Es inútil pensar en el ayer

“Solo he visitado la tumba una vez en todo este tiempo ¿Qué clase de hija soy?” pensaba y se torturaba la joven Maggie mientras caminaba rumbo al cementerio a visitar la tumba de su padre, John Gilbert. Era un hombre no muy aceptado por aquí, según lo poco que le han contado, pero para ella, era alguien digno de querer. Lástima que no podía descansar en paz, porque Mag no lo dejaba tranquilo en su mente. Pensaba la mayoría del tiempo en él, en como quiso a Elena, como quiso a su ex pareja ¿Por qué las quiso más a ellas que a su familia? Nadie sabe, solo sabía él.

Con paso tranquilo caminó hacia el cementerio, como era Otoño, el clima era casi impredecible especialmente acá en Mystic Falls. De la nada el sol se ocultó con nubes totalmente oscuras y grises, para su desgracia no llevaba nada para cubrirse pero no fue impedimento para continuar caminando, al menos aun no. La lluvia comenzó lentamente, y Maggie con una flor de color blanca en su mano se acercaba a la tumba de su padre, cuando algo paro su paso. Como era de imaginarse siempre en este pueblo había gente en todas partes, quizás eran todos tan extraños como Elena, que siempre tiene ese rostro preocupado y alerta ¿A caso nadie puede estar en calma? Pensaba dudosa mientras su rostro comenzaba a humedecerse con las finas gotas de lluvia que caían.

Cuando faltaban unos metros para llegar a la cripta de su padre, sintió otra vez esa extraña presencia “Quizás sea Jer, que está obsesionado en seguirme” pensó en su interior la chica, tratando de creerlo. No tenía razones para seguirla, menos en un momento tan personal como la visita a un familiar en el cementerio. Ya cabreada de la sensación y ruidos, se paró – ¿Jeremy cuando vas a parar? Por favor – Comentó con el ceño fruncido, y con una mirada inquietante.

OFF: ¿Es libre no? Si ya lo tenías pensado con alguien borro el post y no pasa nada jajaja

Otra mañana más, Damon había estado durante unas horas delante de la casa de Elena viendo si la chica salía y poder seguirla de nuevo a sabe Dios que lugar esta vez.
Sentado en su coche había estado leyendo uno de los artículos de su periodico favorito. Trataba una vez más sobre las extrañas desapariciones en las que tanto la alcaldesa como la agente hablaban tranquilizando a la gente con palabras para tontos. -Nadie se va a volver a creer una vez más que han sido asesinados por un oso, por dios, es más fácil que digan la verdad.-comentaba él sarcástico en el asiento delantero de su coche mientras en la radio sonaba una canción. Rapidamente subió el volumen para comenzar a cantar la canción "It Girl" de Jason Derulo, canción que le recordaba mucho a Elena, irritándolo porque quería seguir negando sus sentimientos que cada vez se mostraban más y más. De repente se sobresaltó al ver como se abría la puerta y salía una chica. ¿Elena? Esa no era Elena. Se acordó de que le había contado que llegó Margaret, hija de John y por lo tanto hermana de Elena, otra Gilbert más.
Comenzó a andar y como Damon se aburría decidió bajarse del coche y comenzar a seguirla varios metras detrás siguiendo su olor.
Aquel camino llevaba al cementerio, no había duda, y pensó que tal vez iría a ver a su difunto padre. Siempre odió a aquel tipo pero lo cierto es que se lo curró cuando dio su vida por devolver a Elena como humana y no como vampiresa que era lo que él iba a causarle al darle su sangre. Otra vez más tenían que arreglar los errores del Salvatore.
-Joder.-susurró cuando comenzó a llover, pero aún así siguió a la chica hasta la tumba de John Gilbert hasta que ella se percató de que había alguien.
-Te aseguro que yo soy mejor compañía que ese rebelde juguetón.-comentó tranquilo cruzándose de brazos para mirarla fijamente con una sonrisa.

