A meeting with my destiny...{Damon Salvatore}

Estaba sentada en el sofá, con un café en la mano, mirando sin ver nada la pantalla del televisor, mi mente estaba más lejos de esas cuatro paredes, como en el ataque fallido de Klaus gracias a Damon y a Caroline, pero sobretodo a que Damon respondió acudiendo en seguida en nuestra ayuda.

Damon... Después tras devolverme a casa volvió a besarme... diciendo que no tenía por qué arrepentirse de hacerlo por su hermano... y yo le respondí sin dudarlo ni un solo segundo.
Cada vez parecía más que claro y mis sentimientos por él salían a flote...

Di un sorbo a mi café caliente mientras pensaba en esas cosas, esa era una mañana fría de domingo y el cielo tenía pinta de soltar sus lágrimas sobre el asfalto.
El solo hecho de pensar en su nombre, su imagen acudía a mi mente, sus ojos azules en los que podía perderme horas, hacía que mi corazón se acelerase.

Ahora no había nadie en casa, Jer había salido con unos amigos y Alaric había ido a entrenar, así que me puse a hacer los deberes de trigonometría.
Como si alguien me hubiera estado observando hasta el momento en el que abría el libro llamaron a la puerta y fui a abrir, era Damon, le miré sin saber como actuar, como últimamente me pasaba.

-Hola, pasa...-dije decidida.

Damon casi había perdido a Elena, estuvo a punto. Si no se hubiese marchado, ese día estarían juntos como siempre, si no hubiese vuelto y ella lo visitase, jamás discutirían y por tanto no se iría sola al bosque, pero todo ocurrió así. Cuando leyó el mensaje no supo que hacer, salió corriendo a buscarla para salvarla y gracias de que Caroline estuvo allí, si no se hubiese muerto. Se culpaba de todo lo que estaba pasando, de hacerle falsas ilusiones a Elena para luego marcharse culpable y ahora volver. Se estaba dando cuenta de que jugaba con la joven humana y eso debía parar.
Desde que vio a Stefan así tan extraño se dio cuenta al fin de que ya no volvería y entonces nunca tendría que sentirse culpable por querer a la Gilbert y entonces una vez que la dejó en casa la besó para darle las buenas noches y marcharse. Se quitó un peso de encima porque así era la mejor forma de darse cuenta de que por mucho que quisiera marcharse del pueblo su corazón siempre estaría ahí con ella y no sería feliz. Si ella quería envejecer pues él estaría para verla porque hasta el día de su muerte la querría y entonces luego solo tendría que quitarse el anillo y reunirse junto a ella.

Ya no tenía que esconder sus sentimientos porque Stefan no volvería y Damon podría hacerla feliz, eso haría siempre.
Apenas durmió en la noche pensando e ese beso y todo lo que significó, por eso nada más amanecer se duchó y se sentó en su salón a esperar que fuera la hora normal de despertar de Elena. Cuando creyó que había llegado la hora se marchó en su coche al hogar Gilbert. Rezaba porque no estuviesen Alaric o Jeremy porque ya era hora de hablar y aclarar todo de verdad sin mentiras.
Caminó vacilante por el porche hasta llegar a la puerta y llamar dos veces como solía hacer siempre. No tardó en oir unos pasos seguidos de una fragancia que le gustaba y al abrirse el portón se encontró a Elena frente a él. Miró al suelo entrecortado apra luego alzar la mirada de nuevo y encontrarla con la de ella y entonces asentir al saludo y empujarla un poco hacia dentro. Cerró la puerta y entonces le dio un beso una vez comprobado que no se escuchaban ruidos en la casa. No se avergonzaba de nada de esto porque la quería mucho pero no veía conveniente besarse en la puerta cuando Klaus o alguno de los suyos podría verlo y usarlo en su contra mas tarde. El beso fue simple pero que le supo a gloria. -¿Cómo has dormido?

