Lanza y Escudo [Meredith]

Habían dejado todo en su lugar en la biblioteca, el chico no se despegaba de Meredith ni por un segundo, sonriente y entusiasta. Esta era una oportunidad única, algo que quizás jamás podría repetirse, lo que quizás más añoraba se lo habían puesto al alcance de la mano. Miró a Meredith por un momento, su confianza y fortaleza le asombraba sin siquiera llegar a mencionar su dulce amabilidad. En su interior agradecía que haya recurrido a él con tal historia, si algo tan antiguo caería en las manos de alguien prefería que fueran las de él o las de la propia chica.

La casa de la joven probaría no estar muy lejos de la biblioteca, era la primera vez que visitaría unas de las casas en el interior de la ciudad. De camino habían evitado cualquier tipo de conversación al respecto de su trabajo, hablaban nada más que de trivialidades compartiendo un momento ameno para desligarse de una difícil existencia. El rubio sonreía, la chica hablaba en un tono divertido, si alguien los viese diría que se conocían desde hace años y esa era la misma sensación que el cazador estaba experimentando.

- Siendo sincero, es la primera vez que visito esta parte del pueblo- se habían frenado frente a una hermosa casa de dos pisos, normal y que facilmente pasaría como un hogar de familia. Ese era unos de los principios para todo cazador, discreción. Se acercaron aún a las risas hasta la entrada, cuando Meredith le dio vuelta a la llave le pidió su permiso para abrirle la puerta y finalmente entrar tras ella- Tienes un muy lindo lugar, Meredith- Le hizo denotar denuevo con una sonrisa. Sin entenderlo se sentía muy cómodo allí, de hecho lo estaba desde su encuentro con la cazadora, existía algo en ella que lo mantenía con un sentimiento de...¿Seguridad? No podía creerlo pero era cierto, se sentía seguro a su lado. Nunca había dependido de alguien para ello.

-Aquí estamos, soy todo oídos - Guiñó un ojo y se cruzó de brazos, casi impaciente por lo que estaba a punto de escuchar.

Ambos habíamos guardado los libros en la biblioteca y habíamos recogido nuestras cosas, era una auténtica suerte que mi casa estuviera cerca de la biblioteca por lo que no tendríamos que andar durante mucho tiempo. Por el camino hablábamos de cosas sin importancia, que nos hacía soltar unas risas en algunos momentos, parecía que nos conocíamos de toda la vida, y para mí así era como me sentía, me alegraba de tener un amigo que encima era alguien con quien podía compartir mis secretos, un cazador, por lo que no tendría que estar mintiéndole.

Me dijo que no había visto esta parte del pueblo.
-Bueno es un pueblo bastante pequeño, pero con lo que tenemos encima ni tenemos tiempo para conocer muchas cosas, esta es la zona norte, Elena vive más en el centro.-dije con una sonrisa mientras subía los cuatro escalones del porche. Metí la llave en la cerradura y la giré. Ambos entramos en mi casa. Siempre la tenía bastante ordenada, pero eso sí, llena de libros, amaba leer e investigar.

Indiqué a Alek con la mano que podía sentarse, fui a la cocina y saqué un refresco y se lo di. Después me dirigí hacia una de las estanterías. Busqué el libro de Romeo y Julieta.
-El código estaba en las letras y en los signos de puntuación, el mensaje estaba mezclado en español y en morse. Me llevó un mes averiguarlo, una vez lo tenía era fácil descifrarlo, pero solo indicaba su lugar y sus poderes. Esa espada tiene magia, por lo que puede dañar a un vampiro normal matándolo, o hiriéndolo de gravedad, y con los originales puede debilitarlos.-expliqué con una gran sonrisa mientras me tomaba una soda de vainilla.

¡Elena! Durante todo el rato la presencia de la chica en su cabeza había desaparecido por completo, y se hubiese mantenido así a no ser por la mención de Meredith. Era curioso que por más que alegaba protegerla, jamás había visitado su casa por lo que se limitó a mirar en esa dirección y a imaginar como sería.

Al instante deslumbró el parte del porque la comodidad frente a su compañera cazadora, ella era la única humana que conocía su condición de cazador con quien no tenía que ocultar nada, solo ser él mismo. A pesar del tiempo con Elena y Alice aún no les había dicho nada, y seguramente no lo haría.Se enterarían solo cuando la situación no diera para más, cuando su rostro fuera el que tuviese que recibir un golpe en lugar de ellas.