Permaneció inerte por unos momentos no movió ningún músculo de su rostro hasta que rápidamente alguien le habló con un tono desconocido, y bastante sensual. Maggie suspiró profundamente al ver que no era nada del otro mundo, era un chico nada más que quizás venía a ver algún familiar, al igual que ella. La lluvia permanecía de la misma forma calmada, pero con su diestra tuvo que sacar de sus pómulos algunas gotas que dejaban humedecer su rostro. Se secó su mano en su pantalón y observó la flor que llevaba en su otro mano, se estaba doblando con la lluvia así que la llevó a su pecho y le sacó un poco de gotas para que los pétalos no se arruinaran.

Aquel hombre se cruzó de brazos de una manera interesante y con una postura muy masculina, realmente el chico era atrayente. Pero el comentario sobre su primo, no encajó del todo bien en la mente de Mag, incluso le pareció algo confianzudo - ¿Rebelde juguetón? Vaya… – Comentó incrédula, realmente no conocía esa faceta de Jeremy, menos cuando le pasa prohibiendo cosas, como salir, ir al bosque e invitar gente desconocidos a la casa. Cogió su cabello en una coleta al costado para que no se siguiera arruinando con la lluvia tan característica de la estación y se dispuso a andar – Eso de mejor compañía debo comprobarlo – Dijo clavando la mirada en los ojos penetrantes de aquel chico que al parecer no le teme a mojarse. Ahora bien ¿Quién era? Ni idea, aunque su rostro se le hacía familiar, como cercano. En un instante se detuvo a pensar – ¿Nos conocemos? – Preguntó con mucha curiosidad, ojos así como los del hombre que tenía al frente no se olvidan fácilmente.

Margaret, como se hacía llamar la chica, parece ser que no se esperaba ver a un hombre así detrás de ella, normal, girarte en un cementerio y ver a un hombre que era la masculinidad y belleza en persona hacía que te replantearas si era humano o un ángel. Iba a soltarle cualquiera de sus cosas de la sangre pero se contuvo ya que no recordaba que Elena le dijese si su hermanastra sabía de su existencia y otras criaturas extrañas y tampoco iba a darle la mala noticia él, mala noticia porque podían comerte si eras humana.
-Digamos que le gusta saltarse un poco las reglas, ya sabes, genes Gilbert.-dijo manteniendo la postura y guiñando un ojo. Se veía realmente sexy así y cualquier chica estaría babeando ahora por él y como él estaba acostumbrado se sentía bien así. Cuando dijo que quería comprobarlo supo que era mala idea porque ¿qué clase de chica iba a querer pasar tiempo a solas con un vampiro? Y menos aún con un vampiro como Damon que perdía el control.-Compruebalo cuando quieras chica, ahora mismo mi corazón no está muy ocupado.-respondió tranquilo. La chica no sabía nada de lo ocurrido y no tenía porqué contarle que le gustaba su hermana ni nada por el estilo.
Damon pudo darse cuenta de que Margaret lo miraba fijamente a los ojos a la vez que preguntaba curiosa si se conocían.-Tú a mí no, pero yo a ti si. Digamos que soy un viejo amigo de los Gilbert.-viejo si que era porque conoció a los mas antiguos pero amigo precisamente no porque querrían matarlo si se enterasen de lo que era.-Soy Damon, Damon Salvatore. Y tú Margaret, la hija perdida del difunto John, que en paz descanse.-dijo mirando hacia la lápida que estaba a unos metros. Se acordaba perfectamente porque hace unos meses vino y también sonrió solo de pensar el enfado de John si lo viese hablando con su única hija escondida de este mundo de magia.-Llueve mucho, ¿por qué no entramos allí?-dijo señalando a un pequeño templo casi destruido.

