Destino forjado en plata (Elena)

Había aceptado la invitación por parte de Alice así que por el momento gran parte de sus problemas se habían solucionado. Aun le quedaba arreglar los asuntos del colegio por lo que se dispuso a hacerlo temprano ese día. El joven nunca había asistido a una verdadera institución académica, tuvo cientos de tutores pero jamás alguien a quien pudiese considerar compañero por lo que estaba emocionado por la idea de comenzar, además ella estaría en su clase. Alek se preguntaba si llegaría a agradarle, si podría ser su amigo, si lograría protegerla, solo el tiempo lo diría. Salió de casa de Alice con camisa y jeans acordes, deseaba tener una buena primera impresión en el Colegio desde el primer día. Tendría que caminar pero eso no le resultaba un impedimento, el ejercicio matutino era su favorito por lo que su contagiosa sonrisa no desaparecería en todo el trayecto.
Frente a la fachada del lugar pudo denotar que era el típico colegio americano, los estudiantes comenzaban a reunirse afuera mientras que otros ingresaban ya a la institución. La presencia del joven rubio cautivó las miradas de algunas de las personas allí presentes ¿Acaso había decidido mal su vestimenta? Quizás la única razón para ello era que simplemente era el nuevo en el lugar. Sin darle muchas más vueltas al asunto, se propuso entrar y buscar la administración, de seguro allí estarían los últimos papeles que tendría que completar para terminar su transferencia. La encargada de atención le había echado el ojo de pies a cabeza lo que lo puso incomodo limitándose a responder las preguntas de la mujer.
-Aleksand Bright- contestó con su nombre y escuchó como las teclas del ordenador eran pulsadas para llenar todos sus datos en el registro del lugar. Mientras esperaba se giró para observar los pasillos cada vez más transitados por alumnos, pronto sería uno de ellos y no puedo evitar cuestionarse como se vería su cargo, Elena Gilbert.

Estaba agotada, me había pasado la noche estudiando para el examen de historia, Alaric no me perdonaba ni una por mucho que nos pasase... después de todo era profesor.
Salí del coche y antes de entrar en el instituto, fui a la cafetería. Muchas chicas estaban alborotadas hablando de un chico nuevo, no presté demasiada atención al tema, cuando fue mi turno simplemente pedí un café bien cargado para llevar.
Salí de la cafetería y entré al instituto, di un sorbo al café, que bien que estuviese caliente pues hacía un frío de mil demonios.
Me acerqué a mi taquilla, sin pasar desapercibida la mirada que eché hacia la secretaría. Ese chico debía ser el nuevo. Le miré fijamente mientras hablaba con la secretaria, probablemente le estaría dando su horario para las clases. Cogí los libros de las primeras horas y caminé nuevamente hacia clase.
Vi que el chico miraba su horario y salía tras de mí.
Entré en clase, el señor Smith siempre llegaba tarde, me senté en mi mesa y miré unos apuntes de historia. En efecto el chico estaba en la puerta de entrada, iría a mi clase.

Había observado el horario con muchos ánimos, cada renglón del mismo lo ponía más ansioso y su imaginación funcionaba a rienda suelta. La vida de un estudiante "normal", estaba dispuesto a comenzarla ahora. Cuando alzó la mirada podría haber jurado que una chica lo observaba pero para cuando realmente centró su atención ya no había nadie allí.
Dado el visto bueno salió de la secretaría para diligentemente buscar su nuevo salón de clase. Todo era tan normal que se le ponía la piel de gallina ¿Acaso esa sería su nueva vida ahora? Sin lugar a dudas podría acostumbrarse a ello. Entró a clase solo para encontrar que ya habían comenzado.El señor Smith, si no se equivocaba, lo presentó frente a toda la clase por lo que el joven decidió contestar con una amable sonrisa hacia los presentes. A la hora de decidir su mesa el profesor señaló a una joven cuyo rostro de cansancio no podía ocultar la belleza de su ser. "Siéntate junto a Elena" lo escuchó decir...¿Elena? Internamente su propio ser se vio golpeado por una ola de sentimientos que no podía describir. Casi podía palparlo, ella sería la persona a la cual le dedicaría su vida si era necesario, y combatiría lo que fuera con tal de garantizar su seguridad.
Tomó su lugar junto a ella con una sonrisa, no perdería la oportunidad de presentarse ante su cargo.
- Parece que te ha tocado el nuevo. Es un gusto conocerte Elena, mi nombre es Aleksand- repitió aunque el profesor lo había dicho hacia segundos. Sentía una mezcla entre nervios y ansiedad que le impedían pensar con claridad solo esperaba que ella no lo notase.