Suspiré pensando en que Stefan ya nos había abandonado para siempre y no me amaba por lo que ya no tenía que sentirme culpable por mis sentimientos hacia Damon.
Me besó cuando entró en casa, y yo lo recibí aquel beso como agua de mayo.
Era tan dulce, y mostraba seguridad, era notable que para él también se sentía liberado tras saber que su hermano también le había dejado la pista libre en el campo del amor.

Sonreí cuando se separó y le abracé, me gustaba tenerle a mi lado junto a mí.
-Me gusta que estés cerca... y he dormido bien la verdad...-dije mientras lo llevaba conmigo al sofá para continuar tomando mi café y haciendo los deberes... aunque con él a mi lado, iba a resultar una tarea más que imposible.

-Oye Damon, tú... ¿qué tal has dormido? ¿cómo te sientes?-dije mientras sonreía y me ponía un mechon de pelo tras la oreja y lo miraba de reojo mientras daba ahora un nuevo sorbo de café.

Aquel abrazo tomó por sorpresa a Damon. Se habían abrazado cientos de veces pero esta era especial y entonces él la agarró tambien para sentirla cerca y notar su corazón junto a su cuerpo. Se quedaría años así sintiendo su respiracion y el vaivén de sus pulmones.
Al separarse, lo llevó hacia el interior donde se encontraba una taza de café y apuntes del colegio por lo que estaría estudiando.
-He dormido bien...sisi, bien.-dijo mintiendo porque sabía perfectamente que se llevó toda la noche en la cama despierto, normal, con todo lo que se le venía encima. No le tenía miedo a Stefan y su reacción pero quería evitar una pelea a toda costa fuese como fuese.
-Yo también estoy perfecto contigo, necesitaba verte y saber que estabas bien. Me da mucho miedo que pases tiempo a solas cuando Klaus puede aparecer de repente...-confesó porque la idea de que estuvieran de nuvo ella y aquel tipo malvado le aterraba.
Echó una ojeada a los apuntes para ver que era de trigonometría.-Con que estudiando trigonometría ¿No? Te ayudaría su supiera pero no recuerdo nada ya.-se encogió de hombros con una sonrisa para luego acariciarle la mano a su chica.

OFF: Siento la brevedad pero tenía que irme al instituto.. :S

Off: No importa perdona yo porque los míos sean siempre así de cortos, trataré de mejorar.

Noté que me acariciaba la mano, era un momento en el que no podía concentrarme teniéndolo tan cerca, a mi lado como yo ahora quería.
Le miré a los ojos, tan hermosos y cubiertos por espesas y rizadas pestañas, y de un color azul tan hermoso que el propio mar podía tener envidia de ellos, luego sus labios, voluminosos y bien definidos, idóneos para besar. Y su musculado cuerpo que jamás cambiaría con el paso de los años...

Todo en el vampiro Salvatore era ncreíble, y de alguna manera, sentía que con él iba a ser distinto, que no iba a suceder como con Stefan, que él no se dejaría vencer, Damon había aprendido a controlar su carácter y no había cambiado totalmente lo que ahora era genial.
Sonreí cuando dijo que no se acordaba de la trigonometría.

-Yo no quisiara tener que acordarme de ella, pero sí de ti, en cambio, pues has capturado una cosa que en mí ya creía muerta y destrozada... el amor, el querer a alguien.-dije mientras acercaba mi rostro al suyo y posaba mis labios sobre los suyos, y dejé bailar a mis labios al son del amor.

Tras unos segundos así, que me parecío la eternidad más hermosa, me separé de él y apoyé mi mano en su mejilla, acariciando su rostro.

-Tranquilo, no te preocupes por Klaus, si no le daba a su hermana, seguiría haciendo daño a mi hermano y eso no lo podía tolerar. La tendrá vigilada, ese era el trato Damon, así que no hay que preocuparse por ese tema.-dije mirando sus ojos y esperar su respuesta.

