{#}¿Así es cómo se desahogan las penas por aquí? {Damon Salvatore}

No tenía nada que hacer, además estaba enfadada con todos los de mi círculo, estúpidos, Cassie, Cassie, Cassie, en torno a ella parecía girar todo, y era lo que más odiaba, encima, parecía tener más poder y todo bajo su control. Estúpida rubia oxigenada, cabeza hueca... Podría seguir así toda esta vida y la siguiente, pero prefería salir a despejar mi cabeza, por lo que en lugar de ir al instituto, cambié mi recorrido para entrar en un bar que me llamó la atención, el Mystic Grill. Me senté en la barra y pedí una coca cola zero.

El camarero no tardó demasiado y me la sirvió en un vaso de tubo de vidrio con tres hielos y una rodaja de limón. Me pasó la bebida y le pagué sin regalarle si quiera una sonrisa. No estaba de humor para eso.
No entendía como es que adoraban tanto a Cassie, si encima su padre le había transmitido magia negra, hasta Melissa ha empezado a salir con ellas más de lo que lo hace conmigo, parece que el habernos mudados a esta mierda de sitio lo había jodido todo de mala manera.

Yo era popular y tenía todo controlado, se hacía todo como yo quería, con Diana no tenía a penas contacto ni lo quería, encima Jake había venido aquí también y como no, para ver como se encontraba Cassie.
Di un largo sorbo a mi bebida y escuché que alguien más entraba en el bar.

Las cosas no le iban especialmente bien a Damon Salvatore. Desde la fiesta que dieron Klaus y los suyos habían cambiado muchas cosas. Después de confesarle a Elena que la quería y que ella le dijese que ese era el problema, decidió marcharse, dejando apagada de nuevo su humanidad y dejando aparecer al Damon de siempre, al que conoció Elena.
Desde aquel momento, cambió y se volvió otra vez un sádico. Disfrutaba con el sexo con chicas humanas controladas por él y se aprovechaba de ellas usando su control. Incluso acabó en la cama con la mismísima Rebekah, una de sus enemigas.

Si tuviese que contar de cuantas se había aprovechado en estos días sería un número muy elevado hasta el punto de ir a otros pueblos. Hoy le tocaba pasar el día aburrido como venían siendo todos desde hace un tiempo. Con todos en el instituto, lo único que podía hacer era irse al Grill a tomarse algo y comenzar el día de una buena manera para él.

Fue entrar por las puertas y ya sintió las miradas de algunas mujeres que había allí pero las ignoró para acercarse a la barra y apoyarse.-La bebida más fuerte que tengas.-ordenó y con una sonrisa miró hacia al lado para contemplar a la chica que tenía a su lado. Se quedó asombrado al ver que era aquella bruja que casi lo mató en el bosque.-Mira a quien tenemos. Antes que esto prefiero dar clases de historia.-dijo sarcásticamente.

Me giré al escuchar una voz sexy y bastante conocida, miré esos ojos azules que ya esperaba ver y sonreí de lado, pícara y con un poco de malicia. Agité mi vaso antes de hablar y di otro trago a mi refresco.
-Mira, puedes hacerlo, seguro que eres el que más sabe de todo el pueblo, después de todo eres uno de sus fundadores.-dije para que solo me escuchase él. Había estado investigando y ahora daría los frutos.

Sonreí al vampiro. Era muy guapo la verdad, y bueno, se le veía algo apagado respecto a la última vez.
-Bueno eso fue un error, lo siento, pensaba que eras de los malos que vienen tras nosotros, pero solo eres un chico malo, nada más. Y además estás aburrido como yo, tal vez podamos mantener una charla empezando de cero.-dije mientras extendía la mano hacia él manteniendo en mi rostro mi pícara sonrisa.-Soy Faye Chamberlain, una bruja del círculo de Pearl Harbour. Un placer.-dije con mi superioridad habitual.

Esperaba pasar una mañana entretenida, al menos por ahora, él era bastante similar a mí, y eso era algo divertido sin lugar a dudas.

Damon no pudo evitar soltar una carcajada cuando dijo aquello sobre su pasado. Seguramente ya supiese toda su historia y eso podía en desventaja al vampiro que no conocía nada de la bruja.-Debo reconocer que ahí has tenido gracia.-dijo riendo mientras llegaba su copa y le daba un sorbo largo notando como bajaba por su garganta imitando al ardor que sentía cuanto tenía sed.
La bruja se veía sexy y muy acorde a la personalidad de Damon que ya comenzaba a necesitar nuevos aliados. Después de su enemistad repentina de nuevo con Elena, se había quedado casi sin aliados ya que todos la apoyaban a ella. No le importaba sentirse solo, es más; le encantaba, pero siempre con unos límites pues aunque Nicole le ayudaba en todo solo era una humana, nada más.

Asintió aceptando las disculpas, algo raro en él pues hubiese preferido matarla pero no quería una muerte por ahora.-¿Yo de los malos? Soy malo solo que estoy en el bando de los buenos, pero eso no me convierte en un ángel.-se encogió de hombros. Tenía razón: él no era buena persona, lo sabía y no le importaba porque así no sufriría.-Pero bueno, supongo que acepto tus disculpas.-sonrió. El grill estaba casi vacío porque a estas horas todos trabajaban o asistían a la escuela.
-Damon Salvatore, no tengo que dar mas detalles porque deduzco que los sabes todos.-estrechó su mano.

Dio otro sorbo al vaso para volver a mirar a la joven.-Creo que ahora yo debo conocer mas de ti. ¿Qué haces aquí?-preguntó borrando todo rastro de amabilidad, necesitaba mostrarse así para obtener información.