Justo después del chico nuevo entró el profesor, por lo que centré mi atención en la asignatura de ahora. El profesor Smith nos presentó al nuevo alumno y lo sentó en el pupitre de al lado.
Lo miré, sin saber por qué sentía algo, era como si fuese seguridad...
Me habló y se presentó él formalmente.
Me perdí en sus ojos de un azul intenso que color más hermoso.
-Ah lo mismo digo Aleksand, un auténtico placer. Soy Elena Gilbert.-dije en un susurro mientras me colocaba bien el mechón de pelo tras la oreja.
Sí, sería mejor que nada más tuviera trato cordial, ya habían demasiados seres queridos metidos en problemas por mi culpa y con los vampiros, y eso era algo que yo no quería en absoluto.

Al oírla decir su nombre sintió como una descarga de adrenalina golpeaba todo su cuerpo, esa sería la voz que lo llamaría hacia su destino ya fuera una o mil veces a él no le importaría. ¿Qué era lo que despertaba aquel sentimiento por una chica que no era mas que una extraña? Quizás nunca lo sabría, pero la protegería aunque eso le costase la vida. Le sonrió levemente de nuevo para luego centrarse en el profesor. Este se paso el tiempo explicando algo que el rubio ya sabia de antemano por lo que a la hora de las preguntas al nuevo integrante de la clase las respondería con total certeza. Aún así no perdía la oportunidad de posar sus azules ojos en Elena cada tanto, preguntándose que estaría pensando. Lo único que quería en aquél momento era alivianar la carga de la humana, pero aun no tenía un plan de acción para acercarse a ella.
Dejó que la clase avanzase con regularidad, cualquiera se hubiese aburrido para ese punto, pero él no tenia razón alguna para ello. Cuando sonó el timbre que anunciaba el fin de la clase se levantó con una sonrisa, dejando disimuladamente un pequeño prendedor con forma de escudo plateado sobre su mesa en cuya inscripción había una "A". Una posibilidad dejada al azar, pero era lo único que pudo pensar entre las palabras del profesor. A paso tranquilo se dispuso dejar la habitación, ahora solo era cuestión del destino.
-Estoy para tí, Elena...- dijo en un susurro inaduible como si arreglara un encuentro, mientras que con cada paso que se alejaba esperaba que aquella dulce voz volviera a llamar su nombre.

Después de la explicación, bastante aburrida, del señor Smith, hubo una serie de cuestiones que lanzó, varias de ellas contestadas por el chico nuevo, se le veía muy inteligente, eso era muy bueno.
Le miré a los ojos, que demostraban certeza y seguridad en aquellos momentos, que envidia me daba no poder sentirme así...
Sonó el timbre que indicaba una pausa del recreo, y me levanté y recogí mis apuntes en mi carpesano, el chico nuevo salió deprisa, tanto que vi destellear algo en su mesa y lo cogí, era un colgante con una letra, la A, de Aleksand, tuve suerte de pillarlo antes de salir por la puerta.
-¡Espera Aleksand! se te ha debido de caer esto en la mesa...-dije dándole el colgante con una media sonrisa.
Salimos al pasillo, genial Elena, intentas no hacer amigos nuevos, y parece que el destino se burle de ti a cada instante.
-Es muy bonito...-dije respecto al colgante.