Cuando ella se quedó mirando al vampiro a los ojos solo pudo sonreir. Verla frente a él con esa cara perfecta, esos ojos preciosos, esos labios, ese pelo, ese olor que le embriagaba, ese sonido al respirar que solo él podía notar...le encantaba todo de ella. Jamás creyó en que la perfección existiera mas allá de una copa de un buen vino, pero ahora comprendía que toda la belleza de la creación de Dios podía concentrarse en un cuerpo de una chica. Esto le hacía pensar que de verdad había alguien ahí arriba que creaba todo y que Elena solo era un ángel o el significado de todo lo bueno porque si a Damon le encantaba por fuera, por dentro era aún mas preciosa. Daría todo por defender a los suyos, siempre se preocupaba por los demás y nunca negaría una ayuda.

Damon soltó una pequeña carcajada cuando recordó esas extrañas clases de las que se escapaba. -Mi padre tenía contratado un profesor para cada uno de nosotros...Y yo no podía aguantar al mío, más de una vez lo hubiera matado. Tenía una voz que era capaz de dormir a cualquiera.-dijo recordando al entrañable anciano que le daba clases y con el que tanto peleó. Ahora incluso sentía tristeza y nostalgia, sentimientos raros en él.

Cuando Elena comenzó a hablar, Damon la escuchaba atento con una sonrisa esperando alguna broma hasta que oyó lo último que dijo y entonces su boca se fue abriendo un poco hasta quedar en forma de o y quedarse paralizado. Fue cuando ella acercó sus labios que él despertó pero sin poder reaccionar. Ella se separó despues de unos segundos y entonces él pudo hablar.-Sinceramente no sé que decir. Has dejado sin palabras al mismísimo Damon Salvatore.-dijo riendo.-Yo nunca he sentido esto por nadie, ni siquiera cuando era controlado por Katherine...-dijo agachando la cabeza ante tal experiencia vivida y que creía olvidada.-Pero ahora estás tú que eres lo mejor que podía encontrar.-confesó para luego acercarse y besarle dejando que su lengua invadiera la zona ajena.

-Sabes que no hay que fiarse mucho de Klaus, así que estaré vigilandote a ti hasta que haga falta.

Sonreí divertida cuando le vi preocupase de nuevo por mí.
Era tan bonito que lo hiciese, aunque sería siempre así por el momento, estar preocupado por mí, hasta que el agua volviese a su cauce.

-Tranquilo Damon, sé que no va a irse, no hasta que no recupere lo que Stefan le ha quitado, los ataúdes, pero no me preocupa, no porque estoy a tu lado.-dije mientras le daba un beso en la cara esta vez sonriendo, pues me sentía feliz y muy contenta.

Me terminé el café y dejé la taza vacía en la mesita de cristal y pasé la página del libro de trigonometría.
-Cuéntame más cosas sobre tu vida... cuando eras humano por favor, me gustaría conocerte más, saber aún más cosas de tí.-dije sonriendo, no podía dejar de sonreírle. Eso era el amor.

