Es mi primer dia..^[caroline]

Me levanté con unos extraños ánimos de ir a clase, por lo común eso no me emocionaba para nada, pero hoy tenía ganas de ir. Me levanté mirando el reloj, llegaba tarde, como siempre... me dirigí a la ducha a velocidad sobrenatural e intenté estar lista lo antes posible. Después de vestirme y maquillarme, me lavé los dientes mientras que con la otra mano sostenía el rizador de pelo que iba pasando por cada uno de los mechones dejándolos perfectamente colocados.

Abrí la nevera sacando una de las bolsas de sangre y bebiéndomela mientras preparaba las cosas necesarias para salir inmediatamente. Tiré la bolsa vacía a la basura cuando me la acabé. Me despedí de mi madre antes de irme, mi relación con ella había mejorado tanto desde que había aceptado que era vampira, que se había convertido en un gran apoyo.

Me subí al coche y después de ponerme el cinto y colocar los espejos, me dirigí al instituto. Lo dejé aparcado en el estacionamiento del mismo y salí cogiendo mi bolso y la carpeta, caminé por los pasillos casi vacíos, seguramente ya casi todos habían entrado en clase y yo ya llegaba demasiado tarde. El profesor de biología seguramente ya no me dejaría entrar, era un hombre demasido complicado. Al pasar por la puerta de la cafetería que estaba abierta, vi a una chica sentada sola, normalmente a esas horas no había nadie por ahí.

Entré mirando a los lados y viendo que no había nadie más. Mytics Falls era pequeño, aquí todos nos conocíamos o al menos las caras del resto nos sonaban... sin embargo, podría jurar que a esa chica no la había visto antes por ahí. - ¿Hola? ¿Puedo ayudarte? - pregunté mientras me acercaba a la mesa donde estaba sentada, vi que tenía una cámara de fotos en la mano, pero era demasiado joven como para ser una reportera o algo así. Debía de ser una alumna, y nueva. Sin duda, no había elegido el pueblo más seguro para mudarse.

Su mirada algo fija en mí por un momento me puso a la defensiva, Mystics Falls no era un sitio de casualidades, y una chica sentada sola en mitad de la cafetería era perfectamente sospechoso. Al tornar a mirarme de una forma tímida, me empecé a dar cuenta de que al menos no estaba ocultando nada, o eso parecía... y tampoco era vampiresa, algo que me dejaba más tranquila. "Chica nueva en Mystic" pensé para mí misma. Me preguntaba si realmente sabía donde se estaba metiendo.

- Claro, te ayudaré en todo lo que necesites - dije de una forma amable. Eso de ser "la nueva" no debería de ser fácil, así que pensaba ayudarla para que le fuera más fácil - te puedo acompañar a tu clase si quieres, yo también llego tarde, MUY tarde y probablemente el profesor de biología - poniendo mala cara mientras recordaba a ese hombre petudo y con cara de mal genio, para luego sonreir - ya no me deje entrar a clase...

- Encantada Alice, yo soy Caroline - sonreí amable - no conozco a ninguna otra Alice por aquí... ya verás que enseguida conoces gente y te integras en el lugar, como habrás visto no es demasiado grande... - dije animándola. La gente que venía llegando, casi siempre era bien recibida, aunque ignorante del peligro al que sería sometida durante su estancia en un pueblo como ese.

Oí que anteriormente estaba en el pueblo, trabajando en el hospital. Me picaba bastante la curiosidad como habían pasado de trabajar en el hospital, para regresar al pueblo a estudiar en el instituto... y sobre todo, si ya pertenecía a esta ciudad, si ya conocía algo de lo que ocultaba. Aunque a primera vista, no lo parecía. Se la notaría mucho más si fuera así, se la vería más a la defensiva... aunque nunca se debe de confiar en nadie. Al menos, podría saber si llevaba verbena.

Intenté volver a mi postura amable anterior. - ¿Y cómo que volviste a Mytics a estudiar en el instituto? - pregunté. Mientras me sentaba en la mesa frente a ella, dejé mi bolsó a un lado y los libros sobre la mesa. Al oír que conocía a Jer y Maguie, me inspiró algo más de confianza... el hecho de que conociera a Stefan me dejó algo más confusa, "al nuevo Stefan o al antiguo Stefan?" pensé para mí misma. - Ya veo que los conoces a todos... - dije con una sonrisa, tenía que averiguar si tenía verbena - Dime de que les conoces y que sabes de ellos, luego, olvida que me lo has contado - dije mientras la miraba fijamente, manipulándola mentalmente. No quería hacerle ningún daño, ese no era para nada mi estilo. Sólo quería asegurar la seguridad de Elena y Jer y del resto. Algún día, igual tendría la ocasión de disculparme con Alice por esta pequeña "obligación".

Así que había perdido el trabajo en el hospital... realmente ese dato no me importaba demasiado. Aunque desde ahí podría haber accedido a información o algo. Esperé a que ella acabara de contarme toda la historia. En un principio, todo parecía normal, su relación con Elena, Jer, Stefan, Maguie... me preocupó algo más su relación con Katherine, no se podría considerar como una buena compañía. Se heló mi gesto cuando oí que sabía sobre la existencia de vampiros, hombres lobos y brujas, eso no era bueno, para nada. ¿Por qué era que yo no sabía de la existencia de una humana sin protección que lo sabía todo? Y sobretodo, si lo sabía, como podía ir por ahí sin verbena...