Tuvo que hacer un esfuerzo para ocultar su sonrisa de orgullo al escuchar la voz de Elena. Siempre había tenido suerte en el azar, y parecía que esta no lo había abandonado aún. De repente la ansiedad lo inundó por completo, algo poco común en él. Debía asegurarse un vínculo con su protegida por más leve que fuera no se podía permitir ser solo un compañero más de clase de Elena Gilbert.
-Gracias Elena, no sé que habría hecho si lo perdía. ¿Donde tendré mi cabeza? Primer día y ya estoy olvidando mis cosas, suerte que tu lo has encontrado. Te agradezco el gesto- le dedicó una cálida sonrisa. La chica era tal cual Alice se la había descrito, increíble era una palabra que no llegaba a hacerle honor del todo. Elena Gilbert se había acercado a él pese a la doble vida que ella llevaba, y con una sonrisa le devolvió un objeto preciado. Ayudar a los amigos es un hecho digno de admiración, pero la verdadera nobleza se encuentra en auxiliar a aquellos que no conoces sin pedir nada a cambio. Aleksand sabía eso muy bien.
- ¿Tu crees? Es una de las pocas cosas que he traído conmigo, quizás la más importante. Me aseguraré de tenerlo bien guardado esta vez- miró el objeto en su mano y lo guardó en el bolsillo de chaqueta. Lo llevaría en el cuello a partir de mañana, ese pensamiento desencadenó una idea en su mente... lo tendría hecho para la noche si no aparecía algún retraso.
-No quiero molestarte pero...¿Podrías decirme que se hace por aquí durante el descanso? Digamos que el colegio del cual vengo no era del todo ortodoxo y siendo el primer día no tengo mucha idea de nada por aquí. -se encogió de hombros mientras le daba su explicación-

Sonreí cuando dijo lo de su instituto, y me quedé pensando como habría sido el anterior, seguro que había sido alguna importante institución privada o algo por el estilo, tal vez un internado.
Me hizo gracia su comentario de qué hacíamos en el recreo, madre mía, así que su instituto sí que iba a ser muy diferente.

-Pues veras, a fuera hay unas mesas de madera, yo suelo sentarme allí una vez comprado el almuerzo en la cafetería cuando hay buen sol. -Dije con una sonrisa mientras entrábamos en la cafetería.

Pedí dos cafés con leche y un par de croissants con chocolate.
-Invito yo. -dije mientras pagaba al camarero y salíamos al exterior.
Nos sentamos y podíamos ver a los chicos del equipo de fútbol practicando.

-Alek... ¿te has apuntado a alguna actividad extraescolar? -dije con cierta curiosidad.

Dejó que Elena se encargara del pedido en la cafetería aunque sus instintos le decían de actuar de la manera opuesta, se hubiese sentido honrado de poder haberla invitado a su almuerzo favorito. Sin darle vueltas al asunto siguió a su anfitriona hasta el exterior. El sol se sentía bien al tacto, incluso revitalizante luego de aquella clase. Tomó su lugar junto a Elena y observó a todos los presentes con elegante rapidez, tantas personas...por un segundo se preguntó a cuantas de ellas llegaría a conocer en su estadía en Mystic Falls. La llamada de aquella dulce voz lo trajo devuelta al mundo sorprendido ante la confianza que su protegida había tomado al llamarlo con un apodo.

-Ha decir verdad aún lo estoy deliberando. Siendo sencillo el equipo de fútbol sería la mejor opción. Pero creo que mis habilidades podrían ser mejor explotadas en atletismo, o incluso como porrista, aunque para ser sincero no sé si tengo madera de uno... y también extrañaría las clases de escritura -río ante la posibilidad ¿Porrista? Nunca lo había considerado hasta ese momento. Quizás sus opciones eran la excusa perfecta para acercarse a Elena - ¿Qué tiene para recomendarme Señorita Gilbert? ¿Cuales son sus actividades aquí?

Le miré con una sonrisa, después di un sorbo a mi café pensativa. Me pedía consejo sobre las actividades escolares. Hablar de eso y no de como matar a híbridos o cual era la mejor manera de evitar a Klaus, era algo que no hacía desde hacía tiempo, casi una eternidad realmente.

-Pues la verdad si te gusta... podrías entrar en el equipo de animadoras como porristas, David se graduó del instituto y se fue del equipo, así que tenemos una vacante.-dije contenta al pensar que ya tendríamos nuevamente el equipo al completo.