Su sonrisa le gustaba mucho a Damon porque asó podía ver que aún ella tenía esperanzas en que todo acabase y ese era el empujón que Damon necesitaba para seguir luchando. Tenía gran parte de todo encima de él. Debía lidiar entre Klaus y Stefan para que ninguno cometiese locuras dañando a algunos de los suyos y es que no entendía el porqué ambos amenazaban al otro con atacar a los camaradas de Damon. Todos se habían convertido en sus protegidos porque de él dependía en gran medida la vida de todos.
-Sé que no se irá aún hasta conseguir eso y hasta entonces estaré protegiendo a todos ustedes: Caroline, Rick, Jeremy, Bonnie, Matt, a quien haga falta porque si son parte de ti deben ser salvados de todo esto.-confesó. Nunca sintió tanta conexión estas personas ni cuando era humano y aunque su orgullo de vampiro le prohibía confesarlo y demostrarlo, al menos los defendería después de todo lo vivido. Alaric le ayudaba siempre en todo sin pedir nada aunque le destrozase la vida alguna que otra vez, Caroline fue usada por él y ahora eran aliados, Bonnie desafiaba su historia para ayudarlo y eso él lo valoraba y velaría por el bien de todos.
El beso en la mejilla le gustó así que sonrió como el Damon más humano que aún seguía escondido en aquel cuerpo perfecto.
La siguiente proposición le pilló por sorpresa porque ya ella conocía todos los hechos importante de la vida de él.-Te diré que nunca estuvo mucho tiempo aquí. Mi padre me mandaba de un sitio a otro. Internados, ejército, a casa de algún familiar...Todo para cambiar mi actitud pero lo que no sabía es que no podía. Yo era así y no iba a cambiar y siempre volvía al cabo de unas semanas para seguir con lo mío. Stefan siempre era el perfecto que tenía un futuro prometedor y yo el que no llegaría a nada y que solo servía para molestar, pero eso nunca consiguió nada. Yo estaba feliz así. Todo iba de esa manera hasta que llegaron Katherine y los demás. Se hicieron pasar por damas de la realeza y altos cargos y fueron muy bien recibidos y ya a partir de ahí lo sabes todo.-dijo.-¿Y tú? ¿Algo importante que deba saber?

Apoyé mi cabeza en su hombro, disfrutando feliz de aquel momento de normalidad en nuestras vidas, pues esos momentos eran realmente escasos a la vez que necesarios, y eran tan poco comunes...
Le cogí de la mano mientras le escuchaba hablar.

-Gracias por ayudarme, por proteger a las personas que me importan, por ayudarme... la verdad es que no sé como estaría en estos momentos si tú no estuvieses aquí para ayudarme la verdad, las cosas son tan difíciles.-le expliqué mientras le miraba a los ojos.

Era tan especial este momento para mí... antes habría sido de lo más normal, e incluso podría haber llegado a ser aburrido, pero ahora era como oro.

-Pues yo, hecho de menos los momentos de paz y tranquilidad que tenía la verdad... antes era la capitana del equipo de animadoras, sin preocupaciones más que ser popular, tener a los chicos que quisiera, divertirme, sacar las mejores notas... ahora eso es lo que menos me importa, lo que más me importa es salvar a la gente que quiero, y que no sufran por mi culpa... pero por otra parte estoy muy feliz porque estoy a tu lado...-dije sonriéndole feliz por estar sincerándome ahora con él.

Al notar como Elena apoyaba su cabeza en el hombro de él, copió su gesto y colocó su cabeza sobre la de ella, notando todo el olor de la joven que inundaba su cerebro. Le encantaba aquel aroma. Con una mano de cada uno agarrada estaban contándose cosas como cualquier pareja normal, aunque de normales tenían poco. Cualquier pareja norma hablaba de sus problemas con amigos, del colegioo de la fiesta del fin de semana que viene pero no hablar de que un vampiro loco iba por ellos para quitarle toda la sangre y crear un grupo de híbridos igualmente locos. Eso era lo que les separaba de los demás, aparte de que eran humana y vampiro.
-Sí, nada es fácil. Todos estamos haciendo nuestros mayores esfuerzos para salir adelante y triunfaremos juntos ¿Vale? Además, estando en la rutina nos aburriríamos ¿No crees?-soltó una pequeña risa. Pero era cierto, si no tuvieran nada de que preocuparse jamás se habrían unido tanto como ahora.

-¿No te consideras lo suficientemente popular? Te recuerdo que un tipo de persigue porque tu sangre es especial.-bromeó pero enseguida supo que la broma estaba fuera de lugar y se arrepintió. -Lo siento, me paso de gracioso a veces... Entiendo que prefieras la vida de antes porque si yo pudiera hacerlo te lo daría encantado y te dejaría como estabas antes sin problemas. Pero las cosas no son así, Bonnie es una bruja, Caroline un vampiro, todos tenemos algo que nos mantiene juntos porque así es como debemos estar y así ganaremos esta batalla. Te lo prometo que siempre estaré para protegerte y superar esto.-dijo apretándole la mano.