El chico a diferencia de muchos otros en el pueblo hizo salir una sonrisa y húmeda sonrisa por sus labios, húmedas por la mera intención de la lluvia que caía por sus hombros como estar debajo de alguna cascada. Mirándolo y dedicándole una sonrisa algo incrédula asintió – Al parecer conoces a la familia Gilbert bien, muy bien– Comentó, no era de su más sano juicio, que todo el mundo supiera de su apellido, así que esta vez permanecería en silencio, tratando de no causar preguntas incomodas, como … ¿Eres prima de Elena? No, soy la hermana que nunca quiso ni se imagino, solo un estorbo más en su vida.

El joven parecía algo intimidante y muy atrevido, era entretenido para Margaret, lo malo era que no le gustó que hablara de su padre, se sintió incomoda – Si vamos hacía allá – Dijo apuntando el templo que estaba a unos metros – Podrías decirme lo que sabes de mi padre, en realidad me gustaría saber más de sus amigos en Mystic Falls – Comentó con aire despectivo y algo directo – Además claramente estoy en desventaja, apenas sé tú nombre y tú ya sabes de mi familia y mi padre – Agregó con algo de sentimentalismo, ya que por un momento se sintió humillada con eso de “Hija perdida” pero no le importó, pues que aquellas palabras salieran de la boca de un desconocido poca importancia le daba. El tema de su padre aun estaba procesándose en su mente y más aun en su corazón, no todos los días se pierde a alguien tan cercano. Se acercó un poco más hacía donde el chico, y se volteó para mirar la tumba de su padre, tuvo una sensación de escalofrío como si su padre le hablara, le hizo recordar a unos sueños que tuvo hace algunos días referentes a conversaciones con sus padres, cosas como “Mira su alma, antes de sus ojos” no entendía para nada aquellas oraciones, solo sabía que era imposible hacer eso.

Margaret se había dado cuenta de que Damon conocía a los Gilbert al juzgar por sus palabras.-Si, los conozco como si hubiesen pasado 100 años.-ella se lo tomaría como una frase hecha con intencion de exagerar pero para él tenía significado literal porque los conocía desde que se hicieron famosos en ese pueblucho. Tantos años para volver a acabar aquí, se sentía fracasado por eso, pero aquí al menos podía decir de verdad que se encontraba en su casa porque aquí vivió toda su vida de vivo.
Los dos caminaron a paso rápido a la vez que la lluvia apretaba cada vez más. Damon agradecía llevar ropa deportiva y no sus caras cazadoras de cuero que tanto había que cuidar. -¿De tu padre? Tampoco sé mucho.-no sabía que palabras usar. No podía hablarle de que vino a matar vampiros ni que dio su vida por salvar a Elena de un ritual, al igual que tampoco podía decir que no tenía amigos.-No lo traté mucho la verdad. Te puedo decir que era un hombre con coraje que se enfrentó con los altos cargos del pueblo por tonterías y que al final le hicieron caso.-dijo refiriendose a la matanza de vampiros.-Amigos tampoco tenía muchos porque solía preferir estar solo sin que nadie le molestase.-respondió tranquilo. Una vez a cubierto debajo del techito de piedra se escurrió un poco laa camiseta para ver si podía sacarle algo de agua.-Llevo mucho tiempo aquí viviendo, pero me fui y al tiempo volví. Vivo en la mansión Salvatore que mi tío nos la heredó a mi hermano y a mí al morir y bueno, ¿qué puedo decirte? Es que no soy un chico muy común.-se encogió de hombros con una sonrisa.

Con las palabras del castaño claramente se evidenció la conexión que tenían entre ambas familias, eso de decir que se conocían hace mucho tiempo significaba que se conocían muy bien, lo malo está en que quizás no proviene de ambas partes. No quedaba más que hacer que caminar en busca de techo para no seguir empapándose con la lluvia Otoñal, lo bueno era que estas lluvias no pronosticadas no duraban mucho, así que no pasaría una eternidad con el joven asechándola a su lado. Maggie dio pasos largos y rápidos mientras la lluvia de un instante comenzó a caer con mucha más fuerza, sentía como sus piernas débiles se entumecían con el frío que había en el lugar, pero no fue impedimento para detenerse hasta llegar a aquel lugar que les brindaba un poco de protección.