Di un mordisco a mi croissant y observé a Alek.
-Perdona, te he llamado Alek, ¿te molesta? o ¿puedo llamarte así?-pregunté un poco avergonzada a decir verdad, pues no había sido demasiado educada en aquel momento.
Miré a sus ojos buscando su respuesta. Pero me era difícil encontrarla, realmente era porque no lo conocía apenas, era algo tonta por mi parte.

- Por cierto, tienes un sentido de empatía muy desarrollado Elena has adivinado mi favorito a la primera- le dedicó una amable sonrisa para luego darle un bocado a su croissant. El dulce sabor del chocolate no hizo más que mejorar su estado de animo, la situación parecía desarrollarse sobre ruedas.
La reacción de su protegida ante la posibilidad de ingresar al equipo le arrancó nuevamente una sonrisa, acto seguido pegó un leve salto para ponerse de pie.
-Entonces esta decidido, porrista será. ¿Hay alguna clase de prueba o algo...? Porque debo decir que estoy completamente listo para lo que venga.- Extendió su mano en dirección a Elena con su dedo indice aputando al cielo. Ya tenía la excusa perfecta para encontrarla más seguido, y podía ver en los ojos de la chica como posiblemente la confianza en él iba creciendo poco a poco- Alek esta bien. Eres libre de llamarme como quieras. Por mi parte, creo que me quedaré con "Elena" no se me ocurré un buen diminutivo para el nombre en este momento- río levemente ante su comentario. Elena era un nombre fuerte, y le gustaba como tal, no había razón para cambiarlo. Se inclinó un poco hacia la joven para continuar diciendo.
- Seré honesto contigo, escuché algo de ti de antemano por eso me acerqué. No mucho, pero de buena fuente....solo sé que eres una muy buena persona con un gran corazón, palabras de Alice Stewart. -dijo con un leve tono de broma y siguió- Y creo que tiene razón, de otra manera no tendría esto de vuelta -le mostró nuevamente el colgantee-Para equilibrar las cosas te diré que estoy viviendo en su casa por el momento. Si necesitas algo , lo que sea, puedes encontrarme allí estaré encantado de ayudar- Estaba apelando a que el vinculo con Alice jugara a su favor. Eso y su sonrisa que una vez más iluminaba su rostro.

Sonreí cuando le escuché decir que había adivinado su pastel favorito, el croissant de chocolate. Era el mejor el de esta cafetería la verdad.
Alek mostró una gran felicidad repentina la verdad, estaba contento al haber decidido que deporte hacer, el ser porrista.

-Sí, hay que hacer una prueba, pero seguro que eres muy bueno, además yo soy la capitana del equipo, aunque no lo parezca últimamente.-dije con una sonrisa de lado.

Después me dijo que se había acercado a mí, porque conocía a Alice, una de mis mejores amigas, y que estaba viviendo con ella, por lo que se conocían ambos. Me dijo que si quería algo fuera a buscarlo.
Era muy amable y me decía cosas muy bonitas la verdad.

Por otra parte pensé que acercarme a alguien nuevo podría ser peligroso puesto que no era una humana muy normal, pero por otra parte me preguntaba si Alek sabría algo de los vampiros puesto que Alice lo sabía todo y había vivido cosas que nadie más lo había hecho.

Me habría gustado preguntarle pero habría quedado como una loca.
-Bueno cuéntame más cosas de ti.-dije mientras daba normalmente otro sorbo a mi café.