- Lo siento, por lo que acabo de hacer - dije - me acabas de contar todo lo que sabes de vampiros, hombres lobos y brujas - dije en voz baja - no fue mi intención obligarte, sólo me quería asegurar de que fueras de fiar - sonreí un poco para que no se asustara demasiada - no deberías ir pr ahí sin verbena... podría ser peligroso, y más si sabes donde estás - le aconsejé sin decirle que era vampira, había quedado bastante obvio con la pequeña obligación a la que le dije que le había sometido.

Pensar que podías encontrar a alguien de esa manera tan casual y que no supiera ya todo, era irreal, habían muchos ignorantes en el tema en Mystics, pero cada día habían menos. Al menos me alegraba que por una vez, el encuentro no hubiera sido con una enemiga, que era lo más común, sino que parecía que había sido con una buena chica que por el momento estaba de nuestro lado. Si antes había dicho que no sabía a que se debía el cambio de Stefan, ni mencionó a Klaus, no sabía si conocía toda la historia. En parte, no saberla la tendría protegida de alguna manera, no iría buscando problemas. Si era humana y estaba de nuestro lado, se convertía en mi obligación cuidarla.

- Soy vampiresa - dije en voz baja y no sin antes cerciorarme de que seguíamos solas, la miré fijamente - recuerda todo lo que me has contado - le dije, dejando que sus recuerdos volvieran - estamos en paz... - dije con una sonrisa - no soy una de esas vampiresas que van por ahí manipulando la mente de todo el mundo, pero me preocupa la seguridad de todos nosotros... pero no te preocupes, de momento confío en ti - sonreí.

- Sé que no debí hacerlo, lo siento... ahora puedes contar con mi protección y ayuda. - dije, y luego oí su historia. Así que su padre era cazador, y ella sabía mucho de ello, sería una gran ayuda. De todas formas, un buen cazador siempre debería llevar verbena, mas qe nada para no ser manipulado por el vampiro. - Seguramente sabrás como protegerte, no dudo de ti... pero te conseguiré algo de verbena y así estarás más tranquila, de acuerdo? - dije con una voz amable.

¿Había mencionado a Klaus o sólo me lo pareció a mí? Mis oídos de vampiresa no podían equivocarse y haber oído el nombre de Klaus en lugar de cualquier otra cosa. Además, ese nombre había estado en casi el 100% de todas mis conversaciones últimamente. No sabía hacer otra cosa, sólo dar problemas, él en sí era un gran problema, enorme.

- No quiero obligarte para que me cuentes... así que prefiero preguntarlo esta vez, ¿de qué conoces a Klaus? No es alguien que se pudiera definir como buena compañía precisamente - me paré un momento - en realidad, ahora no se me ocurre otra compañía peor, ni si quiera Katherine... - puse mala cara. La verdad es que no sabía cual de los dos sería peor compañía, recordé como Katherine me había manipulado durante aquel tiempo... sin duda ninguno de los dos lo serían.

Correspondí su abrazo de buena gana y sonreí, parecía una chica muy dulce, sin maldad. Y era muy complicado encontrar a alguien así en esos momentos por Mystics. - La verbena... tendríamos que pedírsela a Bonnie o Elena, soy vampiresa no suelo llevar verbena encima por seguridad propia - dije con un ligero tono de broma. Miré mi anillo. - Lo único que llevo siempre encima es esto - dije señalándolo.

Oculté mi sorpresa al oír el nombre de Klaus. No era agradable oír su nombre, y mucho menos de una desconocida. Esa chica estaba metida hasta el cuello, si es que había tenido alguna relación con él, en todo esto. Y es no era bueno... sabía de vampiros, los conocía... conocía al peor de todos, pero no era capaz de usar verbena. Me empecé a plantear que realmente estaría manipulada por alguien más. Correspondí su abrazo con una sonrisa, parecía tan honesta que no podía pensar que realmente trayera algo malo debajo. - Entonces, encantada y seguro que nos veremos bastante, cualquier cosa que necesites me avisas...

- Lo de la verbena, tendré que hablar con Elena y Bonnie... no suelo tener a mi alrededor, en realidad, cuanto más lejos mejor - dije con una pequeña risa. No había tenido buenas experiencias con esa planta y cuanto más lejos de mí, e incluso de mi vista estuviera mejor. El simple tacto con ella causaba uno de los peores dolores que podía recordar, me quemaba literalmente la piel.

Vi como de repente se empezaba a poner nerviosa mientras hablaba rápidamente, además de decirlo por la forma en que lo hacía dejaba claro que tenía miedo, incluso mucho más que eso. Me alegraba de que tuviera también la protección de James, entre él y yo conseguiríamos que cuando todo esto acabara Alice siguiera a salvo. - Escúchame, tienes a un hechicero protegiéndote y ahora a una vampira... no te pasará absolutamente nada, cuando todo esto acabe podrás seguir sintiéndote segura y ser la misma de siempre... - no sabía si la idea de convertirse estaba en su mente, pero yo no estaría del todo segura de que eso fuera una buena solución.

- Gracias... - dije con respecto a su protección. Era una humana, realmente ella era quien la necesitaba, pero la experiencia con Elena demostraba que muchas veces las humanas también son de gran ayuda. - Haré todo lo posible por conseguirla - sonreí.