La casa de Meredith era quizás muy cercana a la idea de hogar que tenia el Cazador, toda llena de libros y bien acogedora. Miraba la tapa de los libros a su alcance mientras esperaba que la chica volviese de la cocina a lo que le agradeció el refresco. Cuando sacó el libro que le había mencionado, sus ojos se posaron tanto en ella como el viejo escrito en sus manos. Se lo pidió para darle un vistazo rápido para comprobar rápidamente con sus indicaciones que lo que decía era verdad-Esto es increíble Meredith ¡Tenemos que conseguir esta espada! Con tanta criatura suelta, originales, híbridos, vampiros, quizás nuestras armas sean la única forma de equilibrar la balanza - Frenó su discurso al darse cuenta que la había incluido en todo plan sin preguntarle, incluso llegó a sorprenderse de la confianza que le dio con esa implicación-

Disculpa, asumí que irías pero no he considerado ni tu tiempo, tu vida e incluso tu seguridad. Si algo es certero es que esa cosa no la han dejado en un lugar que cualquiera pueda tomarla -agachó la cabeza hacia ella como símbolo de lo que decía aunque realmente consideraba que su ayuda en ello sería invaluable

Sonreí felizmente mientras escuchaba las palabras de Alek, lo mejor de todo era que me incluía en esta aventura, y me gustaba esa idea, era lo mejor que podía ocurrir, no tenía nada planeado, y eso era lo mejor que podía ocurrir en aquellos momentos. Entonces recordé que todavía no le había enseñado a Artemisa. Por lo que sonreí y cogí mi mochila, buscando mi arma, que se había convertido en mi compañera de aventuras. Al fin la encontré y la saqué, y fui hacia Alek para enseñársela.

-Esta es Artemisa, así como la ves, no parece nada más que una barra de metal, de plata exactamente, pero si pulsas este botón, se activa este mecanismo...-dije apretando un botón en forma de estrella, y la lanza se mostró, en una parte una brillante estaca de madera tallada en nogal negro, y en la otra parte una cuchilla similar a la de una katana en plata relucía brillante bajo la luz del salón.

Toda la lanza estaba con símbolos arcanos lo que la hacía muy hermosa.
-Nadie más sabe de la existencia de esta arma, solo aquellos que la han probado y muerto para no desvelar tal secreto.-dije mientras guardaba el mecanismo y guardaba a Artemisa en mi bolsillo de la chaqueta.-Ten en cuenta que estas armas son legendarias, más de leyendas que la realidad, solo auténticos cazadores las han encontrado y escondido para que no fueran encontradas más que para aquellos cazadores que son valientes y están dispuestos para ser legendarios.-dije sonriendo mientras le daba un trago a mi soda de vainilla.

Escuché a Alek, preguntándome que si no había pensado si quería ir acompañándole en su búsqueda.
-¿Estás loco? ¡pues claro que voy! yo descubrí su localización después de todo, juntos la encontraremos y contemplaremos su belleza. Ambas armas han sido forjadas por brujas, por los que en ellas ocultan una magia increíble que nadie conoce todavía Alek, cuando fui a por Artemisa, casi muero en el intento, hay trampas mortales, para asegurarse de que no la coja un cualquiera, y aún más para asegurarse de que quien la coja sean seres humanos o muy interesados en ellas, hay múltiples trampas para seres sobrenaturales.-dije con el mismo brillo en los ojos de cuando iba al encuentro de mi Artemisa.

No le quitaba ni le quitaría los ojos de encima estaba demasiado absorbido por la situación, su ser aún no llegaba a comprender como es que tenía frente a sí un artefacto de leyenda, pero lo estaba. Sentía la necesidad imperiosa de analizarlo, pasarse una noche entera o incluso más intentando dilucidar los mecanismos y misterios de aquél arma , pero la chica la había guardado casi tan rápido como surgían sus pensamientos.

-De nuevo no tengo palabras Meredith, sin duda son algo único. Debo felicitarte al encontrar la primera por tu sola, vamos que también has descubierto la locación de esta espada, ciertamente eres alguien mucho más fuerte que lo que se ve a simple vista. ¿Donde has aprendido todo lo que sabes? - La curiosidad lo estaba matando, y con cada segundo solo quería saber más y más y la otra cazadora parecía una fuente de sagrada sabiduría.