-Tengo que discrepar Elena, a primera vista queda obvio que eres la capitana. En este breve tiempo pude observar como los demás te miran como un ejemplo, alguien a seguir. Debería de sentirse orgullosa de eso y en cuanto lo desee estoy listo para la prueba, capitana - le guiño un ojo como simbolo de animos hacia la chica, quería ayudarla a disminuir el peso de la terrible carga que llevaba con ella, aun si Elena no lo sabía. Arrancar una simple sonrisa a ese bello rostro era recompensa suficiente para sus esfuerzos.
-No hay mucho misterio, aunque mi presencia aquí parece resultarle muy interesante a la mayoría. En fin,se espera que en el futuro me convierta en un diplomático por lo que estoy visitando el mundo para prepararme para ello, practicar los idiomas, conocer gente. Como todos dirás...¿Por qué Mystic Falls? Bueno, mi tutor es oriundo de aquí y simplemente no pude resistirme a las historias que escuche del pueblo por su parte. Fue como si el lugar me invitase a venir. -le dedicó una media sonrisa para continuar su charla con un tono más empatico.
-Me topé con Alice poco después de llegar, no me gusta meterme en asuntos ajenos pero... Si encuentras algún tiempo sería bueno que hables con ella. Hay algo que parece estar molestándola de sobremanera, y por lo que me dijo tu la has de conocer mejor que nadie Elena. Bueno, no la culpo después de lo que ocurrió -suspiró con pesadez- Esa es la principal razón por la que me estoy quedando con ella hasta conseguir un lugar propio. Debería advertirte de mantenerte alejada de los bosques -su mano se había cerrado en un puño como un acto reflejo. Sacudió su cabeza para borrar el recuerdo que llegaba a él para luego volver a fijarse en Elena- Suficiente de mí ¿Qué más hay de ti, capitana?

Sonreí de lado al escuchar que según él sí que se me veía que era la capitana del equipo, dijo que me miraban como un ejemplo lo cual me alegró la verdad, un poco de alimento para mi ego no iría mal, pues apenas lo mantenía ya.
Escuché atentamente su historia de como vino aquí y por qué no a otro lugar... me sorprendió escuchar que fue por las historias y como si algo le llamase a venir aquí lo cual era algo extraño pero interesante.
Con las historias supuse que serían las de los fundadores y demás.

Solté un largo suspiro.
-Sí, iré a ver a Alice, me preocupa ahora que dices eso...-sí que sabía lo que le pasaba, el transcurso de su vida normal se había visto truncado al conocer la existencia de vampiros, y más en Mystic Falls, pero de eso no podía decir nada a Alek así que...

Luego me preguntó sobre mí, y para hablarle de mí, tendría que remontarme a varios meses antes de saber todas las cosas que sabía y hacerme pasar por mi yo pasado, la que no era una doble cuya sangre creaba híbridos...

-Bueno pues me encanta hacer deporte, adoro el jogging y escuchar buena música mientras veo hermosos paisajes, mis notas, bueno me gusta que sean de las más altas, por lo que estudio mucho y de manera constante, mi asignatura favorita, bueno la historia no es eso seguro.-dije con una amplia sonrisa.
-Es inglés, me interesan mucho los idiomas por lo que no dejo de estudiar más y más... bueno una vida muy normal la verdad.-dije casi soltando una carcajada.
Elena contrólate...

Luego reparé en uno de sus comentarios...
No te acerques al bosque...
¿Por qué él decía eso? llegaba ahora al pueblo, y decir eso a una chica que acabas de conocer te tacha de friki o de raro... a no ser que ya conozcas el pueblo de antes...
Eso no me gustó en absoluto. ¿Sería un campiro o híbrido de Klaus para mantenerme controlada? o ¿estaría muy paranoica?

-Por qué... ¿por qué dices lo del bosque?-dije mirándole seria y pensativa.