Le escuché ahí, a su lado, abrigada por nuestro amor... que parecía salir a la luz delicadamente.
Sonreí al escuchar que con la rutina nos aburríamos.
Pero luego escuché su broma sobre mi popularidad.
Damon...

Me levanté del sofá seria y me acerqué a la ventana. Suspiré cansada pues no sabía como sentirme en ese momento ahora. Sabía que Damon no lo había hecho aposta, pero igual me había dolido su comentario, como si yo quisiese que los vampiros me persiguiesen a mí e hiciesen daño a mis familiares y amigos.

Noté que Damon se dio cuenta de los estragos de su comentario. Pues en seguida me pidió perdón.
-No importa, en parte tienes razón así que...-dije mientras veía como empezaba a llover.

Parecía que el tiempo representase mis sentimientos, justo ahora empezaba a llover, pero en realidad solo era una casualidad más del destino.
Al rato volví a sentarme al sofá, pues no tenía sentido estar más tiempo enfadada por aquel simple comentario.
Me apretó la mano como para pedirme disculpas nuevamente, y yo le respondí con otro apretón y una sonrisa.
Me explicó que nada iba a volver a ser normal por mucho que ambos quisiésemos, mis mejores amigas, una de ellas era bruja y la otra vampiro así que...
Pero Damon dijo que él siempre estaría a mi lado para protegerme.

-No sabes lo que me ayuda escucharte en estos momentos, es como poder quitarme un pequeño peso de encima al tenerte a mi lado. Y eso es lo que más me importa ahora la verdad.-dije mientras volvía a apoyar mi cabeza sobre su hombro.

La conversación estaba siguiendo un buen ritmo. Ambos estaban agarrados hablando como si fueran dos adolescentes normales que conversaban sobre sus preocupaciones, pero para nada eso era así de fácil. Ellos no eran normales ni nada de lo que les rodeaba y Damon no tenía otra cosa que hacer sino gastar unas de sus bromas que hirió a Elena hasta el punto de levantarse y marcharse a la ventana. Damon agachó la mirada sabiendo que se había pasado y luego pidió perdón. -Soy un completo estúpido cuando quiero y digo cosas hirientes sin darme cuenta. Lo siento. Para mí eres la chica mas popular porque solo me fijo en ti.-confesó en un intento de calmar la tensión que él mismo había provocado en unos segundos por su falta de sentimientos. No podía controlar su boca cada vez que pensaba algo pues no se callaba nada, ese era su fallo, uno de tantos. Debía aprender a callarse y pensar para luego decidir si hablar o no.
Al rato volvió Elena a sentarse con él, todo parecía calmado. -Muchas veces soy estúpido y duro pero también sé cuando me necesitan y tú necesitas a alguien que te proteja.-dijo, acordándose inmediatamente de su hermano Stefan. Muchas veces sentía como si hiciera el papel que éste hacía antes y eso le mataba pero había que superarlo.-Todo saldrá bien.-comentó para luego darle un beso en la cabeza.

No pude evitar sonrojarme al escuchar su comentario, entonces de verdad que nos amábamos y no todo era un sueño del cual pronto despertaría para volver a la horrible realidad.

Pero no eso era un momento muy feliz ya que estábamos juntos y ambos nos demostrábamos un amor puro y de lo más sincero.
Estaba tan contenta que me sentía algo egoísta por vivir aquel momento de felicidad, pero no, pues ambos lo necesitábamos, el estar juntos, sintiendo que aún quedaba algo de normalidad y felicidad para ambos y que no era una cruel burla del destino.

-Damon ¿sabes una cosa? por mucho que nos vaya mal siempre habrá una parte en mí que estará tan feliz por poder tenerte a mi lado. Te quiero.-susurré mientras acercaba mis labios a los suyos y le demostraba mis sentimientos.

