District 13: The Dark Days of Panem {Afiliación Normal || Foro Completamente Nuevo}

¿Qué hombre no ha presumido de tener el control sobre la tierra? Durante generaciones las grandes potencias mundiales han creído en sí mismas como salvadoras del mundo. ¿Hasta qué punto es cierto? Podrían luchar contra tiranos, guerras e injusticias, pero existía un enemigo superior al que ningún hombre podría hacer frente, la naturaleza.

Una cadena de desastres naturales provocó el caos en la tierra. Incendios, sequias, temporales incontrolados desembocados en tormentas, todo parecía inútil para unas personas que observaban impotentes cómo el mundo conocido era destruido. El nivel del mar creció, tragándose así grandes porciones de tierra. Rápidamente estalló una codiciosa guerra para hacerse con el poder del terreno que todavía quedaba, mas destruyó de manera brutal cualquier recurso existente. En las cenizas de un antiguo lugar llamado Norteamérica nació Panem, de manos de la ambición y la desesperación. La venganza de la Naturaleza se había llevado a cabo.

El territorio fue dividido en trece distritos, a cada uno de ellos se le otorgó una actividad específica. Ningún distrito sobreviviría sin el otro, estarían unidos. Se construyó un reluciente Capitolio, central del poder y las riquezas. Los ciudadanos de ésta capital gozaban de todos los lujos provenientes de Panem. Mientras en la mayor parte de los distritos morían de hambre, al Capitolio no le faltaba alimento, incluso se podían permitir malgastarlo.

Los ciudadanos del país no tuvieron más opción que aceptar el régimen dictatorial y tiránico que el Capitolio ejercía sobre ellos. Y es que, sabían que sin él, no tendrían opción de vivir. Las injusticias estaban a la orden del día y los abusos de la autoridad convertían a los habitantes en seres de trapo, sin voluntad propia. ¿Pero qué podían hacer más que callar?

¿Se puede mantener el control absoluto sobre cada uno de los ciudadanos de un país? La libertad había dejado de existir. Un comentario despectivo hacia el Capitolio era castigado como si de un robo se tratase. No permitían ni una sola falta de respeto hacia su autoridad. Los agentes de la paz, casi robotizados por el gobierno no contaban con reparo alguno para cumplir con las leyes de forma estricta. El pueblo de Panem estaba sometido.

El descontento general duró años, tiempo que malgastaron en cumplir con las órdenes de un Capitolio que solamente los necesitaban para llenar sus hogares de lujos innecesarios. Las tasas e impuestos comenzaban a crear una mayor pobreza entre los sectores de ciudadanos menos afortunados. Y es que, solamente podían gozar de una pequeña cantidad de los productos producidos para el auto-consumo. El resto era enviado al Capitolio, dónde solamente una mínima parte era enviada a los distritos. “El precio de vuestra tranquilidad”, alegaba el gobierno. Pequeñas huelgas entre trabajadores se vieron iniciadas, que hartos dejaron sus puestos de trabajo para así mostrar el descontento hacia el Capitolio. Cada uno de ellos fue aniquilado.

Sin embargo, su muerte no fue en vano. Seguidos de éstos, aparecieron grupos superiores, más y más habitantes se habían unido a la causa. Ya no tenían miedo, estaban unidos y podrían luchar contra sus opresores. Su unidad creó fuerza suficiente como para hacer retroceder al gobierno tiránico. Cada muerte era pagada con la unión de dos personas a la causa. ¿Acaso el gobierno se atrevería a asesinar a cada uno de los habitantes del país? El paso del tiempo los hizo crecer en número, ya no eran grupos minoritarios, los trece distritos de Panem se habían levantado en su totalidad contra el Capitolio.

Nos encontramos en pleno desarrollo de Los Días Oscuros, alrededor de dos años han transcurrido desde que el Capitolio dio la alarma de rebelión. Los trece distritos de Panem se han levantado en armas, hombres, mujeres, niños, ancianos, todos se han unido para derrocar al gobierno. Bombardeos repentinos y batallas en las calles, civiles y agentes muertos a plena luz del día. La situación en cada uno de los distritos está descontrolada, sin embargo, se ha mantenido una orden: seguir con sus vidas. Muchos de los alcaldes han sido asesinados u obligados a abandonar su puesto a la fuerza, los nuevos mandos se han aliado para cortar el suministro hacia el Capitolio. Pagarles con su propia medicina, una venganza demasiado arriesgada. Y es que, el gobierno del presidente Ulrich Harkov no permitirá ser manejado por los rebeldes. Destruirá a su propia gente si es necesario.

Todo transcurre en el Distrito 13, el foco de la rebelión. El alcalde Heller Danvert se convirtió en el rostro de la revolución, su manifiesto fue el vehículo del cambio, y su gente fue seguida por el resto de Panem. Cientos de charlajos son enviados diariamente para filtrar las conversaciones de los rebeldes. El gobierno quiere nombres. Representantes de éste se han trasladado al distrito para intentar así llegar a un posible acuerdo, sin éxito. La rebelión está dispuesta a destruir el Capitolio, por lo que periódicamente son enviados grupos de soldados rebeldes para llevar a cabo su misión. “Por cada ciudadano muerto del Capitolio, mueren dos rebeldes.”, anuncia la propaganda del Capitolio, ya que los ataques de éstos hacia los distritos levantados superan de forma inmensurable el número de muertos.

El Distrito 13 se ha hecho poderoso, mas los ciudadanos se deben adecuar a un régimen de vida con horarios estrictos. La obligación de continuar con sus vidas y no pausar la producción debe ser cumplida. Muchos ciudadanos del Capitolio han marchado al distrito a luchar contra la revolución, o unirse a ellos como rebeldes. La seguridad entre los civiles es mínima, ¿qué les asegura que no serán los próximos en morir? La energía nuclear es su principal arma. Son poderosos, más que cualquier otro, ¿pero hasta qué punto son conscientes de ello?