un alivio pero simplemente no podía flaquear en su decisión ahora. Además, conocía muy bien el enorme corazón de Elena Sino...¿Como podía amar a un monstruo como él? Volvió a tomar el vaso para hacer remolinar el contenido que había dentro intentando distraerse-
¿Que no he hecho nada malo? Elena, tu más que nadie has sufrido lo peor de mí, puede que tu perdones pero yo...sencillamente no puedo-volvió a dejar el vaso casi golpeándolo contra la barra. Le estresaba demasiado la situación ya que no sabía como enfrentarla.

Elena era tan perfecta, tan dulce, tan humana ¡Se había equivocado tanto! Ahora ya no había vuelta atrás y todo el mal ya estaba hecho. Quería que la tierra lo tragase, lo llevase lejos para no volver a sentir nada nuevamente, pero el suave beso de la chica le golpeo como el mar a las rocas.
Todo se había retorcido hasta el punto en quedar situaciones que bordeaban la locura.

Quería decirle que él también la amaba, que lo volvía loco, que cada segundo que pasaba sin ella lo mataba por dentro. Pero ella también tenía sentimientos por Damon, y eso lo carcomía hasta su propia alma
-Eso ya no importa Elena, todo ya ha cambiado demasiado y eso no lo puedes negar. O puedes mirarme a los ojos aquí y decirme que Damon no te importa...que no significa nada para ti.
Sus palabras posiblemente eran tan hirientes para ella como para él , pero era lo que tenia para decir y al menos había sido sincero.

Me quedé de piedra ante ese comentario, todo lo que ocurría a mi alrededor, gente riendo, camareros sirviendo, chicos jugando al billar... todo parecía haber cesado ante esas palabras de Stefan, todo el mundo paró de girar, sentía que me asfixiaba, quería gritar y llorar ahí, pero no podía permitírmelo, yo... habían ocurrido cosas en mi vida, cosas que no podía cambiar. No dejaba de mirarle, mi corazón parecía dejar de latir.

Ni siquiera podía abrir la boca, no me esperaba que me dijese eso. Tragué saliva para deshacer el nudo que en mi garganta se formaba.
-Stefan yo... estoy realmente confundida, no sé lo que mi corazón siente y ni si quiera puedo expresarlo.-dije mientras lo miraba triste, no podía creer que me había ocurrido como a Katherine, me había enamorado de los dos Salvatore...

No sabía lo que Stefan iba a decir ni como iba a actuar, pero en el fondo sabía lo hirientes que podían llegar a ser mis palabras, sabía que en ese instante, podía haberle roto el corazón. Yo, ahora solo quería salir del grill y volver a mi casa...