Buscando una ocupación (Damon)

Otro día mas en el que Damon no hacía nada excepto vaguear y beber en cualquier lugar. Ya ni recordaba para qué bebía pero sabía que así se sentía mejor. Los últimos acontecimientos hacían presagiar que el vampiro se volvería alguien todavía más malvado que antes pero parecía seguir en la línea en la que solía estar. A pesar de eso no mataba a nadie como antes ni se iba aprovechando de la gente, solo un poco, pero para sacarse un trago gratis. Lo cierto es que no le hacía falta gran cosa teniendo a Nicole en casa.
Ella era guapa, atractiva y sabía todo lo que le gustaba a Damon. Desde la muerte de Andie solo tuvo a aquella joven camarera que aunque dijesen que él le destrozaba la vida, bien sabía que más bien la salvó de aquel agujero donde se encontraba. Con él trabajaba lo necesario pero tenía una casa, comida y protección a cambio de hacer sentir bien a Damon.
Podía parecer una actitud anticuada pero para un vampiro era demasiado común tener a una marioneta a su lado.

Decidió volver a casa a pie porque tampoco necesitaba su vehículo para distancias así y en unos minutos se encontraba en su querida mansión donde había pasado tantos momentos. Por suerte no estaba su hermano pero Nicole tampoco. Se encontraba sediento y necesitaba un trago. En la nevera del sótano no quedaba ni una bolsa, tal vez a eso fue Stefan, y eso ponía de mal humor al mayor de los Salvatore.
Desesperado comenzó a buscar cualquier bolsa por su casa aunque estuviese caliente pero no encontraba nada. De repente oyó la puerta y con ella vino un aroma dulce que conseguía atraer a la bestia. Rapidamente salió en su búsqueda, encontrándose con Nicole.-¿Dónde te habías metido? Te necesitaba.-preguntó con una de sus sonrisas mientras se acercaba a la chica a la vez que sus colmillos iban saliendo y se disponía a darle un bocado en el cuello.
Hace unas semanas se hubiese replanteado el esperar o salir a buscar una bolsa a cualquier centro, pero ahora volvía a ser ese Damon que solo buscaba su propio bien.

Damon podía notar aquel aroma que la joven transmitía desde la otra punta de la casa. Ese olor fresco pero misterioso a la vez le encantaba. Nunca se arrepentiría de haber ido al dichoso bar de Chicago y traerla con él. Al principio todos pensaron que querían quitarle todo lo que tenía pero no tenía nada, ni familia siquiera. Él le dio un hogar, gente a la que tener cariño y todo al precio de vivir con él y hacerle compañía. Desde lo de Andie no tenía a nadie con el don de ser humano y que pudiera entrar en sitios donde él no podía.
Tras haberle hecho jurar que nunca contaría nada podía confiar en ella plenamente. Se había convertido en su mayor aliada y que nunca le decía un no.
-Claro que te eché de menos princesa.-respondió acercándose más aún sobretodo su cara. El aroma entró esta vez más rápido por su nariz hasta inundar su cerebro. La notaba nerviosa pero dispuesta y eso era lo que a él le importaba.-Ansioso por ti.-dijo y en un segundo clavó sus colmillos en el cuello de la joven. Sus ojos se tornaron más oscuros con las venas marcadas, aspecto que no mostraba a menudo pero si con Nicole.

Notó como la sangre fluía y tragaba aquel líquido rojo que le daba la vida. Bajaba por su garganta y la quemazón se iba quitando para ir sintiéndose lleno de vida -metaforicamente hablando- con la que seguir adelante.
Había probado muchos tipos de sangre y ninguno le parecía asqueroso aunque si notaba distinto sabor, pero era sangre al fin y al cabo.

Tras un poco menos de un minuto paró. Se relamió el labio y con un pañuelo que se sacó del bolsillo limpió el frágil cuello de ella. No le había quitado demasiada, solo la suficiente para aguantar unas horas más.-Tan buena como siempre.`