Fast Food [Reichen]

El vampiro aun se relamía los labios. Hacía apenas unos diez minutos una de las amables chicas de la preparatoria le había ofrecido muy amablemente algunas gotas de su sangre, claro que todo había sido por que Stefan había hecho mano de su encanto de vampiro para compulsionar a la joven y esta no se opusiera a que le brindará una suave mordida. Era lo menos que Stefan necesitaba para enfrentarse a un tedioso día de escuela donde a ojos de todos aun era el novio de Elena Gilbert aunque ahora pasarán menos tiempo juntos y en lo poco que se les veía se les podía notar enfurruñados, ella por que él era un animal como le decía y él por tener que seguirla para que no se abriera la cabeza.

Ahora había un receso en las clases, el vampiro había salido a las áreas verdes para tomar un descanso y exponerse un poco al sol. Llevaba puestas las mismas gafas negras con las que había llegado al instituto y estaba sentado en la mesa de madera mirando como un par de chicos lanzaban el balón. Esa actividad le trajo aun más recuerdos, su primera semana aquí y ya había formado parte del equipo de americano ahora él solo miraba, consideraba todo aquello muy humano y aburrido para gastar su tiempo, si acaso hubiera una vida como apuesta claro que el entraría al juego.

Así llevaba ya un buen rato, sumido en su aburrimiento cuando podría estar de cacería o en un bar bebiéndose la mayor parte de la cerveza o en casa terminando con al reserva de Damon otra cosa de las favoritas de este nuevo Stefan era enfadar a Damon con detalles como alfombras manchadas o botellas añejadas ahora vacías. Pero ni hablar, hoy se quedaría aquí solo para ver como funcionaba todo y ya mañana dejaría a la suerte la vida de la joven mujer. El vampiro quería asegurarse de identificar las caras nuevas de los estudiantes, no quería toparse con una sorpresa ni tener que correr como loco para evitar una calamidad; ya llevaba rato mirando a un grupo de estudiantes, una rubia que no conocía y un pelinegro que apenas le había visto pasar en la cafetería. Le miraba con atención, con demasiada a decir verdad, aquel chico alto, medio delgado no podía percibir a Stefan pues las gafas le eran de gran ayuda. Estaba en labor de investigador cuando el balón le fue a caer a los pies, el ánimo de Stefan se disparo entonces haciéndolo levantarse tomar el balón entre las manos y lanzandolo con fuerza al chico moreno que lo recibió con un dolor en la mano.
Lo siento amigo. Tienes que practicar la recepción, eres un poco malo le grito con una sonrisa en los labios antes de volverse para regresar a su lugar.

Reichen llevaba pocos días en la escuela, y ya era para él un dolor de cabeza. Era un completo desastre su alrededor por lo menos. James no se encontraba, y tenía un hueco en su interior. Le llenaba en cierta manera su ser, su espacio. Eso no le agradaba a Reichen demasiado, porque pensar en alguien más era a veces doloroso, y más cuando era alguien que en muy poco tiempo se había convertido en alguien muy importante para él. Se sentía solo, rodeado de mucha gente, pero sin nadie que le dirigiera el habla. Eso no detendría a Reichen para continuar con su día. Nublado o soleado, tormentoso o despejado, feliz e infeliz, tomaría la clase de Literatura. Una vez mas intentó abrir el casillero de la manera más normal posible. Y de nuevo, el candado falló. Fue entonces que con un ligero momento de concentración, el candado pudo abrirse mágicamente. Suspiró hondo, y con una sonrisa en los labios, abrió la puerta y tomó sus libros.

Iba caminando hacia afuera, cuando de repente,a lo lejos percibió algo o a alguien con la fuerza de un toro para poder lanzar un balón hacia un extremo demasiado largo. Era un chico que estaba vestido muy casual, y con gafas de sol. Se veía bastante atractivo y con una sonrisa un tanto cínica. Le llamó la atención su conducta, así que se quedó mirandolo detenidamente, desde los pies a la cabeza. No sabía si acercarse al chico o no. Reichen había aprendido a que las personas de Mystic Falls no eran las personas mas sociables del planeta, a menos que encajaras en algun círculo que conectara con otros.

Se quedó mirando a las gafas detenidamente, y entonces tuvo un momento de nerviosismo, cuando de pronto, las gafas salieron volando y aparecieron en sus manos. Fue demasiado rápido. Reichen volteó alrededor, y parecía que nadie lo habia visto.

Reichen entonces se quedó asustado, y quiso acercarse al chico para decirle que lo lamentaba, pero solamente se quedó parado congelado, sosteniendo los anteojos en sus manos y sin saber que decir. Solo parecia que abria la boca para decir algo, pero no podía articular palabra alguna.

El sol le pego con tubo. Nada protegía los ojos del vampiro y se sintió estúpidamente desprotegido. Jadeó por unos momentos debido a la sorpresa, su mirada se desvió de los jugadores de futbol, ahora buscaba con un grado de desesperación que le había arrebatado sus gafas así, de tal manera que él ni siquiera había podido levantar una mano para impedirlo. Su mirada paseo alrededor, lo primero que le vino a la mente es que podía ser obra de algún vampiro pero de haber sido aquello aquel ser se hubiera quedado para hacer alarde de sus habilidades. Stefan se extraño y con las cejas fruncidas casi tocándose la una con la otra paseo su mirada por los humanos más cercanos donde encontró su respuesta.