Parecía que las cosas comenzaban a ponerse mejor. Después de todos los problemas existentes habían encontrado un momento de paz en el que los dos podían dejar todos los asuntos paranormales para comportarse como dos simples adolescentes enamorados más. ¿Qué había de malo en vivir como si fueran dos chicos de 17 años? Muchos se quejaban de sus vidas por culpa de los estudios o cualquier motivo, pero ninguno llegaba a replantearse que se podía estar peor. Damon y Elena estaban peor. Aparte de tener que lidiar con los estudios, también tenían vampiros, híbridos, brujos, cazadores y todos los demás tipos que rondaban por aquí. Los jóvenes normales eran unos ignorantes de ese tema. Pero pese a todo eso, Damon no se arrepentía de nada porque al haber pertenecido a otro tiempo y tomar ciertas decisiones se encontraba hoy aquí, con ella.

Damon sonrió ante lo que ella dijo y sin poder contestar sus labios fueron sellados. Damon le siguió el beso llevando sus manos a la cintura de la chica.-Siempre estaré.-volvió a repetir para besarla de nuevo. Se dejó llevar dándole besos en aquellos labios que le encantaba a la vez que iba acercándose más a ella y adoptando una posición diferente en la que él la tenía apoyada contra el sofá. Hacía tanto que ansiaba dejarse llevar que ahora no podía controlarse pero con un simple "basta" por parte de ella se acabaría todo, lo que menos quería era presionarla.
Poco a poco se iba caldeando más el ambiente porque cada vez aportaba más pasión a esos besos que le daba y que ya comenzaba a acercarse al cuello.

Sentía lo que Damon hacía, y la verdad no sabía como reaccionar, pues no sabía si era del todo correcto, pues lo quisiera o no Stefan aún estaba dentro de nuestras vidas.

Por el momento me dejé llevar, y sentí a Damon pero no sabía lo que hacer.
Besé a Damon con gran pasión como él estaba haciendo en ese momento.

-Espera Damon, no puedo hacer esto no todavía, lo siento... es que Stefan aún está presente y quiero dejar claro a quien amo...-dije mientras paraba y me levantaba del sofá nuevamente para quedarme quieta sin hacer nada, pues no era el momento.

Damon poco a poco iba perdiendo el control de la situación. Cada vez estaba mas pegado a Elena, besándola frenéticamente sin parar y agarrando su cintura fuertemente. Sus labios se encontraban con los de ella mientras su lengua entrelazaba y soltaba la de Elena. Aquellos labios sabían mejor que cualquier cosa que pudiera imaginarse , incluida la sangre. No podía parar, lo intentaba con todas sus fuerzas pero no era capaz de soportar la presión. Damon no dejaba de ser un depredador y Elena la presa con la que tenía que acabar, y luchar contra esa fuerza de la naturaleza podía costarle duro.
Ahora fue cuando Damon bajó sus labios para posarlos en el cuello de ella y comenzar a hacer lo mismo que hizo en los labios, solo que en otro lugar. Sus manos seguían perdidas por el cuerpo de ella. Era increíble como le gustaba tanto. Ya no podía explicar si todo esto era físico, psíquico o una mezcla de ambas pero lo cierto es que no podía parar.
De repente, Elena se separó y se alejó nuevamente, dejando a Damon entrecortado para darse de cuenta de algo que no podía creerse. Durante los besos no se dio cuenta de lo que le estaba pasando: sus ojos se habían tornado oscuros, con las venas remarcadas y sus colmillos habían crecido. Miró al suelo horrorizado pensando en todas las cosas que podrían haber pasado de no haber parado, y sin pensarlo se dirigió corriendo a la cocina mientras se le iba pasando todo. Si ella no se hubiera quitado, Damon podría haberla matado.

Me había apartado, pero no me había dado cuenta hasta ahora que lo había mirado, Damon estaba mostrando su cara de vampiro, se... ¿era posible? se había descontrolado... me pregunto que qué hubiese pasado si no me hubiera apartado.

