Destellos de luz, recuerdos INMÓVILES.

Lo primero que destacó Maggie cuando llegó a Mystic Falls fue el bosque ¿Por qué? Fácil, es lo más bello que este pequeño pueblo te puede ofrecer. Tiene una variedad de especies silvestres innumerables y tan solo con pisarlo, observar las copas de los árboles y oler aquel aroma especial, te cautiva, cautiva cada uno de tus sentidos. Hace menos de un mes que esta acá, aun no entiende nada, y no se dará por vencida para descubrir la verdad, la verdad de la muerte de su padre, padre que quería de una manera especial. La mayoría del tiempo le prohíben alejarse de casa, no sabe el por qué ni le interesa, solo hoy quiere conocer, y deleitarse por las bondades de este lugar, de este mágico lugar.

Como es habitual siempre lleva la cámara fotográfica en su bolso, bolso que cuelga siempre a un costado de su cuerpo, siempre pesado cargado con todo lo que necesita para su rutina diaria, aquel día estaba decidida a fotografiar un poco el lugar, el día estaba estupendo pese a que esta estación no era la indicada para que los rayos del sol cubrieran los suelos. Así que dando pie para recorrer el bosque comenzó a alejarse de la ciudad, conduciendo el auto que tantos recuerdos le traía, un auto pequeño, no tan moderno, su familia no era para darse grandes lujos. Cuando llegó al bosque sintió una presencia, ¿Un animal? ¿Alguna bestia? ¿Un simple conejo? Pensaba, y muchas imágenes se le venían a la mente, mientras cerraba las puertas de su auto y ponía la alarma, caminó para acercarse al primer árbol que vio. Giró su tronco para sacar la cámara de su bolso y guardar aquella imagen, que por el contraste de luz y sombra dejaba de manifiesto una belleza particular. Una vez teniendo la cámara en sus manos se dejó llevar por su ojo focal, dejando de lado esa sensación de que alguien la estaba observando o que alguien o algo estuviese cerca, no tenía por qué sentir miedo, ni preocupaciones. Este día debería ser tranquilo, como los rayos del sol posados en sus mejillas.

Su ojo focal captó una imagen muy interesante de un hermoso pájaro empezando su vuelo en este atardecer “Aquel animal era libre, libre de volar, de ser feliz… o quizás esté arrancando de sus miedos, y en busca de la tranquilidad que desea con ansias en su corazón” pensaba algo ida en recuerdos relacionados con su padre. Su padre las pocas veces que se dedicaba a hablar con ella le decía que en la naturaleza se encontrará la verdad que deseas. Pues ahora, la única verdad que Maggie busca es el por qué de la muerte de su padre, no logra entender el por qué se fue, sin dejar nada claro.

Mystic Falls aunque parezca un lugar con poca gente, esa gente se las arregla para estar en todas partes, son seres de verdad místicos. Como era de esperarse dejó lo que estaba haciendo de lado para ver de quien provenía esa voz masculina que se escuchó unos metros de donde estaba. Llevó la vista de la cámara en dirección al chico que estaba cerca de ella, cuando lo captó levantó su mirada dejando caer la cámara a su pecho y algo asustada con la voz contendida, respondió – Diría que estoy pisando el paraíso en realidad – comentó caminando en dirección al castaño. No lo había visto nunca al parecer, esas facciones no le recordaban a nadie.

Al acercarse aquel miedo que por una milésima de segundo recorrió su cuerpo comenzaba a escabullirse como la luz del sol por las copas de los arboles - ¿Debería asustarme y correr? ¿O estoy a salvo? – Preguntó curiosa, debido a que su primo, le había casi prohibido introducirse en el bosque, aunque ella no entiende el por qué de ello. Aquel castaño no tenía pizca de maldad en sus ojos, aunque todo partiría de la respuesta que daría.

Cuando la distancia entre ambos disminuyó se dio cuenta que el chico no era de temer, no tenía un rostro misterioso ni nada por el estilo, solo tenía aquella sonrisa que a los ojos de su madre sería una sonrisa embustera. Esa sonrisa que cautiva y te hace sonreír a la vez, era pegajosa y para muchos patética, pero para Maggie, era agradable. Cuando se sintió en confianza y cómoda con el hombre que tenía al frente, procedió a hablar - Pues diría lo mismo para ti, soy tan solo una chica extraña pero como tú no te alejaste, pues yo tampoco lo hago – Dijo dando un paso más acercándose al joven que parecía intrigado con algo.

Margaret no era muy buena para sociabilizar con la gente, pero cuando la otra persona da el primer paso es difícil parar la conversación y alejarse, es mal educado por donde lo mires, a no ser que tengas miedo, y este justamente no es el caso, al contrario – El gusto es mio, soy … Mag – Pronunció con algo de inseguridad, pues no sabe realmente porque no se atrevió a decir su asqueroso nombre “Mar-ga-ret” decía pensativa, nunca aquel nombre había sido de su agrado. Jamás. Menos ahora que tenía frente a sus ojos a alguien con un nombre mucho más decente que el de ella. James Cromwell, el “chico del bosque” desde ahora en adelante. Pensado en ello, una sonrisa salió de sus labios, en conjunto con una brisa que hizo mover las hojas secas de los arboles.

Ahora al punto “¿Qué diablos hace acá? ¿Habrá una fiesta? ¿Una acampada?” pensaba mientras llevaba la vista donde mismo la llevaba el chico, hacía el interior del bosque. Algo curiosa, que era digno de ella, se agachó un poco en señal de apoyo, permaneciendo en esa posición levantó la vista hacía el rostro del castaño - ¿Andas haciendo algo en particular? ¿Te ayudo en algo? – Preguntó con ganas de hacer algo, pues si el chico le decía algo entretenido ni dudaría en ayudar. Además si es alguien del pueblo conoce muy bien el bosque, cosa que Maggie no tenía ni idea. Apenas conoce esta parte del glorioso bosque de Mystic Falls.