Le sonrió para intentar transmitirle tranquilidad. Si bien era necesario que Elena estuviera al tanto de lo que había ocurrido con Alice, no quería que se preocupase ya demasiado tenia con ella misma. Escuchó con atención cada palabra que su protegida le decía, meticulosamente guardando cada una de ellas en su mente como si de un grabador se tratara.
- Estamos en el mismo tren entonces, si algún día te encuentras sin compañero para ir de jogging bastará con un mensaje y estaré encantado de unirme. Mientras más mejor ¿no? Ni hablar de estudiar idiomas, simplemente puedo pasarme horas hablando, siempre y cuando no sea francés -se acercó a Elena con una sonrisa divertida - Es mi única debilidad pero es un secreto -le guiñó su ojo como señal de confidencia y se quedó cerca de Elena para responder a su pregunta como si relatara una historia-
No sé si es algo común para los locales o si ya están al tanto al respecto. Tiene que ver con lo que pasó con Alice, allí nos conocimos y como sé que te tiene en gran estima tendré que contártelo. Apenas había llegado a la ciudad y quería conocer la razón por la cual este pueblo lleva su nombre ¿Has visto las cataratas? Son increibles - -sacudió su cabeza para evitar irse de tema- Ya empecé a desvariar, en fin. Alice y yo nos conocimos allí, ella estaba tomando unas fotos con su cámara y gentilmente se ofreció a serme de guía. Cuando estábamos por llegar hasta la parte más alta, un hombre muy extraño se lanzó sobre Alice sin razón alguna. Me interpuse entre ambos para captar su atención, el rostro de aquél chico es indescriptible, rodeaba la locura. Puedo haber jurado que Alice lo llamó...S...¡Stefan! Por lo que supuse que era alguna especie de drogadicto local o algo por el estilo. Ella salió corriendo por lo que me quedé atrás para darle tiempo a ponerse a salvo, si no fuera porque sé defenderme estoy seguro de que me habría molido a golpes. ¡Si hasta patearlo resultaba doloroso! Tengo suerte de poder incapacitar a una persona así el tiempo suficiente para correr a resguardo, créeme soy rápido - volvió a guiñarle el ojo para restarle importancia a lo que decía, aunque sabía muy bien que pondría a Elena muy alerta- Y eso es más o menos todo. El automóvil de Alice estaba cerca por lo que no tuvimos mucho problema en volver hasta la casa. Me dijo que se sentía muy insegura y que si podía quedarme allí unos días, y así hago. Intenté persuadirla de que se retractara pero terminé siendo vencido por sus lagrimas - suspiró- Si, no es la típica historia que esperas de alguien que recién conoces ¿no? Si quieres puedes hasta ignorarla, pero preferiría que de igual manera te mantengas alejada de ese lugar si vas sin compañía.

Le miré seria y apreté el puño cuando escuché a Alek mencionar a Stefan.
Debía advertirle de alguna manera, pues estar a solas con él podría llegar a ser muy peligoso.

-Por favor Alek escúchame atentamente mientras te digo esto, Stefan es un tipo muy pero que muy peligroso, por favor hiciste muy bien en proteger a Alice,. pero jamás intentes quedarte con él a solas. Es poible que lo veas por el instituto... es que es un estudiante muy pero que muy problemático...-dije para no sonar tan histérica y tensa como en aquellos momentos me sentía.

Observó la reacción de Elena con extremo detenimiento, teniendo la cautela de no ser evidente. El nombre de aquella persona la había puesto tensa, a la defensiva. Al igual que Alice ella debía de saber la verdad sobre Stefan. Un vampiro, y de los violentos y sanguinarios para ser más exactos. Le había bastado ver la cara de su enemigo para comprobarlo. Le sonrió a su protegida con intención de trasmitirle su calma, ella no tenía que preocuparse, no por él.
- Tranquila Elena, enfrentarme a él no esta en mis planes. Con una sola vez basta para entender que el sujeto no era el clásico matón del lugar. Suerte para mí que tampoco soy el típico chico al que uno puede molestar. No es necesario que respondas lo siguiente pero, basándome en lo que pasó Alice yo diría que le conocen hace un tiempo ¿Me equivoco? No te pido que me digas la historia detrás de ello pero pude notar que es un chico...peligroso -sacó su móvil y escribió su número para que Elena lo viera- Si llega a molestar a alguna de ustedes nuevamente, llámame. Eso o para lo que me necesites capitana -le sonrió con amabilidad-

Me puse muy feliz de poder contar con Alek, saqué mi móvil y anoté en la agenda al muchacho.
-Eres muy amable de verdad Alek, y claro que te la puedo contar pero es algo larga. Él antes no era así... ha cambiado mucho en muy poco tiempo, era tan bondadoso que ahora me cuesta reconocer que algún día fueron la misma persona...-dije en un susurro, ni siquiera sabía cuando me había puesto a susurrar.