-Siguiendo tu linea de pensamiento, entonces estoy ante una legendaria cazadora, que honor Señorita Sulez- Inclinó su cabeza como simbolo de respeto, al instante ya estaba sonriendo lleno de emoción-
Suena justo, es más sería más seguro ir contigo dado tu conocimiento previo y no puedo clamar el premio siendo que el trabajo ha sido todo tuyo. -dio un par de vueltas, claramente interesado intentando decir algo que le resultaba dificil-

Meredith, temo estar abusando de tu confianza pero. ¿Crees que podríamos ir a por ella? Digo algo así como...¿Ahora? Bueno, en realidad necesito unos minutos para recoger mis cosas, pero podemos vernos en los lindes del bosque, estoy parando cerca de allí -Caminó un leve trayecto hasta la puerta de salida, impaciente- Si así es, preparate tan bien como puedas. No olvides llevar mucha agua -recomendó mientras se giraba para mirarla a los ojos. Le debería mucho a Meredith a partir de ahora, le había dado la pieza justa que estaba buscando. Se inclinó sobre su rodilla, con su brazo sobre esta y luego su rostro paralelo al suelo, como un caballero de antaño- Tiene mi más sincera gratitud, que sepas que cuando me necesites allí estaré - Volvió a ponerse de pie, y esperó con una sonrisa a que la chica abriera la puerta. La aventura estaba por comenzar.

Sonreí ampliamente al escuchar sus palabras. Su dulce voz era como música para mis oídos, adoraba escucharle y perderme en la profundidad de sus ojos azules, verlos brillar tan vívidamente al saber de la existencia de estas pocas armas únicas. Me gustaba muchísimo estar con él, y eso que apenas lo conocía de un par de horas. Le miré cuando me preguntó que cómo había aprendido todo esto que sabía, Y nuevamente mis ojos se ensombrecieron con la sombra del pasado.

-Bueno, pues mi historia no es nada bonita la verdad, todo empezó en mi sexto cumpleaños... estábamos en el jardín, con mis padres, mis tíos y mis abuelos. Justo cuando iba a soplar las velas tras pedir mi deseo, mi abuelo se alzó sobre mí con un cuchillo en la mano, vi la muerte en sus ojos, y venía a por mí, pero mi abuela se cruzó en su camino y ella fue apuñalada. Por suerte, pudieron retener a mi abuelo y tratar la herida a mi abuela hasta que llegó la ambulancia, y yo me alejé de todo el tumulto, y miré a un chico joven que no había sido invitado, mi abuelo mientras era llevado a la ambulancia para el manicomio, lo vió y gritó un nombre: Klaus.-hice una pequeña pausa para dar un sorbo a mi refresco.

Miré a Alek que con su mirada me preguntaba si era el mismo Klaus que el de ahora por lo que asentí brevemente.
-Tras eso, me alejé poco a poco de mi familia, no quería que volviera a pasar algo similar. A los trece años fui a ver a mi abuelo al psiquiátrico, y me contó que él había sido un cazador de vampiros, y que ese lo que había querido, era vengarse por perseguirle. Entonces me alejé de todos aún más, y con la escusa de una beca de estudios en Pensilvania, me alejé para saber más cosas de vampiros, allí conocí a una cazadora la que me ayudó a aprender el "oficio". Desde entonces fortalecí cuerpo y mente.-dije seria.

Miré nuevamente a Alek.
-Venga vayámonos a la aventura Alek.-dije mientras me iba a coger mis cosas.
-En media hora nos vemos en el bosque.-dije con una sonrisa de lado.

Off: Postea y abro en el bosque, pero postea antes con tu impresión al conocer mi historia xD

Sabía que la respuesta a su pregunta no sería un cuento de hadas ni mucho menos. No conocía hasta la fecha la historia de un cazador que estuviera lleno de momentos felices y buenas experiencias. Por un segundo se vio a él mismo reflejado en la chica, aún ambos tenían la suerte de que su familia estuviera viva -lo cual ya era una suficiente extraña coincidencia- aunque por razones diferentes ninguno de los cazadores frecuentaba un encuentro con la misma.

Se acercó con una mirada comprensiva y puso su mano sobre el hombro de Meredith- Sé que es difícil, pero vamos para eso nos tenemos unos a los otros. Te contaré mi caso durante la aventura, así tendrás algo con que entretenerte. Tu más que nadie sabe que las paredes de aquí tienen oídos por todas partes, y no quiero que llegue a Elena. -le guiñó un ojo, y había dado su palabra al respecto, lo qué aun no decidía era hasta que extensión le hablaría de él. Se preocuparía de ello luego.

Aunque sonreía y su temple se mantenía tranquilo, le había incomodado la mera mención del nombre de Klaus. Ahora entendía el porque lo quería muerto pero sabía muy bien que la cruzada que la chica tenía sería la más difícil de todas, incluida la suya propia. La voluntad de Meredith debía de llegar a niveles que nunca había visto.

-Te estaré esperando allí, era hora de hacer algo productivo. Ya sentía que me oxidaba - Dio un par de saltitos en el lugar para demostrar su energía en el asunto y cruzo el linde de la puerta- Nos vemos en media hora -se despidió al fin con una dulce sonrisa y emprendió el camino de vuelta a casa aún más animado que antes.