A little bit of Freedom ~ISabella~

Al salir no tuvo mas remedio que prender su chaqueta, el clima se había vuelto frío con el pasar de las horas y lo último que quería era pescar un resfriado. Caminó junto a Isabella por las calles del centro nuevamente analizando sus alrededores, esto no solo era necesario para su misión en Mystic Falls sino que el chico realmente disfrutaba de la vista. Al llegar a una gran Ducati negra ambos habían frenado, al joven le llevó un momento asimilar la realidad de la situación-
Un momento, esta es...¿tuya? Wow...- su timbre de voz lo delataba, estaba realmente asombrado por lo impactante del vehículo. Se agachó para poder ver la maquinaría con detalle, todo era sencillamente magnifico a sus ojos.
-Debo decir que ahora siento que me aprovecho de ti, prometo ser el mejor profesor de patinaje que jamás hayas tenido- cerró su mano derecha para sentir las llaves contra su piel. Sin llegar a dudarlo se subió a la motocicleta. Esta apenas se inmutó ante su peso por lo que el joven se dispuso a encenderla y con sus ojos cerrados disfrutar el ruido del motor al acelerarla en su lugar-
-Creo saber cual es el sitio, debo haberlo cruzado en mi camino hacia la pista. Vamos Isabella, la libertad nos espera aunque solo sean un par de calles- rió levemente mientras aceptaba y se colocaba aquél casco que la chica le tendía. Enseguida pudo sentir el cuerpo de su acompañante sobre la moto. Todo estaba listo.
-Sujetate Isabella, esto se pondrá interesante- Dejaron el lugar con ligereza. Los sentidos del muchacho enseguida se agudizaron por el mero hecho de ir conduciendo. El trayecto lo harían al límite de lo permitido, amaba la velocidad pero no rompería una regla ahora y menos aun dentro de la ciudad. El gélido viento no hacía más que fomentar esa sensación de libertad de los jóvenes. Pesé a ello no pasó mucho más que un minuto hasta que llegaron al Grill. El estacionamiento estaba casi vacío por lo que no tuvo problemas encontrando un lugar donde parar. El chico se quitó el casco y miro a Isabella con una sonrisa.
-Tienes toda mi envidia ahora, si no fuera por el hambre que tengo podría estar dando vueltas todo el día- bromeó a momento de dirigir su mirada al local- ¿Entramos?

Sonreí al ver la emoción que reflejaba el rostro y la voz de Alek mientras contemplaba la moto para después subirse a esta. Y no me sorprendía para nada su reacción. Al fin y al cabo era la misma que había experimentado en mi cumpleaños. Aún no me creía que me hubiesen comprado aquella preciosidad, aunque teniendo en cuenta que mi padre adoraba todo vehículo de dos ruedas que no fuese una bicicleta podía llegar a comprenderlo.
Cuando arrancó sentí el choque del viento contra mi rostro. Cómo adoraba aquello. Cerré los ojos para disfrutar del trayecto, aunque a penas durara un solo minuto. Abrí los ojos a regañadientes y me encontré con un aparcamiento semi-vacío. ¿Dónde se había metido la gente?. De acuerdo que nos encontrábamos en navidad y casi todo el mundo pasaba esas fechas en familia, pero no era ningún día de celebración.
-Tranquilo. Yo también me tiraría horas dando vueltas con ella –confesé con una sonrisa mientras asentía al escuchar su invitación de entrar. Caminamos hacia la entrada, acompañados por el silencio de la noche, y entramos para encontrarnos con un local en el que no había ese buen ambiente que solía respirarse.
Tomamos asiento en una de las mesas más alejadas de la puerta y mientras esperábamos al camarero observé a los presentes. Un grupito, que por sus cazadores debían de pertenecer al equipo de rugby del instituto, veían el partido que televisaban entre gritos y vítores mientras a lo largo de la barra un par de cuarentones bebían con la mirada perdida.
-Siento haberte traído a un lugar prácticamente vacío. Pero creí que habría más gente –me disculpé quitándome el abrigo para dejarlo sobre una sila vacía – ¿Y qué te ha traído a Mystic Falls? –le pregunté intrigada. Aunque si no le apetecía responder tampoco insistiría. Al fin y al cabo hacía menos de tres horas que nos conocíamos.

De camino hacia a la mesa habían pasado a los miembros del equipo de rugby del Colegio por lo que levantó la mano como signo de saludo hacia ellos. Le habían invitado unirse al grupo durante las prácticas pero amablemente tuvo que declinar, el rugby no era un deporte que lo atrajese demasiado y le consumiría tiempo del escaso que tenia. Se adelantaría a Isabella aprovechando que dejaba su abrigo para ofrecerle una silla en la cual sentarse, luego lo haría el mismo. Ante el comentario de la chica recordó que ya había pasado por este lugar antes y por lo general era muy bien concurrido.
-Ha de haber alguna clase de evento en algún lado, creo recordar que este es un lugar muy popular en Mystic Falls- dijo restandole importancia al asunto. Si la compañía era buena, no había porque hacer más problema al respecto. Se quedó un segundo pensando su respuesta. No podría hablar de Elena por lo que contesto lo que primero se le vino a la mente
-¿Te preguntas el porque de mi llegada a Mystic Falls? - su acento habia cambiado de manera natural, dejando a relucir su ascendencia alemana, continuaría así hasta terminar su respuesta- Escuché del lugar a voz de mi tutor quien estuvo aquí hace años, si lo escucharás hablar de esta ciudad te darían ganas de venir al instante. Necesitaba viajar a los Estados Unidos como parte de mi práctica del idioma así que, ¿Por qué no matar dos pájaros de un tiro? Bueno eso y además de que mi presupuesto esta algo limitado -se rió ante su ultimo comentario- ¿Que hay de tí? No me creo que seas una chica de un pequeño poblado de Virginia. Eso o mi juicio esta algo averiado ultimamente.