Las palabras de Damon calaron hondo en la mente de la chica, pues decir que era un hombre con coraje le daba algo de satisfacción, aunque sabía que era mentira, un hombre con coraje no abandonaría el hogar sin decir palabra alguna, simplemente se esfumó como el viento, sin dar cara, jamás. Cosa que también le impacto, fue el hecho de que digiera que tenía pocos amigos, pues su padre siempre le dijo que mejor estar solo, cosa que ella mucho caso le ha dado, prefiere estar sola, tener pocos amigos, divertirse a su estilo y gozar de libertad y autonomía para hacer y decir lo que se le ocurra. Pero lo más que le causó curiosidad fue aquellas “tonterías” que su padre defendía, no dudo en preguntar – Cuando hablas de tonterías ¿A qué te refieres? No creo que mi padre haya defendido ton- te- rías, tendría razones de peso para enfrentarse a los altos cargos de la ciudad arriesgando su orgullo, que de hecho tenía mucho – Añadió con una afirmación, con algo de molestar bañado en curiosidad, quizás el castaño ni idea tenía de eso, pero por algo lo decía, no podía negar que algo sabía.

Se sintió por un instante a salvo, su acompañante le daba un sentimiento extraño, hasta familiar. Simplemente le dio tranquilidad. Se sacó el abrigo húmedo que tenía puesto, para quedar con una camisa de algodón que estaba seca. No quería enfermarse. “No soy un chico muy común” aquellas palabras dieron que hablar - ¿Qué tienes de poco común? ¿Vivir solo con tu hermano? – Preguntó directamente, si decía que no era común quería saber por qué – Si hablamos de común, pues hace un tiempo atrás pensé que mi vida era común, pero eso se esfumó, al igual que hoy se escondió el sol – Agregó apoyándose en el mural, aún con la rosa blanca en su mano, apenas se acabara la lluvia la dejaría en la tumba de John.

Aquellas palabras de Damon sentaron mal a Margaret o eso parecía. Su intención no era aquella porque se sabía que John no tenía mucha gente que lo apoyase aquí. Desde que vino estuvo haciendo cosas, se ganó el odio de todos los vampiros cuando los mató y luego siguió molestando a su hija y los que la rodeaban. ¿Por qué no la dejaba tranquila? Tal vez con Margaret no fuese así y era un padre 10 pero con Elena dejaba mucho que desear, hasta tal punto de no importarle mucho su vida pero al final es cierto que se portó bien y dio su vida por ella. Por arreglar un fallo de Damon.
-Los motivos no los sé, tampoco significa que fuesen tonterías. Es una forma de hablar, tú padre y yo nunca nos llevamos muy bien y aunque soy alguien importante en la vida de Elena, siempre intentamos no tratarnos.-se encogió de hombros.-Tu padre vino aquí con unas extrañas historias. ¿Crees en vampiros? Pues él decía que aquí había y hay y quería matarlos a todos ¿sabes? Yo no creo eso porque en toda mi vida no he visto ninguno de ellos.-Damon sabía mentir mas que bien y se divertía haciéndolo.
¿Qué tenía de poco común Damon? No había muchos chicos que fuesen vampiros, y pero aún, vampiros con sentimientos hacia humanos. Damon se limitó a sonreir.-Tal vez sea eso, que viva solo con mi hermano, o no sé la verdad, pero te aseguro que soy raro. Muy raro.-soltó una pequeña risa y la escuchó atentamente. Ya pensaba que su vida era extraña y aún ni sabía de que estaba enfrente de un vampiros, que su hermana fue perseguida por más vampiros, que su primo veía fantasmas y que todos los amigos que podía tener aquí escondían algo.-Sé fuerte, todo pasa. Aquí tienes una nueva familia.-dijo apoyando su mano en el hombro de la chica.