Un chico de cabellos oscuros estaba ahí de pie, parecía ajeno a la escena que se desarrollaba pues estaba rígido en medio del ajetreo de tanta gente que corría y reía a su alrededor. Stefan le miro una de las manos y encontró ahí su pertenencia, levanto la barbilla altivo contemplando al joven a quien ya no podía catalogar como humano, no había manera de robarle aquello sin ser un vampiro o en su defecto un brujo o como ellos se hicieran llamar.
A pesar de todo, de la tensión que había sentido y el enojo que ahora le embargaba el vampiro le sonrío y se acerco con paso lento.

El camino le fue sumamente placentero, puesto que a medida que se acercaba podía notar la tensión del chico así para cuando llego a él casi se sentía capaz de palpar sus emociones.
Levanto las cejas y suspiro pesadamente sin pronunciar palabra, le examino el rostro y le fue totalmente desconocido, un novato en Mystic Falls, tal vez no sería tan malo después de todo, Stefan no conocía a nadie con el maravilloso don de la magia a excepción de Bonnie Bennett quien le detestaba, tal vez podía ganarse un aliado.
Creo, que esas son mis gafas amigo ¿Te molestaría devolvérmelas? Así olvidaremos este pequeño incidente pronunció con un tono suave y conciliador.

- Yo... yo... es que... yo... -Casi hiperventilaba al hablarle al chico que se acercó por sus gafas. Reichen las sostenia en su mano derecha, tembloroso. Las acercó a la mano del otro chico, quien sonriente tomó sus gafas y Reichen rápidamente apartó la mano. Y se hizo hacia atrás.

El chico de cabellos alborotados, actitud imponente, muy guapo y sobretodo, muy fuerte por lo que Reichen vio cuando lanzaba el balón, se encontraba frente a él, temiendo lo peor, si su futuro era un ojo morado, dos costillas rotas, o simplemente un empujon con un toque iracundo de " Ten más cuidado a la próxima".En cambio, el chico le habló en un tono comprensivo y sutil, sin algo agresivo escondido.

- Disculpame, de verdad. Yo... yo tambien deseo que esto se quede aquí. Nadie vio esto al parecer, así que, será mejor que sigamos nuestros caminos. Por favor... te lo suplico, no le vayas a decir a nadie.- Le habló en un tono suplicante. - Llevo pocos días aquí, y sinceramente la gente no me puede dejar de llamar "fenómeno". - Su corazón comenzó a dar tumbos de repente, el miedo se estaba apoderando de él de nuevo, pero esta vez debía controlarse si no quería tomar otros anteojos de nuevo.

Bajo ese ritmo Stefan era capaz de bailar. Su corazón palpitaba con fuerza, Stefan lo disfrutaba le daban ganas de palmear las manos solo para llevar el ritmo como si se tratase de una canción, en lugar de ello el vampiro tomo las gafas de manos del joven hechicero y se las coloco en el borde de la playera.
Cálmate, no tengo nada que disculparte, tienes la actitud como de alguien que va a ser asesinado y no pretendo hacerlo. Ni tampoco voy a golpearte por lo que puedes quitar la cara de sufrimiento le dijo con una leve sonrisa en la boca sin perder de vista los ojos del chico.

Stefan movió el cuello de un lado a otro hasta que este le trono y se sintió menos estresado.
No voy a llamarte fenómeno si me dices tu nombre, de lo contrario no tengo más que decirte "El chico que robó mis gafas" bromeo un poco el vampiro para ayudarle al muchacho a romper la tensión, al presentarse ni loco le iba a dar la mano quería explorar las capacidades del joven, poner a prueba cuanto necesitaba para darse cuenta de que su acompañante era un vampiro de pies a cabeza y por cierto, con hábitos muy muy malos.
Soy Stefan Salvatore le dijo apagando su sonrisa después de pronunciar su nombre. El vampiro esperaba tener un nombre a cambio y una plática fluida, el mayor contacto que había tenido con alguien que poseía magia era con brujas y vamos que las mujeres eran bastante quisquillosas y prejuiciosas cuando lo veían, esperaba que al ser un hombre el chico fuera menos paranoico.

Reichen sonrió a aquel apuesto chico con porte de chico malo, lo cual le daba cierto encanto. No parecía agresivo, sino que al contrario, se veía de lo más amable con él. Quizá podría ser su oportunidad de hacer amigos nuevos, pensó para sí mismo. En los últimos días desde su llegada a Mystic Falls, la vida social de Reichen estaba nula, y si acaso James era su único amigo, las cosas con él se habian tornado un tanto raras, a fin de que apenas y se hablaban. Esta vez decidió que las cosas serian diferentes y que no se comportaría como un fenómeno, si no que al contrario, será la persona mas normal y ordinaria del mundo.

- Hola, soy Reichen Morgan - Dijo con una sonrisa amable, despues del susto que se había llevado por el incidente telekinético- Llevo apenas un par de semanas aquí en el colegio, pero parece que me voy adaptando al estilo de vida de este pueblo. Y tú por lo que veo te va de maravilla. Algun día deberías enseñarme a lanzar un balón así- Y soltó una leve carcajada - Oye, creo que necesitaré mas bien controlar mis lanzamientos y mis recepciones, si no quiero tener el balón o las gafas de sol de alguien mas.

Comenzó a sentirme más cómodo con la compañia de Stefan Salvatore, y despues de su pequeña introducción, comenzó la charla con él, la cual parecía que se pondría interesante.

- Oye, de verdad, espero que por favor no le digas a nadie esto, me pondría en un gran aprieto, sé que es mucho pedir, pero, quiero llevar una vida normal aquí y... no sé, andar por ahí moviendo objetos con la mente no es algo que quiera en mi vida estudiantil. - Habló con un tono de voz un poco bajo, su secreto era algo que si se revelaba, lo pondría en peligro.