No sabía como actuar en aquel momento, sabía que Damon no tenía esa intención, de morderme, pero aún así había que ser cuidadosos.
Le miré y luego desplacé mi mirada hacia el sofá para luego nuevamente a él.
-Tranquilo no ha... no ha pasado nada... estoy bien, estás bien y es lo que importa.-dije mientras me sentaba de nuevo en el sofá y esperaba a que él hiciese lo mismo.

Esto era algo increíble que no habíamos hecho antes y que no esperaba que sucediese, era tan raro... no podía controlar su sed de sangre...

Los besos se iban intensificando de tal forma que se fue convirtiendo en algo peligroso. Ese peligro él no lo veía , ni siquiera pensó que estaba, hasta que al separarse ella se notó sus colmillos.
Pensar que había estado con esos colmillos besándole los labios y el cuello le hacían replantearse si era alguien bueno para Elena, si podría protegerla o si era un peligro. Después de esto sabía que era peligroso para ella pero no podía alejarse, ya no, después de las veces que se fue para no volver siempre volvía porque la echaba muchísimo de menos.
Una vez en la cocina, Damon cogió un vaso de agua que bebió tranquilo cerrando los ojos y tragando lentamente. Todavía seguían ahí sus colmillos, los notaba haciendo presión contra sus labios para poder salir al exterior. Simplemente quería marcharse de nuevo, ¿por qué siempre que algo iba bien tenía que pasar algo que lo destrozase todo? Damon se estaba cansando de esta situación porque simplemente quería ser feliz pero mientras las cosas siguiesen así no podría.
Se acercó lentamente a ella para sentarse de nuevo en el sofá y sin levantar la cabeza cogió la mano de ella. -Lo siento, de verdad. Soy un monstruo y no te merezco, no sirvo para proteger a nadie...al menos no a una humana con la que puedo acabar un día sin darme cuenta.-comenzó a decir.-Si te hiciese algo no podría perdonármelo. Preferiría la muerte a hacerte daño. -decía. Si le hubiese hecho algo preferiría morir antes que vivir sin ella. -Eres demasiado importante para mí, como nadie lo fue.-confesó levantando la cabeza por primera vez para encontrar sus ojos con los de ella.

La verdad es que me gustaba ver el lado sensible de este nuevo y mejorado Damon a decir verdad, aunque sonase un poco egoísta a mi no me importaba.
Sentí su mano sobre la mía y la calidez que de ella emanaba, ese gesto me daba fuerzas para poder enfrentarme a todo.

-Tranquilo Damon, no ha sucedido nada, así que no es menester en que pases el tiempo, bueno pues martirizándote, es normal es lo que eres y no debes esconderlo por nada ni por nadie, pues es lo que te hace resaltar y ser distinto de los demás.-dije mientras lo abrazaba y subía mis piernas al sofá, se estaba realmente cómodo allí.
Y más todavía si estás al lado de quien amas.

Sonreí de modo tranquilizador mientras llevaba mi mano a su rostro y lo acariciaba, sus ojos ya habían vuelto a la normalidad anterior. No me gustaba en absoluto que se martirizase.