-Es algo triste pero todo le afectó por querer ayudar a su hermano y se fue un tiempo, cuando volvió fue como si hubiese matado a su parte buena y hubiera creado esa fachada malévola.-dije mientras daba un sorbo más al café y ya lo terminaba.

Miré a mis zapatos para no pensar y recordar momentos más felices, porque me negaba a creer en nada de eso ahora.

El joven colocó su mano sobre el hombro de Elena y le dio su mejor sonrisa de aliento- No es necesario que sigas recordando cosas difíciles además si entras con esos ánimos a clase solo lograré que te quedes dormida ya suficiente con lo aburrido que es el profesor Smith. Pero que eso último quede entre nosotros -guiñó su ojo derecho a la chica y sonrió para continuar la broma- Un consejo, la bondad de las personas jamás muere. Puede ser enterrada en lo más profundo pero allí esta, como un pequeño haz de luz en una infinita oscuridad. Harás bien en recordarlo, y si lo olvidas estaré para recordartelo - le sonrió nuevamente con calidez, hablaba por experiencia propia y esperaba que Elena jamás viese la oscuridad que existía en el cazador. Terminó su croissant de un bocado y se alejó un poco de la chica para darle espacio. No se había dado cuenta lo cerca que estaba hasta el momento- ¡Oh espera, tengo una mejor idea! -saco el prendedor que ella misma le habia devuelto y lo colocó en la mano de su protegida- Es justo que lo tengas dado que tu lo encontraste, además de esta manera sé que no te olvidarás de lo que te dije hoy. Es tuyo así que eres libre de usarlo como quieras.-Era la intención de Aleksand que Elena lo tuviera desde el principio. Lo habia hecho para su protegida el mismo día anterior a su partida hacia Mystic Falls.

Le miré con una sonrisa triste dibujada en el rostro, me gustaba mucho ese chico, intentaba ayudarme y hacerme sonreír aunque no quisiese.
De verdad creía ese chico que la bondad... nunca se iba ¿para siempre?
Pero Stefan había apagado su lado humano, es decir que no quedaba nada de bueno en él.

Lo que me sorprendió fue que me regalase el collar que se había dejado en su mesa.
-Alek, pero es tuyo... no está bien, es algo importante para ti ¿no?-dije mientras lo veía en mi mano, brillar con luz propia como las estrellas en las noches más oscuras.
Si me lo daba yo también le daría algo a cambio.
Me quité un pulsera de plata que contenía verbena y se la puse en su muñeca.
-Ahora sí que está bien... esto es más correcto.-dije con una gran sonrisa.

La sinceridad de la chica era como un halago para Aleksand, por lo que con un tono dulce pasó a explicarle la razón de su accionar a Elena- Sí, tienes razón. Es un objeto muy importante para mí y es por eso que debe ser entregado a una persona de gran corazón y no necesito más tiempo para darme cuenta de que el tuyo lo es. Solo prométeme mantener ese escudo cerca de ti Elena. Leyendas dicen que fue hecho en base al escudo Aegis de Atena para aquellos elegidos que lo dioses querían proteger. Tu eliges que creer, pero me haría muy feliz que lo tuvieras- El chico no le veía otro uso. Había sido hecho para ella y solo ella, no tenía sentido que él lo mantuviese más tiempo consigo.
Alek se quedó perplejo ante la oferta de su protegida. No había predicho que ella actuara así por lo que lo tomó completamente por sorpresa. Una agradable sorpresa. Devolviendole la sonrisa realizó el intercambio con Elena ahora su lazo había sido sellado por el destino. Sin pensarlo dos veces colocó la pulsera en su muñeca, sin siquiera preguntarse si se veía demasiado femenina o inapropiada- La cuidaré como un tesoro, te lo prometo. Quien diría que algo tan increíble sería mi primer regalo en Mystic Falls. Gracias Elena -volvió a sonreir de corazón mostrandole su autentico aprecio- Entonces capitana ¿Cuales son sus ordenes ahora?

Sonreí de lado ampliamente, emocionada y feliz de escuchar las historias tan interesantes que él sabía, y me emocionaban olvidando por un momento el dolor y sufrimiento que sentía por todo lo que sucedía.
Y he de decir que me encantaba escuchar cuando me llamaba capitana jejeje.

