{#}Pasando el rato. {Katherine Pierce}

No hacía muy buen tiempo, a pesar de que la primavera ya había llegado, unos nubarrones oscuros se alzaban en el cielo. Había salido para dar una vuelta y ver si me compraba algo para el baile de primavera, iba a ser un baile de disfraces, así que me fui a una tr un rato interesante tienda de antigüedades, pero no parecía haber nada interesante allí, además no tenía la idea de cual sería mi disfraz la verdad, y también había que llevar una máscara, eso sí, y la vi, era perfecta, negra, brillante y hermosa, era perfecta para mí, me encantaba. La cogí y me acerqué al dependiente y le pagué diez dólares por esa maravilla. Salí de la tienda haciendo tintinear la campanita de la puerta.

Me entraron ganas de ir al Grill, allí podría pasar un rato interesante, era mucho más divertido que el viejo Boat House del padre de Adam en Chance Harbour. Caminé justo cuando empezó a llover, menos mal que ya estaba al lado del bar y entré. Estaba bastante concurrido, conocía a un par de chicos que había allí y les sonreí y me fui con ellos, estaban jugando al billar y les faltaba una jugadora, así que me apunté. Pedí al camarero una cerveza y me apunté a la partida que empezaba.

Cuando fue mi turno cogí mi palo de billar, y miré a la bola rayada roja, estaba a punto de hacer una muy buena jugada, podía hacer una cosa, me concentré en la bola y lancé, controlé la mente e hice una carambola, entrando tres bolas en los tres agujeros, era genial. Amaba mis poderes, mi magia, amaba ser bruja. Cuando me llegó la cerveza le di un trago. La puerta se abrió y vi a Elena Gilbert, pero sentí su aura, y no era humana, por lo tanto que ya sabía quien era, pues tenía mis fuentes, y me habían comunicado de la existencia de una vampira, su nombre Katherine Pierce. Tras ganar la partida, me fui con mi cerveza a donde se sentaba aquella chica, sería divertido tratarla un poco como si fuera Elena.
-¡Hey Elena! me alegra mucho verte por aquí.-dije con una sonrisa traviesa de lado.

Llevaba toda la mañana metida en la habitación del hotel donde me estaba alojando por ahora, ya que dudaba que los Salvatore me dejaran quedarme en su casa otra vez, y ahora que Isobel no estaba Katherine no tenía ningún lugar donde quedarse, pues tenía entendido que la casa donde Isobel había estado durante su estancia en Mystic Falls había sido vendida o algo así, realmente no la interesaba en absoluto, eso sí, la molestaba cantidad, pues era una casa bonita y espaciosa, y aunque se alojaba en la suite más cara del hotel, no era lo mismo. Lo bueno que tenía aquel hotel era que el camarero entraba a la habitación para dejar la comida que pedías, y no la dejaba en la puerta como en otros hoteles en los que la morena había estado. No dudo pues, en pedir un plato al azar en la carta, y esperar a que el camarero lo subiera tumbada en el sofá, en cuanto éste llegó, le pidió que cerrara la puerta y que se acercara un segundo, para darle la propina. De ahí para delante, sería un recuerdo borroso para el chico, para Katherine, una suculenta comida.

Después de eso, al ver que el día llegaba a su fin, y segura de que Elena estaría en su casa, Katherine salió del hotel y, tras vagabundear un poco por las calles del pueblo, se dirigió al Grill. Con suerte, se encontraría con alguno de los Salvatores y podría pasar un buen rato, aunque solo fuera haciéndoles rabiar. Cuando entró, se sentó en una de las mesas y alzó la mano elegantemente para pedir un whisky doble sin hielo; el camarero la miró algo raro, pero no le negó la bebida. Una chica se acercó a ella creyendo que la morena era Elena, con una sonrisa que no presagiaba nada bueno en los labios; no sabía por qué, pero a Katherine no le daba buena espina, aun así, decidió seguirle el juego, solo para ver hasta donde llegaban. -¡Hola! - dijo con la mejor imitación de Elena que pudo, que venía siendo una imitación perfecta; si había conseguido engañar a los Salvatore aquella vez, podía engañar a cualquiera con su actuación. Lo mismo digo, no esperaba encontrar a nadie hoy, ahora ya por lo menos no estaré sola. - dijo como si fuera un alivio que la chica que tenía en frente hubiera aparecido.