Tenerla de nuevo al lado con su mano agarrada tranquilizó a Damon lo suficiente como para pensar en que era lógico que a su cuerpo le pasase eso. No dejaba de ser un vampiro que bebía sangre y si besaba a una humana era lógico que ocurriera aquello, solo debía controlarlo. Ocurría lo mismo que si a un león le ponían un trozo de carne delantes, pues lo más seguro es que al león se le hiciese la boca agua y desease apoderarse de aquella carne, y no por eso había que culparlo.
La naturaleza era así, Damon no podía desobedecer las leyes de la naturaleza. Un vampiro bebía sangre humana y al sentir el más mínimo placer con un humano, sus colmillos aparecían como instinto para atacar.
-No ha pasado vale, pero podría haber pasado. -seguía diciendo mientras iba agachando la cabeza de nuevo.-Sé que la naturaleza es así y no puedo evitarlo pero contigo no quiero que me pase.-comentó. Recordaba a aquellas chicas con las que tenía rollos de una noche y que le entraban las ganas de morder pues lo hacía y luego que lo olvidara, pero con Elena no podía y no quería.-Normalmente no me importa si me ocurre eso porque sacio la sed y luego hago olvidar. Así es más fácil pero contigo no quiero hacer nada de eso.-no sabía como expresar su arrepentimiento por haber hecho eso pero agradecía enormemente no haber cometido ninguna locura porque está no podría perdonársela a sí mismo.

Sonreí ante sus sinceras palabras, eso que había hecho hace tiempo había sido muy horrible, pero ahora parecía haberse reformado,lo cual sin lugar a dudas, hacía que me sintiese mejor, y estar a su lado.

Le miré a los ojos pensando en muchos recuerdos pasados que tenía de él, la verdad es que había sido bastante perverso, pero en fin ya había disminuido esa parte de él lo que me ponía muy contenta.

-Sí, espero que no hagas más eso pues no está bien y lo sabes Damon.-dije mientras le colocaba tras la oreja un mechón de pelo y sonreía.

Me sentía muy feliz en aquellos momentos, esa era una gran verdad, el estar a su lado me calmaba y hacía que me olvidara de que el mundo girase y pararlo ambos juntos para poder vivir nuestro moenti tranquilamente.

Por fin las cosas volvían a su cauce de una vez por todas. Después de casi perder el control, Damon se encontraba mejor y todo había volvido a la normalidad. Sus colmillos habían desaparecido, al igual que sus ojos volvieron a tener ese colo celeste y no el proporcionado por la sed. Todo instinto de asesino desapareció de repente. Aún así, no podía parar de pensar en que había estado a punto de hacer sufrir a la persona que más quería. Si no hubiera podido controlarse no sabría que habría pasado y lo más seguro es que terminase en tragedia, y con ello el dolor.
Tantas veces le habían dicho que no era seguro para Elena estar con él, pero él no podía alejarse de ella. Les daba la razón a todos cuando le decían aquello pero él respondía diciendo que estando a su lado la podía defender de todos los peligros, aunque no veía que el mayor peligro para ella podía ser él.
-Si tú me pides que no lo haga no lo haré. Sabes que todo lo que soy te lo debo a ti porque hasta antes de conocerte era un asesino que buscaba diversión y sangre sin importarme quien sufriera. Pero poco a poco me fuiste cambiando Elena, y ahora solo quiero hacerte sentir orgullosa de mí.-confesó. Damon nunca se abrió tanto a nadie pero ahora su misión era la de hacerla feliz y que ella se sintiera orgullosa de todo lo hecho por él.

Le sonreí divertida, me alegraba ver como se sentía ahora, se sentía bien, bien a mi lado, eso sin lugar a dudas, hacía que yo me sintiera feliz.
Extendí una mano hacia su rostro y acaricié una de sus mejillas mientras lo miraba con amor y dulzura.
-No creo que todo haya sido gracias a mí, así que no seas tan modesto, has cambiado porque tú has querido y te has esforzado para ello, lo cual me hace sentirme muy orgullosa de ti Damon.-dije con la sonrisa más grande dibujada en mi rostro.

Acerqué mis labios a los suyos, y los acaricié suavemente comenzándolo a besar, para poco a poco insuflar más pasión a ese momento.
Aún no podía creer que me sintiera feliz a pesar de todo lo que pasaba a nuestro alrededor, pero cuando estaba con Damon, a su lado, parecía que todo desapareciera y no me importara nada en absoluto.

-Te quiero Damon, mucho, de verdad...-dije mientras cesaba aquel beso y lo miraba a los ojos con un brillo especial en ellos, el brillo del amor.