-Bueno pues por el momento ya nada más, hehe.-dije con una sonrisa de lado dibujada en mi rostro.

Soreir era algo que me encantaba y que ya no hacía muy a menudo.
No podía evitar sentirme contenta por haberlo conocido pues era muy amable y gentil.
-Alek cuéntame más cosas sobre ti, me interesa la verdad, conocerte más, es interesante y además soy muy curiosa.-dije acompañando el comentario con una dulce risa.

La sonrisa de Elena apaciguaba sus temores. Sí, Aleksand sentía miedo. Miedo de que su protegida le rechazase y quedase sin su razón para permanecer en Mystic Falls por lo que cada cumplido de la chica resonaba mil veces en su cabeza.
-Más sobre mi...-repitió la frase un par de veces intentando pensar que decirle sin llegar a las historias más oscuras que llevarían a las suposiciones mas obvias acerca de su persona- Bien..Fui criado en un Instituto Alemán casi desde que tengo memoria. Tenía siete tutores encargados de enseñarme distintas disciplinas de las cuales pude destacarme en cualquier habilidad física -entre ellas las artes marciales-, también en el discurso, la lógica y biología y también desarrolle mi gusto por la música. Dejé allí a dos personas que considero como mis hermanos, uno es mayor y la otra tiene nuestra edad, se puede decir que crecimos juntos -volvió a quedarse pensativo un momento no sabía si con lo dicho había empezado a aburrir a Elena-
Un dato curioso para satisfacerte... Mi segundo nombre es Artemis proviene de la diosa griega Artemisa. Tengo entendido que cuando nací mis ojos eran plateados como la luna y por eso el nombre, de igual manera el color se las ha apañado en quedarse en mí ya que es mi favorito. Y esa es mi aburrida historia...¿Crees que puedes vencerla? -le sonrió a la capitana del equipo ante el reto, aunque sabía que si Elena hablaba con la verdad su historia sobrepasaría lo interesante.

Sonreí y me balanceé en mi asiento hacia delante y hacia atrás. Escuché todo atentamente.

-Que guay es la historia de tu nombre... Artemisa la diosa de la luna... eso es tan genial...-dije con una gran sonrisa de lado.
Bueno ahora me retó a que le contase la mía, pero era obvio que no iba a contarle la verdad, pues podría acabar llamándome loca y enviando a un manicomio.

-Bueno mis padres murieron hace un año en un accidente de coche del cual yo sola me salvé...-me quedé pensando que el que me salvó fue Stefan.

-Bueno me costó volver a la vida normal, y encargarme de mi hermano Jeremy que ahora estudia en Denver...si sigo te dormirás te advierto, luego volvieron las cosas a la normalidad más o menos.-dije riendo un poco, mentir en eso había llegado.

No sé que tan asombroso suene pero sí que le da su toque especial al nombre ¿No? Igualmente, muy pocas personas me llaman así aunque puedes sentirte libre de usarlo si quieres - le devolvió la sonrisa a Elena quien pareció haber estado muy interesada en la historia que había contado. Se sintió satisfecho consigo mismo ya que no había tenido que mentirle a su protegida ni inventar nada en el momento. Volvió a tomar asiento cerca de Elena para escuchar esta vez su historia. No pasó mucho tiempo hasta que el joven se sintió verdaderamente mal de haber preguntado, parte de su trabajo era conocer a Elena pero lamentaba tener que hacerla recordar esos sucesos para ello.
-Lo siento Elena, me sobrepasé con la pregunta. No creo que sea de tu agrado recordar todas estas cosas. De igual manera no podría dormirme ni aunque lo intentara, crease o no me agrada mucho escuchar a los demás -le sonrió a la chica con calidez esperando que le perdonase por su tontería- ¿Qué te parece si damos un paseo por el colegio? Aún no he tenido la oportunidad de hacerlo y creo que me será útil para referencias futuras, y quien sabe quizás pueda hacer la prueba para porristas una vez lleguemos al gimnasio.- le propuso a Elena con su mirada siguiendo todo a su alrededor-